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Arte e Ideas

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Integran la Comisión (expandida) de Cultura

Diputados ven a la cultura como un servicio a otorgar más que como el derecho constitucional que es.

Forma es fondo. En la instalación de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados (ahora también de Cinematografía), esto se evidencia a través de una serie de acciones simbólicas: la presencia de la presidenta de Conaculta con un grupo de los funcionarios de las principales instituciones de difusión cultural, una buena parte de los directores de Institutos Estatales de Cultura. El posicionamiento de los diferentes partidos representados en la comisión, la presencia de un invitado especial y también de ausencias evidentes.

Formalidad y formalismo se dieron la mano con la presencia, como hace tres años, de Consuelo Sáizar y sus colaboradores. Pero lo que en la anterior legislatura significó un impresionante acto, aquí sólo fue el espaldarazo a la presidenta de la comisión: la panista Margarita Saldaña, y así impresionar a los diputados que no dejaban de señalar su poder de convocatoria. Claro, la asistencia de los funcionarios contrastó con la escasa presencia de representantes de las comunidades artísticas y grupos sociales.

Otro acto simbólico fue la intervención de los diputados de todos los partidos con aire de compromiso, de incesante llamado al consenso. Una necesidad evidente por las diferentes posiciones que más que diversas, fueron ejemplo de una dispersión en conceptos de cultura y políticas públicas inclusive entre diputados del mismo partido.

En escasos momentos aparecieron visiones más cercanas a la realidad y a las necesidades de las personas. Festejaron resultados, llamaron a ampliar la infraestructura a través del presupuesto a cultura, a otorgar becas, construir casas de cultura en cada municipio, etcétera. La mayoría de las intervenciones vieron a la cultura como servicio a otorgar, como bienes a masificar. Nadie habló de ella como el derecho ya incorporado a la Constitución. Al menos Margarita Saldaña la relacionó a la educación, pero tendremos que saber cómo se hará.

Consuelo Sáizar insistió en la Política Cultural del Siglo XXI, un propósito a lograr en el momento que vivimos. Sin embargo, habría que redefinir las políticas culturales que necesitamos. No quedarnos sólo en la idea de que el uso de las nuevas tecnologías es la panacea cuando sabemos que el acceso a ellas es limitado. Habló de racionalizar la inversión en infraestructura y de esa idea de México promotor del español, por la cantidad de los hispanohablantes que existen. ¿Y que tal la necesidad de equidad y participación social? Temas pendientes al igual que la definición del marco jurídico de la institución.

Algunos diputados pedían una serie de compromisos a una funcionaria a la que sólo le quedan 30 días en el puesto. Lo concreto llegó de la diputada del PRI Angélica Carreño, quien pidió una comisión para cumplir los compromisos de recursos etiquetados de 2012 que aún no se entregan.

Los diputados se esmeraban en destacar al director Alfonso Arau como invitado especial . Su asistencia se enmarcaba en la incorporación de Cinematografía a la Comisión de Cultura. Un mensaje permea: el cine es cultura. Es cierto si se considera su dimensión de obra de arte y expresión cultural. Pero también es industria, por ser un producto de consumo, inmerso en el mercado, creador de empleo y recursos económicos que aprovecha los avances tecnológicos. Entonces podemos leer entre líneas, la intención de separarlo de la Comisión de Radio y Televisión es dejar el terreno abierto para las propuestas de estos medios electrónicos regidos sí como industria. Además de evitar propuestas incómodas, como la de ampliar el porcentaje de pantalla al cine mexicano. En resumen: el cine es cultura y no negocio; la TV y la radio sí son negocios y no cultura.

El siguiente paso será definir la Agenda Legislativa y la incidencia en las políticas culturales, con participación de la sociedad a través de diversos interlocutores: un consejo asesor, sociedades gremiales, organizaciones artísticas, culturales, sociales y ciudadanos, quienes deberán tener más voz que la que se les otorgó el día de la instalación. Entonces sabremos los alcances y compromisos de la Comisión de Cultura y Cinematografía.

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