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La bella desnudez griega
La muestra incluye más de 100 piezas de valor incalculable; todas, obras de la era clásica greco-latina, con algunas piezas que fueron halladas en la región de África helenizada; es un verdadero dechado de historia del arte.
Qué bello es el cuerpo humano. Tan complejo y tan sencillo como su desnudez. Nada mejor para expresar la fascinación de los seres humanos con su cuerpo que el Discóbolo griego.
La escultura más conocida de todo el arte de la Grecia clásica, ese joven que en su pose conjuga la acción con el balance, está de visita en México. Sólo por echarle un vistazo hay que ir a Cuerpo y belleza en la Grecia antigua, exposición original del Museo Británico que a partir de hoy y hasta enero próximo se detiene en el Museo Nacional de Antropología e Historia.
La muestra incluye más de 100 piezas de valor incalculable; todas, obras de la era clásica greco-latina, con algunas piezas que fueron halladas en la región de África helenizada (la que conquistara Alejandro Magno). Un verdadero dechado de historia del arte. La exposición se creó originalmente para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, y ha recorrido distintos lugares del mundo. México es su última parada antes de regresar a Londres, a tiempo para los Juegos del 2012.
Más allá del valor histórico de la exposición está el valor estético intrínseco a cada obra. Es fascinante cómo nuestro concepto de belleza no ha cambiado tanto, lo mucho que en nuestra percepción occidental sigue permeando la mirada griega.
Todavía más fascinante es reflexionar en lo que sí ha cambiado: la desnudez como acción moral. Mientras que para los griegos antiguos la desnudez era para los dioses y para los héroes, un símbolo de su superioridad moral, hoy, muy judeocristianamente, para los occidentales, la desnudez pública es ideal sólo para servidores sexuales. El cuerpo en todo su esplendor sólo puede apreciarse tras puertas cerradas.
Cuerpo y belleza en la Grecia antigua está dividida en 10 secciones; entre ellas, una dedicada solamente a la figura femenina. Llama la atención, sin duda, pues tal parece que usualmente el arte griego está dedicado al desnudo masculino. La imagen femenina más representada es la de la diosa Afrodita. A decir de Ian Jenkins, curador de la muestra, los griegos retrataban con mucho temor. Creían que si no le hacían justicia, quién sabe qué castigo les mandaría .
El arte de este recorrido es el creado por una cultura que sentía que los dioses caminaban a su lado.
cmoreno@eleconomista.com.mx