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Lo que Moctezuma y Atahualpa tuvieron en común
En ambos casos, se trata de grandes estrategas militares que vieron crecer su imperio y también lo vieron desmoronarse, relata Eduardo Matos Moctezuma. Opina que la próxima administración deberá abogar por más presupuesto para el INAH.
Moctezuma Xocoyotzin y Atahualpa comparten un paralelismo de gloria e infortunio. Se trata de los dos últimos soberanos de los imperios mexica e inca antes de la llegada de los conquistadores y a quienes les correspondió negociar, lidiar y perecer ante el avasallamiento de los ibéricos.
En ambos imperios, a la par del arribo de los penisulares, había un descontento político por el poder, y esto fue definitivo para ambas civilizaciones, más aún en el caso mexica: fue un factor que debilitó la resistencia y facilitó la conquista.
Si bien en la gran mayoría de los libros históricos que se han publicado hasta la fecha, tanto Moctezuma como Atahualpa son figuras centrales, rara vez el tratamiento sobre ambos es individual, de primer plano. De ahí la idea detonante del libro Moctezuma y Atahualpa. Vida, pasión y muerte de dos gobernantes (Tusquets, 2024), escrito a cuatro manos por el arqueólogo y antropólogo Eduardo Matos Moctezuma y su par, el historiador, antropólogo y catedrático peruano Luis Millones Santagadea.
En entrevista, el fundador del Proyecto Templo Mayor explica que la publicación aborda una dimensión más personal, más cercana a las figuras de estos dos hombres de política, de guerra y aristocracia. “Ambos vieron cómo surgió su propio imperio, pero también les tocó ver, y eso debió ser terrible para ambos, cómo se desmoronaba y cómo ambos fueron hechos prisioneros. A ambos se les exigió oro. Moctezuma lo mandó a colectar y Atahualpa, ya hecho prisionero, trató de conseguir su libertad ofreciendo cargas de oro y plata, y lo cumplió, pero el que no cumplió con el trato fue Francisco Pizarro y lo ejecutó en Cajamarca”.
Había descontento político
“El imperio de la Triple Alianza, que encabezó Moctezuma junto con los señores de Texcoco y Tacuba, fundamentó su economía en la agricultura y en el tributo con el que obligaban a las poblaciones indígenas conquistadas. Este tributo era muy oneroso y, evidentemente, había un descontento por parte de los grupos sometidos por el yugo”, explica Matos Moctezuma.
“Cuando Cortés llegó en 1519, primero a la Península de Yucatán, fue recibido de forma violenta, pero cuando llegó a lo que hoy es Veracruz, la actitud cambió por parte de los locales. Los totonacas que habitaban esa región fueron a presentar a Cortés su descontento por estar sometidos al señor de Tenochtitlan. Cortés aprovechó la situación para convencerlos; encalló las naves, que no las quemó como se nos decía en las escuelas, y con el apoyo local comenzó a preparar el avance hacia Tenochtitlan. Fueron miles y miles de indígenas que poco a poco se fueron uniendo a los conquistadores”.
Algo similar sucedió en el imperio inca. “Cuando Pizarro llegó a la región andina, había una guerra interna entre las huestes de Atahualpa y las de su hermano Huáscar por hacerse del mando”.
Representaban al Sol
La política, la retórica, el liderazgo a partir de la lengua hablada, fue fundamental para la gobernanza en el imperio mexica, y Moctezuma fue un gran político en ese sentido, así como un destacado estratega militar.
Para ser gobernantes en el pasado prehispánico, comenta, “había factores determinantes para la elección. Entre ellos, el haber destacado en la guerra, y Moctezuma fue un destacado estratega. Se dice que sus opiniones en el aspecto militar siempre eran bien aceptadas. Finalmente, la guerra era por el tributo, tenía un evidente sentido económico. Se trataba de conquistar otras poblaciones para hacerse de sus productos, más que para tener más tierras o imponer su lengua”.
Otro factor fundamental para la elección del tlatoani, complementa, era su religiosidad. Es decir, había que tener el control ideológico y también el de la milicia. Asimismo, un tercer factor primordial era que el aspirante a tlatoani debía de ser miembro de la nobleza.
Estas características son similares en lo general con el proceso de elección de los gobernantes incas. En ambos casos, destaca Matos Moctezuma, “tanto el inca como el tlatoani representaban al Sol, es decir que ante la población eran figuras de gran jerarquía, tenían una presencia muy fuerte para la población que gobernaban y, claro, de odio para las poblaciones sometidas”, y por ello, “en ambos casos había intrigas palaciegas”.
Más presupuesto, esencial para tareas del INAH
Finalmente, se consulta al ganador del Premio Princesa de Asturias en Ciencias Sociales 2022 acerca de los derroteros por asumir para la próxima administración federal en materia de antropología y arqueología.
“Han habido muchas críticas a lo concerniente a cultura y ciencia. Se restringieron presupuestos y eso ha repercutido de manera muy fuerte en el ejercicio. A los museos se les ha cortado el presupuesto, por ejemplo, en materia de custodia, sobre los vigilantes que, imagínate, son los encargados de cuidar el patrimonio de los recintos y zonas arqueológicas. Y eso es preocupante. Incluso se han limitado los enseres esenciales para el funcionamiento de los centros de cultura, donde se resguardan nuestros acervos. Es de esperar que la próxima administración tome cartas en el asunto y empiece a resolver la situación”, comenta Matos.
Por otro lado, señala, “las plazas de investigadores que han quedado vacantes en el INAH no se han repuesto, no se ha citado a concursos para recuperar la presencia de profesionales que cumplan con las obligaciones del Estado”.
Sobre el perfil de quien deberá dirigir el INAH en el siguiente sexenio, Matos opina que “debe ser una persona capacitada que tenga el interés en llevar a cabo una renovación en temas de presupuesto”.