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Arte e Ideas

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Moncayo recibió gran homenaje nacional

Felipe Calderón entregó a José Ángel Córdova Villalobos el paquete conmemorativo para distribuirlo en bibliotecas.

Pese a los aguaceros inclementes, el tránsito endemoniado de la ciudad de México, las marchas, la proximidad de las elecciones del 1 de julio y la incomprensión de las autoridades del INBA, que no supieron subirse a tiempo a este carro, hubo homenaje nacional a José Pablo Moncayo (1912-1958) con motivo de los 100 años de su nacimiento. Claro que lo hubo y se impuso un rotundo reconocimiento al autor del segundo himno nacional , cosa que hasta ese momento ningún otro músico mexicano había recibido en este país.

El hecho es de suma importancia ya que a las nuevas generaciones nacidas de los 80 para acá poco les decía, si no es que nada, el nombre Moncayo; ahora lo conocen y saben que pueden estar orgullosos de este gran mexicano universal, talentoso, nacido en el estado de Jalisco.

Fuimos testigos de un público contento, emocionado hasta las lágrimas al oír su Huapango en los principales auditorios y espacios culturales de México, gritar vivas y pedir más Moncayo, llegando a contabilizarse en los últimos días alrededor de medio centenar de orquestas y grupos (unos 600 artistas) involucrados en sus homenajes, al lado de conferencias, cátedras, discos, videos, discursos, notas de prensa, televisión radio, Internet… ¡Hasta aparecieron discos compactos piratas con la música de Moncayo y su época, de a 30 pesos! Todo un país unido en torno de uno de sus hijos más notables.

El punto culminante fue la ceremonia de homenaje el viernes 29 de junio en el recinto cultural más importante de México, el Palacio de Bellas Artes, al que acudió el Presidente de la República para entregar a José Ángel Córdova Villalobos, a la sazón secretario de Educación Pública, el paquete conmemorativo de este centenario para su distribución en las bibliotecas del país. El paquete contiene ocho discos compactos y 10 libros, entre los cuales se encuentra la biografía de este jalisciense ilustre, así como la edición facsimilar de las partituras de 30 de sus obras, varias de ellas con apuntes del propio compositor.

Respecto de esto último, el especialista y crítico musical Lázaro Azar, explicó que se trata de todo el material que hasta ahora ha aparecido, pero faltan obras de juventud que no han podido ser recuperadas.

En su intervención, antes de que comenzara el concierto programado a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), dirigida por Carlos Miguel Prieto, el presidente Calderón explicó que hoy, por primera vez, vamos a poner la obra completa de Moncayo a disposición de los músicos del mundo o de todo el que quiera escucharla . Antes se escucharon abucheos y aplausos (que acallaron a los primeros) al Presidente.

Sin embargo, el concierto en el Palacio de Bellas Artes del viernes 29, que debía ser la cúspide de este homenaje, resultó plano, aguado como el clima, con una Sinfónica Nacional que se dedicó sólo a seguir la partitura sin mayor entusiasmo. Al grado de que Carlos Miguel Prieto pidió a la Sinfónica Nacional (el público lo exigió) tocar por segunda vez el Huapango , pero ahora con más ganas . Además, horas antes del concierto del viernes 29 de junio, todavía el maestro Prieto insistía en mantener el programa original establecido por el INBA; es decir, tocar solamente el Huapango hacia el final del concierto 17 de la OSN al lado de piezas de otros autores ajenos a la conmemoración, porque para estas fechas el maestro había invitado a una pianista extranjera y no quería quedar mal con ella. No nos explicamos por qué el INBA quedó relegado de este homenaje o bien por qué marchó a regañadientes, con el freno de mano puesto. De no ser por la intervención de Conaculta, el gran homenaje nacional a Moncayo se hubiera frustrado en gran parte.

Finalmente hicieron rectificar a Carlos Miguel. Recibió la orden de que la OSN debería dedicar todo el programa a Moncayo: Amatzinac , Cumbres , Bosques , Sinfonietta y Huapango .

Una actitud similar mostró el joven director Carlos Miguel en el Auditorio Nacional durante el concierto-homenaje Moncayo y su época, en el que la pieza más brillante, mejor trabajada, no fue una de José Pablo Moncayo –como correspondería-, sino la espectacular pieza La noche de los mayas de Silvestre Revueltas, en la que se dio una verdadera avalancha de percusiones y un derroche con su dotación de instrumentos prehispánicos.

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