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Necesaria, hoy más que nunca
Desde 1955, el certamen World Press Photo existe para recordarnos la importancia de la libertad de prensa.
El primer World Press Photo se celebró hace 60 años, cuando un grupo de periodistas europeos reunido en Holanda decidió escoger las mejores fotos publicadas por los medios del mundo. Una celebración y un observatorio de lo que es noticia alrededor del globo. Diversas categorías se han ido agregando al premio: noticias generales, deportes, vida cotidiana, historias (que premia fotorreportajes formados por varias fotos), gente y otras.
Durante seis décadas, el World Press Photo se ha vuelto también un aviso. ¿De qué? De los peligros que enfrenta la libertad de expresión en diversos países.
La foto ganadora del primer lugar este año es un gran ejemplo de esta misión. En la placa, que parece una pintura de claroscuro, dos hombres jóvenes comparten un momento de apacible intimidad. Su actitud es de reposo, a pesar de que su derecho a vivir una vida en pareja zozobra en su país. Jon y Alex son una pareja gay que vive en San Petersburgo, Rusia, donde la vida de las personas homosexuales se ha vuelto peligrosa; se les discrimina desde las actitudes cotidianas de la gente y, aún más detestable, desde la ley. La libertad de expresarse en todas maneras siendo gay en territorio ruso es una forma de heroísmo.
La foto es obra del danés Mads Nissen y forma parte un reportaje gráfico sobre el tema. Nissen trabaja en el diario danés Politiken y su trabajo se ha publicado en medios como Newsweek y Time.
La pieza de Nissen forma parte principal de la exposición World Press Photo, la muestra que recorre el mundo mostrando las fotos ganadoras cada año del certamen.
En México, la sede de la exposición es cada año el Museo Franz Mayer. La llegada de las fotos marca la llegada del principio del otoño a la ciudad de México. Es toda una tradición.
El recorrido consta de la selección de las ganadoras en todas las categorías. Son 13 placas de los más diversos temas.
Otra de las ganadoras es preciosa: dos niños se abrazan, uno susurra en el oído del otro. Por su ropa es claro que son pobres. Se trata de dos chicos de Moldavia, el país más pobre de Europa, y están celebrando el cumpleaños de uno de ellos. La foto parece sacada del pasado comunista. El principal producto de exportación del país es la gente: un tercio de su población ha salido en busca de un trabajo mejor pagado. Se marchan sobre todo a Rusia. La autora es la fotógrafa Asa Sjöström, quien trabaja para la UNICEF además de para medios globales.
En México pasamos por un momento en el que la libertad de prensa está en juego; los periodistas mexicanos luchan contra el crimen organizado pero también contra la corrupción interna del Estado.
Hoy todo lo que nos recuerda World Press Photo es la lucha cotidiana de la gente común, la necesidad de contar esa lucha, la importancia de la voz testimonial del periodismo y el riesgo que significa ese contar historias reales resuena esto dolorosamente en suelo mexicano.
Necesaria, hoy más que nunca la exposición sirve como inspiración y como declaración. Aquél que cuenta historias nunca está solo, siempre que le prestemos nuestros sentidos. Seamos, pues, buenos testigos nosotros también.