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Nuestra pequeña Corea
Hoy el Archivo Gustavo Casasola nos arroja una joya: una mirada a la calle de Florencia hace varias décadas, en la que se ve clarito el Ángel de la Independencia y solitaria la avenida.
Hoy el Archivo Gustavo Casasola nos arroja una joya: una mirada a la calle de Florencia hace varias décadas, en la que se ve clarito el Ángel de la Independencia y solitaria la avenida.
Actualmente Florencia es una de las calles más transitadas de la ciudad y está llena de gente, negocios, en fin.
Pero lo que quería decir es que en Florencia está uno de mis lugares predilectos: el Café Gurunaru.
Como tantos sitios en la colonia Juárez, el Gurunaru es de ascendencia coreana. Un pedacito de Seúl que voló medio mundo y llegó a instalarse en la calle de Florencia. Si leen esto y deciden darse una vuelta, pidan un pan de mantequilla con todo y un vino soda. Por favor. Por mí.
Por cierto: ¿cuándo comenzó a convertirse la Juárez en nuestra pequeña Corea? A finales de los 90. Llegaron y primero decidieron no relacionarse con su nuevo país. Pero poco a poco comenzaron a abrirse y a hacer que sus negocios — como decenas de tienditas que venden verduras fabulosas— amigables para sus vecinos mexicanos.
Hay grandes restaurantes coreanos en Florencia, Génova y sus alrededores. Yo recomiendo en especial el Goguinara que está en el corredor peatonal de Génova, un lugar de carnes excelentes y que vende el mejor kimchi (col fermentada y especiada) de toda la pequeña Corea.
Otro sitio que no hay que perderse es el famoso karaoke coreano, el London 167. A los coreanos les encanta cantar y la verdad es que a nosotros también, así que el lugar es un éxito. El mejor karaoke de la ciudad.