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Arte e Ideas

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Olvido y memoria, un péndulo para sobrevivir

El autor de La Oculta y El olvido que seremos habla de violencia, cómo sobrevivir a ella y la necesidad de la música en la literatura.

Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) vivió la violencia en carne propia. Una violencia despiadada, malvada, muy pegada a la historia de su país. En 1987 le mataron a su padre, médico y activista por la paz y la equidad en Colombia, de modo artero: a balazos, en el funeral de un amigo, acechado por los paramilitares sólo por luchar por un cese de guerra en Antioquia.

A Abad este hecho le dejó un dolor que describe como insoportable . Su modo de sobrevivir fue el olvido y luego, a modo de péndulo, el recuerdo. Por eso escribió su novela El olvido que seremos (Seix Barral).

El primer impulso es el olvido. El dolor es tremendo cuando vives la violencia extrema de manera personal, íntima. Si no olvidas, la vida se te vuelve imposible. El que no olvida se envenena: primero por la tristeza, luego por el rencor y al final por el resentimiento , comentó Faciolince en entrevista.

Pero, como explica el escritor, hay de inmediato (o no tanto, tras un tiempo de duelo) una necesidad del recuerdo, especialmente para el escritor.

Viene la obligación moral del recuerdo, el deber de contar, sobre todo para un escritor que debe dar un testimonio , dice. Y explica: Se trata de denunciar la injusticia, el dolor de la injusticia, para que no se repita, para que el lector sienta también el deber ético de rechazar esa injusticia .

Y cita a Shakespeare: Es el hecho de la representación, como hace Hamlet: representar en una obra de teatro cómo le mataron a su padre. Representar y luego vengarse, que es lo que hace Hamlet. Yo creo que es más de nuestro tiempo limitarnos a la representación; que sea la representación nuestra venganza: la venganza histórica .

Con oído, la letra entra

Abad Faciolince estuvo en el Hay México de este año para charlar con el escritor italiano Paolo Giordano autor de La soledad de los números primos sobre lo literario.

También charló con la periodista Mónica Maristain sobre su obra y de manera especial sobre su novela La Oculta (Alfaguara), la cual narra la historia de una familia y su relación con su finca ( un rancho, como dicen ustedes , se ríe Abad) durante la historia moderna colombiana.

Era una novela fracasada, que me parecía rural, anacrónica , dice. Regresé a ella por desesperación, no tenía otra historia, pues la historia en la que estaba trabajando se me había perdido .

La Oculta es como una hidra: una narración de varias cabezas. Sus protagonistas son los tres hermanos Ángel: Antonio, Eva y Pilar. Antes estaba narrada en tercera persona, por un narrador que lo sabía todo, no sólo de los hermanos, sino de la historia colombiana. No me la creía nada.

Y luego, cuando regresé a ella, me puse a reescribir en un cuaderno los hechos que esa voz omnisciente iba contando. Y decidí darle a cada hermano una parte para contarlos: a Antonio, la época de la colonización de Antioquia; y a las dos hermanas dos sentimientos contradictorios: a una el apego por la tierra y a la otra, el desarraigo, la necesidad de irse a otro lado .

De fondo, mientras platicamos en la cafetería del hotel donde está hospedado, un solista con una clara inclinación por el blues toca su versión disonante de Stairway to heaven .

Y, curioso, en ese momento Abad empieza a hablar de la necesidad de la musicalidad en la literatura. Borges dijo que la poesía debe aspirar a la condición de música. Yo no voy tan lejos, pero sí digo que la literatura entra por los oídos .

Abad Faciolince se asume como el primer lector de sus textos. Los leo en voz alta; digamos que la última lectura de mis textos es siempre en voz alta. Y si no me suena, no entra .

Dice que así entró a su mundo la narrativa, por las orejas: De niño me leían, me contaban historias. Cosas familiares o cotidianas, cuentos infantiles o de grandes, lo normal. Y mi relación con la literatura siempre ha sido así, no por los ojos (por los ojos entra el amor) sino por los oídos .

De hecho, el escritor es el propio narrador, a modo de locutor, de la versión en audiolibro de El olvido que seremos. Me gustan los audiolibros. Me imagino a alguien disfrutándolos en los atascos de la Ciudad de México, o alguien ciego, o un lector que se le cansa la vista. Creo que una novela tiene éxito cuando el lector, o el oyente, encuentra una voz, o varias voces, en ella .

Charlamos brevemente sobre Narcos, la serie de Netflix: Me pasa que no me la creo, precisamente por esto de la voz. Si oigo a un supuesto narco de Medellín o de Cali que no habla como alguien de ahí, no le creo.

Hay otra serie hecha en Colombia sobre Pablo Escobar, El patrón del mal. El actor hizo un esfuerzo de meses, o de años, revisando las grabaciones de Escobar, reproduciendo los tics, la cadencia. Ese es un esfuerzo actoral que respeto .

Héctor Abad Faciolince sonríe con sus ojos claros. Es un hombre amable.

Y, sin embargo, como escritor no da tregua. Un buen guerrero con el lector.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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