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Arte e Ideas

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Tehuacán, cuna de un proyecto ecológico

Alfonso Valiente Banuet, doctor en ecología, estudia los mecanismos de organización en comunidades bióticas en ambientes áridos y semiáridos.

La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán Puebla es una de las áreas más biodiversas del mundo, donde hay un escenario sociológico y ecológico muy particular.

En esta zona aún pueden verse playas cretácicas de roca y con restos de animales de concha, con una antigüedad de 100 millones de años; 25,000 años atrás un bosque de pino y, posteriormente, se formó un bosque mesófilo o de niebla con grandes cantidades de lluvia, después selvas bajas, para llegar a la condición reciente, que es seca. La diversidad de cactus columnares es enorme.

Hoy este espacio alberga un matorral que está en peligro si no se protege el equilibrio de la zona.

En esta área, Alfonso Valiente Banuet, doctor en Ecología, ha investigado durante más de 30 años estos mecanismos de organización en comunidades bióticas en ambientes áridos y semiáridos, para demostrar la interrelación entre organismos. Pero hoy su trabajo es más indispensable que nunca debido a la tala inmoderada en zonas cercanas y a un reciente fenómeno mezcalero que pone en peligro a esta zona y sus especies.

“Los mejores mezcales son los artesanales y la mayoría de estos sacan el producto del campo”, explica el doctor Valiente. “Recordemos que parte de las bebidas emblemáticas de México es el mezcal, ésta, como el pulque o el tequila reciben esta denominación porque se producen de plantas donde México es el centro de origen (nuestro país tiene 85% de los agaves del mundo), además tienen un alto valor nutricional y, sobre todo el pulque, importancia para el microbioma”.

Hasta el 2015 en México se producían 2.7 millones de litros de mezcal, con 1.5 millones de estos para exportación. “Hoy el mezcal sigue los mismos pasos que el tequila, para ese producto hubo una sobre explotación de plantas, seguido de cultivos con al menos 110,000 hectáreas de bosque tropical seco de la región del bajío convertidas en monocultivos. Sin poder ser conectadas con otras plantas, que a su vez generan nutrientes naturales...”.

Y esto puede pasarle a la Reserva, por ello, el doctor Valiente y su equipo decidieron trabajar en una investigación llamada Human Impacts on Multiple Ecological Networks Act Synergistically to Drive Ecosystem Collapse.

Interrelación entre especies

Normalmente los investigadores no pueden predecir qué especies corren más riesgo por las actividades humanas, ni determinar la presencia de umbrales críticos relacionados con el colapso. Sin embargo, ellos lograron demostrar la presencia de interdependencia compleja entre redes de especies, por lo que sus interacciones demuestran la fragilidad inherente de los ecosistemas y sus capacidad reducida para la resiliencia. En pocas palabras el colapso del ecosistema y consecuentemente sus servicios. “Aquí todas las plantas crecen bajo la sombra de una acacia, el 100% de las especies de esta comunidad necesita que alguien que les ayude para establecerse, por lo que la idea de la ayuda entre organismos se comprueba, son procesos llamados de facilitación”.

Hongos micorrízicos (aportan hasta 90% del fósforo a las plantas), bacterias, insectos y ratones, también generan un ambiente adecuado. En un proceso de producción de mezcal de manera desmedida, esto puede tener consecuencias sobre la regeneración de otras plantas e incluso especies.

“Como investigadores nuestra preocupación principal era entender los efectos, la sobre explotación de los recursos y si esto tenía algún impacto sobre la comunidad o a nivel de todo el valle”, explica Valiente.

El Agave potatorum y Agave marmorata utilizados en la zona para producir mezcal, son especies nodrizas que facilitan muchas especies en la red. Del mismo modo, la mayoría de las especies cosechadas para el mezcal son especies facilitadoras que proporcionan néctar y frutas para animales. Aquí los agaves son polinizados por murciélagos nectarívoros de manera natural, por eso también se hace indispensable proteger a esta especie.

Al darse cuenta que en efecto, la cadena era muy clara, hubo un segundo dilema, pues al trabajar ahí, se dieron cuenta que la gente también tenía grandes necesidades.“De lo que se trata es que la gente colabore e integrar a las comunidades de los beneficios que se tengan del lugar con las investigaciones y con los proyectos posteriores”.

Surge una nueva propuesta

En una evaluación del auge mezcalero, surgió la idea de impulsar un proyecto desde el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM, así surgió una propuesta de trabajo y hoy el proyecto tiene dos objetivos: el primero, resolver el impacto de la extracción de agaves y a su vez, generar una red de producción de plantas para la gente de la zona.

“Que haya agaves para mezcal, agaves para que se siga produciendo semilla, pero que a la vez tengan alimento los murciélagos y las plantas su ecosistema”, explica Valiente. La idea es que de lo que se siembre en campo por la gente de la comunidad, 30% se quede ahí y 70% sea para venta a los productores de mezcal, así se generaría una derrama económica para los pueblos de la zona y a la vez se protege el ecosistema.

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