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U2: visión periférica e inmersión digital
Es difícil saber por dónde empezar a describir el mejor espectáculo musical y visual de la historia, un concierto de la gira U2 360°, gira que aterrizó en México desde el jueves pasado y finalizó el domingo.
Es difícil saber por dónde empezar a describir el mejor espectáculo musical y visual de la historia, un concierto de la gira U2 360°, gira que aterrizó en México desde el jueves pasado y finalizó el domingo.
Nos parece que es preciso comenzar por aquí: si este es un concierto sustentado en los avances tecnológicos, jamás pierde de vista su fin principal: sacudir el alma y la sensualidad de los asistentes a través de las imágenes, los colores y la música. Esa amalgama perfecta entre sentido de profundidad y efecto y apariencia de las pantallas es la diferencia que convierte a esta banda en una de las mejores de la historia.
Pero también este concierto trasciende por varios aspectos: por las luces proyectadas sobre el público que hacían un efecto similar al ya añejo ritual de los encendedores en manos de los asistentes, o por aquellas otras luces que se lanzaban hacia arriba haciendo una torre de luz que salía de la punta de The Claw (La Garra), el escenario más impresionante de la historia, o por este mismo escenario y sus más de 50 metros de altura o la visibilidad periférica y la audición nítida que permitía a los asistentes.
O por la banda caminando y tocando sus instrumentos por todo el escenario; o por la sincronía, coordinación y planeación perfecta con la que se concibe cada concierto, de tal manera que los 150 minutos que dura se pasan como agua; o por las gradas del Estadio Azteca agitándose como si fueran de plastilina desde el momento en que Bono y compañía tocaron "Even Better Than The Real Thing", presagio del evento y primera canción del concierto; o por la alucinante y enorme pantalla de alta definición hecha de LEDs, con forma icónica y retráctil y de 360°, o por el preludio más atinado: el "Cielito Lindo"; o por los continuos mensajes de paz del líder de la banda irlandesa, Bono.
Mensajes que tuvieron su propio clímax justo antes de interpretar la última canción de la noche, cuando Bono reconoció a los muertos que ha dejado la actual violencia en nuestro país:
"La siguiente canción es un reconocimiento con mucho cariño, que está dedicada a quien ha perdido a un ser querido en este País por la violencia. Quiero que sepan ustedes, y que sepa el mundo, desde aquí, que nos escucha, que no están solos. México, estamos con ustedes", dijo el cantante luego de cantar la canción más emblemática de la banda "With or With Out You".
Un viaje en el tiempo
Hace más 20 años, U2 trajo a México Zoo TV, la primera gran gira, verdaderamente dura y rockera que pisó nuestro país. Nos mostró que la vida podía ser distinta. Esa pausa, ese silencio, ese temblor, esa necedad de intentar detener el tiempo y no salir del estadio una vez que terminó el concierto representan la misma experiencia: algo cambia después de acudir a este tipo de shows porque no sólo son espectáculo, son metáforas. ¿Metáforas de qué? De varias cosas: de la necesidad de conservar los sueños de unidad, de la posibilidad de viajar al espacio o en el tiempo, y de ser capaces de mirar como dioses o como iliminados: con una visión periférica.
Eran las 21:30 hrs del miércoles 11 de mayo de 2011, cuando comenzó a caer el chipi chipi en el sur de la Ciudad de México, y los más de 93,000 espectadores que acudieron al Coloso de Santa Úrsula para presenciar el primer concierto que ofrecería en México la banda irlandesa U2 en su gira U2 360°, sacaban sus impermeables de plástico. De pronto, el reloj electrónico que marcaba la cuenta regresiva en la enorme pantalla cónica que pende de esa estructura rara que parece una arañota del espacio, se detuvo.
En ese momento, la expectación creció. Y luego, en el sonido local se escucha la emblemática canción mexicana "Cielito lindo": los asistentes al Estadio Azteca cantan al unísono. Poco tiempo después, desde uno de los costados del estadio comienzan a descender en grupo los miembros de la banda. Al frente camina el bajista Adam Clayton y, en la retaguardia, Bono, él atrae las miradas y los gritos de miles de fans que se dieron cita en este recinto para corear sus canciones.
Mucha emoción en la velada, recursos audiovisuales increíbles, una súper estructura a caballo entre una nave espacial o una araña del futuro, una enorme y cilíndrica pantalla que parecía respirar y estar viva, y que parecía también una cápsula criogénica desde la cual se arrojaría al mundo los clones de Bono y compañía, un Larry Mulen Jr sin arrugas o un The Edge con cabello, o un Adam Clayton sin canas o un Bono con lentes integrados a la piel.
Todos estos elementos hicieron de éste, uno de los conciertos que marcan tendencia y que sintetizan los valores y las herramientas técnicas de una época.
El real real time
El detalle de los movimientos de cámara, las imágenes en una definición solo dable bajo una producción cinematográfica profesional y de alto nivel, hicieron que pareciera como si estuviéramos viendo una película. Pero, en cambio, lo que se transmitía por las pantallas ocurría en tiempo real.
Esto que parecería no tener nada de novedad sí la tiene: porque no sólo se transmitían imágenes sino secuencias planeadas, dando un efecto de alejamiento que en realidad era eso: un efecto y también, en su lado b, significaba un cese temporal de la distancia entre la banda y su público.
La ruptura más espectacular de esta distancia tuvo su resolución en el momento en que Bono invitó al escenario a una muchacha de nombre Mariana quien primero muy tímida no sabía que hacer y le hablaba en español ante la envidia de miles que hubieran dado lo que fuera por estar en su lugar.
Bono la calmó, ella estaba muy nerviosa, y finalmente lo ayudó a leer en español un poema de Nezahualcóyotl, el cual concluía con un verso de ecos milenarios: "Con canciones das vida sobre la tierra".
Una vez más: los efectos de acercamiento inherente a la pantalla funcionaron como una inmersión colectiva que tocaba lo más humano: a partir de las pantallas se accedía a la vida. O la vida se colaba por las intermitencias de la imagen: Bono hablaba de que estaba en una máquina del tiempo. Y dijo que no era 11 de mayo sino 10 de mayo: hoy es mi cumpleaños.
"México: ojala puedan ver lo que vemos nosotros, que es un país maravilloso. Su espíritu es indoblegable. Su alegría... Esta noche vamos a hacer las luces más brillantes. Ustedes son luces brillantes y esta canción es de ustedes", dijo Bono antes de interpretar la canción más esperada: "With or with out you". La entrega de esta banda y el regalo espectacular que significa verlos en vivo los puso más cerca que nunca de su público: con ellos, con sus fans, ahí es donde las bandas verdaderamente existen. En ese encuentro radica la verdadera magia.