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Y el slam fue baile
Cientos de jóvenes se dieron cita en la Glorieta del Caballito para celebrar el Bicentenario a ritmo de Kinky, Zoé, Maldita Vecindad y el Instituto Mexicano del Sonido.
Y el slam fue baile; no hubo golpes, ni heridos, ni violencia. Cientos de jóvenes se reunieron en la Glorieta del Caballito la noche del 15 para celebrar la fiesta del rock del Bicentenario.
Horas antes de iniciado el espectáculo ya se hacían presente los primeros madrugadores que deseaban estar en primera fila para ver de cerca a su banda favorita. El acceso se permitió y una bandada de muchachos inició carrera, cual caballo a galope, para no quedarse sin un buen lugar.
Las cinco agrupaciones pasaron una a una, dejando espacio para el desfile y el grito. El ánimo juvenil se notaba: saltos y gritos que hacían notar que la ciudad de México está construida sobre lo que otrora fuera un lago.
Y entonces se anunció la presencia del presidente Felipe Calderón Hinojosa para dar el grito; la poca popularidad del mandatario se hizo evidente cuando al unísono un culero se entonó seguido de mentadas que sólo fueron paradas por el ¡Viva México! .
Adentrada la noche y bien puesto el ambiente con Kinky, el olor a marihuana embriagaba el aire, los coros de las canciones continuaron con Maldita Vecindad, Zoé para culminar con baile a lado del Instituto Mexicano del Sonido.
El rock terminó y los chavos (como la gente adulta los nombra), tranquilos, serenos se alejaban de aquel escenario para tratar de alcanzar el metro.
Restos de recuerdos, banderas, y una que otra pestaña artificial que se desprendió de algún ojo, quedaron rodando por las calles, las cuales de a poco recuperaron la desnudez de las estructuras metálicas de los escenarios para quedar listas para el desfile tradicional del 16 de septiembre.
KLM