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El cambio más allá de la resistencia
La resistencia al cambio es una reacción natural que surge de la necesidad de proteger nuestra identidad, nuestros valores y nuestras formas de hacer las cosas. Es una respuesta a la incertidumbre y a la amenaza percibida que el cambio puede representar.

El cambio es una constante en el mundo laboral.
"Ya es suficientemente difícil ser yo mismo como para que me pidan ser otro". Escuché recientemente esa provocadora frase en la voz de una persona muy cercana y en mi mente se abrió una gran pregunta: ¿Por qué nos aferramos a lo conocido incluso cuando ya no nos funciona?
Esta frase, que de inicio me provocó sorpresa, al final me abrió una pregunta personal: ¿Será que yo tenía que reflexionar sobre mis propias resistencias?
Un cambio evoca un futuro mejor, una transformación que promete llevarnos a un estado más deseable. Su poder es tal que incluso moldea campañas políticas, impulsando la esperanza de un futuro más próspero (¿quién no recuerda el Change de Obama?).
No es casualidad que el cambio sea un tema recurrente en la literatura, con más de 600 libros publicados al respecto y textos sobre el tema que se publican a diario. Esta omnipresencia refleja su importancia fundamental para la existencia humana, yendo más allá de nuestra especie y permeando toda la naturaleza.
Desde la antigua tradición china del I-Ching: el Libro de las Mutaciones, con sus más de 3000 años, se nos recuerda que todo está en constante flujo. O los escritos de Heráclito, que fue de los primeros filósofos en hablar de permanencia del cambio al afirmar que “nadie se baña dos veces en el mismo río”, porque no será el mismo hombre y no será el mismo río.
La realidad que percibimos –aunque a menudo la vemos como estática– está en una continua transformación.
Y no sólo eso, si las cosas no cambiaran, nada permanecería vivo, incluso nuestra propia biología está basada en el cambio. El cambio es el motor natural de la existencia.
Pero si esto es cierto, entonces ¿por qué es tan difícil cambiar? Así llegamos a un punto de discusión más interesante, pero muchas veces el menos entendido y que se ha planteado en el mundo corporativo, también en el ámbito de la psicoterapia, en la ciencia y en la medicina también.
La resistencia al cambio es una reacción natural que surge de la necesidad de proteger nuestra identidad, nuestros valores y nuestras formas de hacer las cosas. Es una respuesta a la incertidumbre y a la amenaza percibida que el cambio puede representar.
Más concretamente, es una reacción natural de supervivencia. Nuestro sistema biológico construye, a partir de las experiencias pasadas conocidas, un sistema que le permite sobrevivir y adaptarse, y establece mecanismos para que el organismo permanezca inmutado antes factores externos. Este mecanismo se instala profundamente en la mente y el cuerpo y se convierte en un estado que es funcional.
Así que cuando queremos introducir un cambio, ya sea personal o en un sistema como puede ser una organización, debemos lograr suavizar o abatir las resistencias al cambio que tiene por naturaleza.
Es por esto que romper con esquemas muy arraigados de comportamientos cuesta tanto trabajo pues para nuestra mente, cambiar por cambiar no tiene ningún sentido ni utilidad alguna.
Por esto: el cambio es útil para el ser humano sólo si es estratégicamente orientado hacia un objetivo.
¡Y no es para nada fácil! Lo que quieras cambiar requiere un buen propósito y mucha motivación para hacerlo, estar atento a tus propias resistencias durante el proceso y hacerlas conscientes para que puedas superarlas.
Consejos para provocar cambios estratégicos
Aquí te dejo un resumen de algunos consejos de cómo empezar a provocar cambios estratégicos en tu vida y vencer tus propias resistencias, tomadas de un autor que me ha interesado mucho últimamente, el doctor Giorgio Nardone, creador del centro de terapia estrategia de Arezzo, Italia, y escritor de numerosos libros sobre el cambio.
El "como sí" estratégico:
- ¿En qué consiste? Imagina que ya has logrado el cambio deseado y actúa en consecuencia. Asume la actitud, los comportamientos y las acciones de la persona que ya ha alcanzado su meta.
- ¿Para qué sirve? Esta estrategia te permite experimentar con una nueva identidad, sin la presión de tener que cambiar de inmediato. Al actuar "como sí", te abres a nuevas posibilidades y comienzas a crear una nueva realidad.
- Ejemplo: Si quieres ser más organizado, empieza por actuar como si ya lo fueras. Utiliza agendas, establece horarios y mantén tu espacio de trabajo ordenado, incluso antes de sentirte completamente organizado.
El arte de la pregunta:
- ¿En qué consiste? En lugar de imponer el cambio, invita a la reflexión a través de preguntas poderosas. Estas preguntas deben generar conciencia sobre la necesidad del cambio y las consecuencias de la inacción.
- ¿Para qué sirve? Las preguntas estimulan la reflexión y el autoanálisis. Permiten que las personas tomen conciencia de sus propias resistencias y encuentren sus propias razones para cambiar.
- Ejemplo: En lugar de decir "tenemos que cambiar", puedes preguntar "¿qué pasaría si no cambiamos?" o "¿qué oportunidades estamos perdiendo al no adaptarnos a los nuevos tiempos?".
La paradoja del control:
- ¿En qué consiste? Aceptar que el cambio es inevitable y que podemos ser agentes activos en su gestión. En lugar de resistirnos, podemos elegir cómo queremos vivir el cambio y cómo podemos adaptarlo a nuestras necesidades.
- ¿Para qué sirve? Esta estrategia nos empodera y nos permite vivir el cambio de manera más positiva. Al tomar el control de nuestra respuesta ante el cambio, reducimos la ansiedad y aumentamos nuestra capacidad de adaptación.
- Ejemplo: En lugar de lamentarnos por los cambios en el mercado laboral, podemos enfocarnos en desarrollar nuevas habilidades que nos permitan adaptarnos a las nuevas demandas.
En el mundo actual, marcado por la aceleración tecnológica y la transformación digital, el cambio es una constante. Las empresas que no se adaptan, que se resisten a evolucionar, corren el riesgo de quedar rezagadas y perder su relevancia. Por eso, es fundamental que adoptemos una mentalidad abierta al cambio, que veamos en él una oportunidad para aprender, experimentar y mejorar.
Los invito a reflexionar sobre sus propias resistencias al cambio. ¿Qué temores o creencias los están limitando? ¿Qué pasos pueden dar para abrirse a nuevas posibilidades? Recuerden que el cambio no es un evento aislado, sino un proceso continuo. Requiere valentía, flexibilidad y disposición para aprender y adaptarse.