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Desarrollo: ¿habilidades o competencias?
Si bien las competencias generales, como la creatividad, el liderazgo y el trabajo en equipo, son indiscutiblemente importantes, las habilidades básicas de negocio deben ser la prioridad para el desarrollo organizacional.

Más allá de las competencias técnicas, las habilidades de negocio son clave para el éxito de las organizaciones.
Tradicionalmente, los expertos en desarrollo organizacional se debaten entre los términos de habilidades y competencias y, a su vez, cuando estas son “duras” o “blandas”. La discusión, intelectualmente robusta e interesante, tiene poco impacto en la realidad del desarrollo dentro de las organizaciones.
En el entorno empresarial actual, caracterizado por un dinamismo constante y un cambio acelerado en las condiciones del mercado, las organizaciones deben adaptarse a nuevos desafíos para mantenerse competitivas y rentables. Es claro que una de las áreas clave que impacta directamente en el éxito de una empresa es el desarrollo y la capacitación de sus empleados.
Habiendo dicho lo anterior, si bien las competencias generales, como la creatividad, el liderazgo y el trabajo en equipo, son indiscutiblemente importantes, las habilidades básicas de negocio deben ser la prioridad para el desarrollo organizacional.
Las habilidades básicas de negocio se refieren a aquellos conocimientos y capacidades fundamentales que permiten a los empleados realizar tareas operativas esenciales en cualquier entorno corporativo: lo que permite “hacer el trabajo”. Estas incluyen una gestión financiera básica, el análisis de datos, la toma de decisiones, la planificación y gestión de proyectos, y el entendimiento de los procesos de negocio. Aunque estas habilidades pueden parecer elementales, son la base sobre la cual se construye el funcionamiento eficiente de una organización desde el nivel medio.
Por otro lado, las competencias generales se entienden como habilidades más amplias y transversales que permiten a los individuos desarrollarse en diversas facetas del trabajo. Estas incluyen habilidades como la resolución de problemas complejos, la creatividad, la gestión del cambio y la capacidad de adaptación. Si bien estas competencias son necesarias para el éxito en contextos de mayor complejidad y en posiciones de liderazgo, las habilidades básicas de negocio constituyen la infraestructura esencial para el desarrollo de un entorno laboral productivo y eficaz.
En términos de eficiencia operativa, las organizaciones dependen en gran medida de que sus empleados comprendan las dinámicas fundamentales del negocio. La gestión adecuada de los recursos, la correcta interpretación de informes financieros, la capacidad para manejar presupuestos y la comprensión de la cadena de valor empresarial son aspectos que permiten a los empleados optimizar el rendimiento dentro de sus áreas. Esto asegura que las operaciones diarias se lleven a cabo de manera fluida y con una mínima interrupción.
De las capacidades fundamentales dentro de cualquier organización está la toma de decisiones. Las decisiones informadas, basadas en datos y en una sólida comprensión de los principios de negocio, permiten a los líderes y empleados contribuir de manera significativa a la estrategia empresarial.
En este sentido, las habilidades básicas de negocio incluyen la capacidad para interpretar y analizar datos financieros, comprender los indicadores clave de rendimiento y evaluar los riesgos asociados con diversas decisiones. La capacitación en estas habilidades permite a los empleados no solo tomar decisiones basadas en criterios operativos, sino también en factores estratégicos que impactan en la dirección futura de la organización.
Además, la toma de decisiones informada está directamente relacionada con la gestión del riesgo. Aquellos empleados que comprenden los aspectos fundamentales de la contabilidad, la auditoría y la gestión financiera pueden identificar posibles áreas de vulnerabilidad antes de que se conviertan en problemas graves. Esto ayuda a las organizaciones a mitigar los riesgos de manera proactiva, en lugar de reaccionar ante ellos de manera reactiva.
Así mismo, la capacidad de una organización para adaptarse al cambio y mantener su competitividad a largo plazo está vinculada al nivel de comprensión que sus empleados tengan sobre las funciones clave del negocio. Las habilidades básicas de negocio no solo son útiles para tareas rutinarias, sino que también proporcionan una base sólida para gestionar y adaptarse a los cambios organizacionales. Los empleados con un conocimiento profundo de los procesos internos son más capaces de comprender los efectos de los cambios en el negocio y adaptarse rápidamente.
El enfoque en las habilidades básicas de negocio también contribuye a la creación de una cultura organizacional que valora la eficiencia y la excelencia operativa. Cuando todos los miembros de una organización comparten una comprensión común de las competencias fundamentales, se facilita una mayor colaboración interdepartamental. Los empleados pueden comunicarse de manera más efectiva entre sí, utilizando un lenguaje común relacionado con los aspectos esenciales del negocio.
La colaboración es crucial para el éxito de cualquier proyecto dentro de la organización. Los equipos que comprenden los objetivos de negocio y las necesidades operativas son más efectivos en la ejecución de sus tareas. Además, el desarrollo de habilidades de negocio promueve la autonomía, ya que los empleados pueden tomar decisiones informadas y ejecutar tareas sin depender excesivamente de la supervisión constante.
Un debate necesario
Si bien las competencias generales como la creatividad, el liderazgo y la innovación son fundamentales, es importante reconocer que éstas se construyen sobre una base sólida de habilidades básicas.
La capacitación en estas habilidades básicas de negocio proporciona el marco necesario sobre el cual las competencias generales pueden prosperar. Un empleado puede ser un gran líder o un pensador creativo, pero sin una comprensión de los aspectos operativos básicos del negocio, sus esfuerzos pueden no ser tan efectivos.
Además, las organizaciones que invierten en capacitación en habilidades generales sin abordar las competencias básicas de negocio corren el riesgo de crear una desconexión entre el liderazgo y la operación diaria. Un líder sin conocimiento sobre las métricas financieras de la empresa o sobre los procesos operativos puede enfrentar dificultades para tomar decisiones alineadas con los objetivos estratégicos y para guiar a sus equipos de manera efectiva.
El desarrollo y la capacitación en habilidades básicas de negocio son esenciales para el éxito organizacional a largo plazo. El enfoque en las habilidades de negocio no solo mejora el rendimiento individual, sino que fortalece a la organización en su conjunto, permitiéndole mantenerse competitiva en este un entorno de negocios en constante cambio como lo hemos ya descrito.