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Ashleigh Barty: la timidez toma poder en casa
La tenista número 1 del mundo está a punto de lograr algo que no ocurre desde 1978; pese a su personalidad lejana de escándalos, prefiere hablar con la raqueta a un nivel top.
Todo lo que necesita Ashleigh Barty para brillar ante el mundo es una raqueta y el poder de su cuerpo y mente. No es una persona que presuma aparecer en portadas de revistas o levantar la voz, sino que prefiere que su protagonismo sea a través de las canchas de tenis, y al menos en este inicio de año, lo está logrando literalmente al jugar en su casa, durante el Australian Open 2022.
En su más reciente encuentro, Barty venció sin ningún contratiempo a la estadounidense Jessica Pegula para asegurarse un lugar en las semifinales del Grand Slam australiano. Acumula ocho partidos ganando sin conceder un solo set, incluyendo desde los cuartos de final del WTA 250 de Adelaida hace unos días. Su potencial es tan grande que las rivales ya no encuentran palabras para describirla.
“No me siento tan mal. Lo que hizo Ash hoy fue demasiado bueno. Por desgracia, hoy he sido una de sus víctimas, no pude hacer demasiado. Me he sentido inútil, contra ella sientes que no puedes conseguir muchos puntos gratis, no hay mucho que puedas hacer”, dijo Pegula al término del partido de cuartos de final (6-2 y 6-0).
El ritmo que lleva le hace soñar con una hazaña que lleva años apagada. Barty pelea por ser la primera australiana en ganar el Gran Slam de su país desde 1978, cuando la entonces número 111 del mundo, Chris O’Neil, derrotó a Betsy Nagelsen; Ashleigh se encuentra a sólo dos victorias de lograrlo y su próxima rival no parece muy complicada en el papel: Madison Keys, actual número 51 del ranking WTA.
El potencial de Barty ha encontrado lenguajes más allá de las palabras: desde el 18 de octubre forma parte del grupo de ocho tenistas en toda la historia que han podido mantener el número 1 del ranking durante 100 semanas o más, y también es parte de un conglomerado todavía más selecto, donde están las jugadoras que se han podido mantener en la cima durante tres años, ni más ni menos que junto a Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf y Serena Williams.
Hasta el momento, Barty sólo ha perdido ocho juegos en los tres primeros partidos del Australian Open y enlaza 58 consecutivos sin que le hayan arrebatado el saque; no lo pierde desde el 5 de enero, durante los octavos del WTA 250 de Adelaida, frente a Coco Gauff. Estos registros la encaminan una vez más hacia la gran final.
Barty tiene 25 años y ha ganado 26 títulos en su carrera a nivel mayor, aunque sólo dos han sido Grand Slams: Roland Garros 2019 y Wimbledon 2021. En Australia, su máximo alcance habían sido las semifinales de 2020, pero ahora está en vísperas de convertirse en la décima ganadora para su país jugando el major dentro de su territorio.
Si logra avanzar a la final, será la primera vez con una australiana desde Wendy Turnbull en 1980. Por lo pronto, ya dejó en el camino a Pegula, Amanda Anisimova, Camila Giorgi, Lucia Bronzetti y Lesia Tsurenko, mientras que ocho de las 10 mejores sembradas ya dijeron adiós y aumentan las posibilidades: Aryna Sabalenka (número 2), Garbiñe Muguruza (3), Barbora Krejcikova (4), Maria Sakkari (5), Anett Kontaveit (6), Paula Badosa (8), Ons Jabeur (9) y Anastasia Pavlyuchenkova (10).
Una de las inspiraciones de Barty al jugar en casa procede de sus raíces indígenas, ya que su padre es originario de la comunidad ngarigo. De acuerdo con el diario australiano The Age, esto ha impulsado a que miles de niños de comunidades indígenas de Australia hayan preferido iniciarse deportivamente en el tenis en lugar del futbol o el rugby; también más de un millón y medio de australianos jugaron al tenis durante el último año y las licencias infantiles aumentaron en un 30%, menciona dicho medio.
“Sólo intento ser yo misma, y si soy capaz de hacer disfrutar a esos niños y de acaparar atención para nuestro deporte, me resulta emocionante”, dijo la tenista de 1.66 metros de estatura en alusión a las cifras de esos infantes.
A nivel sponsors, Barty se encuentra con marcas como Jaguar, Kayo Sports, Vegetime, Rado, Banana Boat, Esmi, Gillete, Uber Eats, Yopro y el Turismo de Australia, mientras que su ropa es proporcionada por Fila y en cuanto a raquetas se encuentra con Rado.
Australia ya encontró a Barty como una de sus figuras nacionales, pero ahora Ashleigh busca regresar esas condecoraciones al llegar a la final del Grand Slam de su país, rompiendo una racha de 42 años de ausencia de una australiana y 44 años sin un título. Es la número 1 del mundo, así que sólo depende de ella el lograrlo.
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