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Cuando los desconocidos ?se sienten unidos

Ellos difícilmente se desaniman, ya que los competidores tratan de darse ánimo para concluir con los 42.195 kilómetros. Una vez que cruzan la meta se felicitan, se ayudan, parecen conocerse, aunque jamás se hayan visto, el esfuerzo es el mismo.

El número de horas para ellos no importa, lo significativo es cruzar la meta y para cumplir el cometido pueden transcurrir cinco, seis o tal vez siete horas. Ellos difícilmente se desaniman, ya que los competidores tratan de darse ánimo para concluir con los 42.195 kilómetros. Una vez que cruzan la meta se felicitan, se ayudan, parecen conocerse, aunque jamás se hayan visto, el esfuerzo es el mismo.

Después de cruzar la meta, podrán decir que todo lo demás fue sencillo, eso dijo uno de los 20,000 participantes, después de finalizar la prueba. Algunos siguen caminando por inercia, a otros, las piernas les dejan de responder, el resto no deja pasar el momento para tener la foto del recuerdo.

Llegar al Estadio Olímpico Universitario significó lograr un reto más, para algunos es el primero, para otros el tercero o cuarto, y su motivación puede ser personal, por la familia, una causa o por el gusto de correr.

Juan Roja Estrada, de 56 años, describió que con el hecho de cruzar la meta se vieron recompensados los días de alegría y sufrimiento, se va midiendo uno y conoce hasta dónde puede llegar, porque esto es un deporte muy bonito, pero hay que respetarlo .

El también taxista reconoció que al leer en una de las pancartas: Tú eres el ejemplo de México , éstas fueron palabras que lo motivaron a seguir en la competencia, gente que no nos conoce nos motiva y eso es muy importante. Yo no corro por tiempo, corro por la alegría de estar con todos .

En tanto, Rebeca Camarillo, microempresaria, indicó que cada maratón que ha corrido -ayer sumó el cuarto- le permite conocer de qué es capaz. Mi motivación es sentirme viva .

Aunque ella no cumplió con el objetivo de completar la carrera en cuatro horas, por factores como la lluvia y lo complicado de la ruta, aún así confesó: lo disfruto muchísimo. Nunca pensé en abandonar, sólo en detenerme y caminar, pero recordé el esfuerzo que hice durante cuatro meses y eso me impidió detenerme .

Recorrer los 42 kilómetros también es una cuestión de compromiso, aunque Fernando Vargas, de 50 años, no pudo concluir en el tiempo que él deseaba por falta de tiempo para los entrenamientos, pues a diario invierte tres horas para llegar a su trabajo y otras tres de regreso a su casa -su día comienza a las 3:30 de la mañana y llega a su casa a las 7:00 de la noche-, fue uno de los factores que le impidió hacer un mejor tiempo.

Una de las afectaciones que tuvo fue que no le permitieron salir con el bloque de personas de silla de ruedas e invidentes, donde siempre suelen incluirlo cuando participa en una carrera, al ser una persona discapacitada. Aunque reconoció la falta de trabajo físico, aseguró que se preparó mentalmente.

yesme.cortes@eleconomista.mx

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