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Dos formas de ser una campeona...

México terminó con cinco preseas en los JO. Así piensan dos de nuestras medallistas.

RÍO DE JANEIRO. Una manzana, un poco de arroz, una malteada. Desayuno de podio. Hay que levantarse para ganar.

Lupita, ¿de verdad tienes que sufrir tanto para ganar una medalla?

A veces pienso: sólo un poco más, Lupita, sólo un poco más. Yo les digo a las personas que están conmigo que cuando entre a la meta sé que me voy a quebrar en pedacitos, que por favor me recojan y me vuelvan a armar.

María, ¿cómo construyes tu mentalidad? ¿Cómo puedes ganar siempre?

No sé, sólo sé que así funciona mi mente, no la programo ni nada. Así soy.

Mexicanas. María Guadalupe y María Espinoza. Exitosas.<

Para estar en el podio necesitas desayunar ligero. Una manzana y un poco de arroz. Lo suficiente, dice Lupita, para ser medallista de plata. Ella es ligerita, la puedes cargar quizás hasta con un solo brazo y en algún momento piensas que se puede quebrar si se te ocurre darle un apretón más fuerte de lo normal. ¿Cuántos no la quisieran abrazar ahora mismo?

Lupita ha comido mucha pasta y pollo. Dice que debe ir cogiendo reservas .

Medalla de plata en 20 kilómetros en una tarde en Pontal, con el mar detrás de ella, con algunas de sus rivales desparramándose al piso. No es fácil llevar ritmo de un BMW y mantenerlo. Hay quien truena. Como ella, que pensó que no daría más. No podría estar tranquila si no hubiera hecho un esfuerzo más .

¿Cuánto tiempo te lleva rendirte?

El dolor se entrena. La mentalidad la construyes con lo que te pasa en la vida.

¿Cómo es la mente de una de las deportistas más grandes de la historia de nuestro país?

María Espinoza no lo sabe.

Sólo sé que mi mente trabaja así.

Ni siquiera tiene idea de lo que ha conseguido. Me caerá el veinte seguro semanas después . Tres medallas olímpicas. Doce años. Más de 4,500 días.

En taekwondo, ganar es un premio a la resistencia mental. Más de 12 horas sometido a duelo tras duelo. Nueve minutos que vuelan o que duran la eternidad.

¿Preguntas?, todas: ¿podré hacerlo?, ¿estoy preparada?, ¿cómo la voy a derrotar?, ¿qué tengo que hacer?, ¿la espero o ataco?, ¿por qué las personas están conmigo?, ¿he comido lo correcto?, ¿qué pensará mi familia?, ¿a qué hora acaba todo esto?

La cabeza hierve con tantas cosas. Quien logra que no se le voltee el agua, sigue, quien no... a casa.

María siempre lo logra

Empieza todo muy temprano y vas terminando a las 10 de la noche, ¿cómo se gestiona todo esto?

Nosotros llegamos hace tiempo, eso fue muy desgastante: estar esperando el día de la pelea. Me tocó pelear el último día, eso fue pesado. Y pues era todo hoy, era combate tras combate, ir poco a poco, no sabía a qué hora iba a terminar. Va pasando el día y tienes que estar concentrada, pensando en las rivales, descansando, no presionándote. Me alegra mi medalla de plata pero no estoy satisfecha, yo quería el oro.

¿Cómo se trabaja la mente?: Tres olímpicos, tres medallas...

Yo todavía no me lo explico, porque mi mente así es. Siempre me ha sacado de las situaciones más complicadas. Tampoco es que yo me programe o diga: yo voy a salir de esto. Yo digo que es automático.

¿La mente de María está en Tokio 2020?

Lo primero es descansar, disfrutar esta medalla, que también es de todo el equipo porque hemos trabajado muy duro, mucho tiempo. También con mi familia. No tengo claro si lo que sigue es Tokio 2020, es una decisión que debo de pensar. Ya decidiré. No sé si vaya por mi cuarta medalla.

Un ciclo muy particular: de repente parecía que estabas a punto de no competir en Río, luego todo cambió.

Fue un ciclo olímpico complicado. Empezando con el Mundial de Puebla, donde no se dieron las cosas. Luego pasaron las competencias y el tiempo y me empecé a sentir bien. En este año en casi todos los torneos estuve en finales. Perdí éste y uno de Alemania. Creo que la exigencia en mi categoría es lo que me llevó a estar en el nivel en el que me encuentro.

Probablemente no haya un atleta mexicano al que le muestren más cariño que a ti...

Es algo sorprendente, estoy muy contenta y muy agradecida con la gente de aquí, con los mexicanos que hacen el viaje, muchos con mucho sacrificio, pero están ahí. Son cosas que no se pagan con nada y el cariño lo sentí en todo momento y se los agradezco infinitamente. Además debo agradecerle a todo el equipo porque muchos de ellos inclusive tenían escuela y no iban por ver mis videos, analizar y ayudarme, fue una entrega total.

Eres ya una de los atletas más importantes en la historia del país...

Creo que no alcanzo a dimensionar lo importante que es conseguir tres medallas en Juegos Olímpicos distintos, no lo tengo tan claro. Pero sí puedo decir que estoy muy a gusto y contenta porque esta plata nos ha costado. Después me va a caer el veinte de mis logros y lo que he hecho. Siempre he pensado en poner en alto el nombre de México. No sólo es una medalla para mi país, sino para el ejército (pertenece al equipo de la Sedena).

¿Qué virtudes tiene María Espinoza para mantenerse?

Siempre he tenido claro lo que quiero conseguir. Iba por unos Juegos Olímpicos, luego quise tres y tres medallas. Así nada más.

Cierras la cosecha de medallas para nuestro país...

Debo de decir que aquí en Río de Janeiro siempre me ha ido bien, yo pensé que en esta ocasión podríamos hacer mejor las cosas. Tenía toda la intención de buscar el primer lugar, pero no pude.

El dolor también se entrena: María Guadalupe González

Háblame del umbral del dolor que tienes, tenías un paso impresionante y cualquiera apostaría que estabas a 100%, después nos dijiste que lo sufriste mucho.

El dolor también se entrena. Una competencia, yo diría, es como un amigo: es recoger lo que has cosechado. Hay veces que hay más dolor en los entrenamientos, en el día a día, y como me dijo mi entrenador: ve a cosechar lo que ya trabajaste. El dolor siempre está, a veces si no sientes ese dolor, no te quedas de cierta forma satisfecho porque es una consecuencia del esfuerzo que diste. No me gusta sentir cuando no diste todo. Yo siempre les digo que haya alguien en la meta que me recoja para que después me armen.

¿Te esperabas tener este reconocimiento y cariño que estás causando en México?

No, no esperaba esta magnitud, sólo pensaba en la competencia, en el momento de salir, de sacar todo el trabajo en el circuito.

¿Cómo podrías definir el éxito?

Es cuando estamos realizando lo que queremos, algo con lo que trabajamos, el éxito también tiene pasos, hay que trabajarlo.

¿En qué momento sentiste que no podías y en qué momento sentías que estabas lista para ganar una medalla?

Fue como el kilómetro 15 y 16, ya el cansancio viene reflejado de la presión y el ritmo, pero piensas en todo lo que has hecho. Trabajé 25 kilómetros, trabajé repeticiones, me fui al Otomí, al Nevado de Toluca, ya qué más da, sólo son 4 kilómetros más, me decía. Entonces das el jalón y dices: todavía más, un poco más. Cuando sentí que podía ser medalla, como en el 17, 18, no era nada... pero a la vez mucho, porque es lo que más pesa.

¿Qué es lo que más te costó en este proceso de cuatro años?

Lo que más me ha costado es la lesión de la espalda que todavía tengo porque me dejó cinco meses inactiva, fuera de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, pensaba que no salía.

De dónde sacas esa voluntad y tenacidad, ¿eso que dices de intentarlo lo heredaste de alguien o es algo que también se trabaja?

Yo creo que lo vas construyendo conforme te van pasando cosas en la vida, al final de cuentas, no sé si mañana voy a despertar o voy a estar. Alguna vez leí una frase, no leo mucho, un libro me puede durar medio año porque duermo más, muchísimo: "Si alguien cree en mí yo no voy a ser un cobarde, tendré que seguir caminando porque ellos todavía creen"; entonces, eso fue muy importante para mí.

El libro (Siempre alegres de Jesús Urteaga) habla un poco de religión, es de una persona que estaba haciendo algo en una montaña y estaba por desfallecer y se dijo que vivo o muerto lo tendría que encontrar su familia para al menos cobrar el seguro, de alguna forma tengo que salir caminando y si no lo hago seré un cobarde.

Si mucha gente cree en mí, mi entrenador, mi familia y toda la gente que tiene la esperanza, ¿por qué voy a dejar de caminar?, en el momento que ya no pueda más, pues no podré, pero sabré que hasta ahí llegué.

¿Entonces duermes demasiado?

Supongo que es por el desgaste que llevas: entrenas temprano, desayunas o no desayunas, comes algo rápido y duermes, y al rato hay que comer y después vuelvo a dormir un poco, una hora para hacer un segundo entrenamiento. Si tengo algún malestar tengo que ir a terapia, tinas o natación. Termino, duermo otro poco, ceno y luego vuelvo dormir.

¿Es difícil ser atleta en México?

Yo creo que a veces es difícil. En ocasiones no sabes si tienes mucho o poco, pero tienes que hacerlo. Sí, a veces sí. Mis apoyos llegaron después de Toronto (Juegos Panamericanos 2015), hay que arriesgar más como país. No sé qué tengan que hacer las instituciones. Arriesgarse más con los jovencitos, nosotros ya tenemos el camino andado, pero hay juveniles, niños que no tienen el recurso. Yo corrí con la suerte de contar con el equipo y gente que me ayudara.

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