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El Juli, Saldívar y Silveti salen a hombros

Los matadores concluyeron una de las mejores corridas en lo que va de la temporada; en tanto, Mónica Serrano dividió opiniones.

Una figura del toreo, un matador enrazado y otro con clase y pundonor, amén de un encierro con toda la presencia y juego que se espera en una tarde de toros, dieron como consecuencia una tarde triunfal ayer en la Plaza México.

El español Julián López El Juli, en su calidad de mandón de los ruedos, no escatimó sus vastos conocimientos y sitio envidiable para cuajar un par de faenas excelentes; a su primero, lo recibió con lances a la verónica y le realizó un quite por chicuelinas que remató con media para prender el ánimo en los tendidos.

Con la muleta inició con pases por ambos lados en un derroche de facultades, le siguió un toreo en redondo que remató con el pase de pecho para seguir al natural con muletazos lentos, con cadencia y temple que combinó con la dosantina, un pase de trinchera y otro del desdén para salir a paso lento entre fuerte ovación.

Luego, un pinchazo en buen sitio y un estoconazo que fulminó a su enemigo para recibir las dos orejas por petición popular, mientras los restos de Huizache fueron premiados con los honores del arrastre lento.

Saldívar no se quiso quedar atrás. Recibió a la verónica y quitó por chicuelinas combinadas con saltilleras; en la faena de muleta, inició con cambiados por la espalda en los medios para seguir en redondo, luego naturales y más derechazos para cerrar con tanda de bernardinas muy ajustadas que el público coreó con fuerza; el acero lo enterró completo y la petición no se hizo esperar: dos orejas.

Silveti, al igual que sus alternantes, estuvo vistoso con el capote, con el cual sobresalió un quite por saltilleras pero lo mejor llegó en el tercer tercio.

Fue una faena que inició por alto, en los medios y sin reponer terreno, que siguió en redondo con temple, sabor y sentimiento y que vivió momentos sublimes por el lado izquierdo, con tandas de naturales que pusieron de pie a la gente, cambiados por la espalda, trincherazos, el desdén y luego bernardinas, rematadas de manera magistral para luego dejar la espada hasta la empuñadura y escuchar un aviso que no fue causal para que las dos orejas le fueran concedidas.

En el segundo triunfo de la tarde para Los Encinos, el toro de nombre Ocote fue premiado con la vuelta al ruedo a sus restos.

Los primeros cuatro toros fueron magníficos, contando al de rejones de la dehesa de De Santiago, pero los que correspondieron en segundo lugar a cada uno de los matadores de a pie no tuvieron fuerza y, a pesar de los esfuerzos, no hubo triunfos.

Al final del festejo, matadores y ganadero salieron en hombros.

MÓNICA SERRANO NO REMATÓ

La rejoneadora Mónica Serrano, quien lidió un toro de Santiago, dejó grata impresión, a pesar de no contar con alternativa, su labor fue meritoria tanto en rejones de castigo como en banderillas, además de algunos quiebros que le fueron muy aplaudidos; desafortunadamente, se le fue muy abajo el rejón de muerte y terminó por dividir opiniones.

carevalog@eleconomista.com.mx

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