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Futbol caribeño: la construcción del protagonismo
El Caribe ha dado sus mayores avances futbolísticos en los últimos 15 años con la incorporación de entrenadores de renombre y recursos para sus federaciones, una nueva cara para una región catalogada como débil.
Jamaica es la única selección caribeña que tiene posibilidades de clasificar a la próxima Copa Mundial de la FIFA, aunque tras ocho de 14 fechas transcurridas en el Octagonal Final (último escalón de la eliminatoria en Concacaf) el panorama luce complicado, pues tiene la mitad de puntos que la selección de Panamá, ubicada en el cuarto y último puesto de para aspirar a un boleto mundialista.
Si Jamaica no logra reponerse y queda fuera de Qatar 2022, se cumplirán 16 años desde la última vez que un representante del Caribe asistió a una Copa del Mundo, cuando Trinidad y Tobago consiguió su inédita hazaña en Alemania 2006.
Desde entonces, el futbol caribeño ha elaborado planes de reestructuración desde nivel federativo hasta la formación de jugadores, teniendo como fruto el avance de varias selecciones en el ranking de FIFA y el hecho de que el propio conjunto jamaiquino haya llegado a dos subcampeonatos de Copa Oro en la última década (2015 y 2017), pero aún hay tareas por hacer.
“Hay proyectos que son endebles, crecen, se fortalecen, pero de repente se va un entrenador y las bases no están tan fuertes. Entonces, el Caribe necesita más continuidad, eso le va a dar fortaleza a la zona”, explica a El Economista, Jacques Passy, exentrenador de las selecciones caribeñas de República Dominicana y Saint Kitts y Nevis.
Para este director técnico, de origen mexicano, hay tres puntos clave en los que el Caribe ha avanzado al menos en los más recientes 15 años: “En primer lugar, trayendo muy buenos entrenadores a las selecciones nacionales; luego, con muchos jugadores militando en Europa que han decidido sí representar al Caribe; y, por último, con la creación de estructuras federativas más importantes”.
Jamaica y Trinidad y Tobago son las selecciones que han mostrado más solidez, pues son las únicas representantes del Caribe que han llegado hasta la última ronda eliminatoria de Concacaf desde que se creó el formato Hexagonal (ahora Octagonal) Final rumbo al Mundial de Francia 1998. Además, son las únicas selecciones que han logrado el boleto (Jamaica en 1998 y Trinidad y Tobago en 2006) desde Haití en Alemania 1974.
“En la actualidad todas las selecciones del mundo tienen recursos muy importantes, millones de dólares al año, entonces ya no es muy complicado encontrar fondos, fondos hay y ahora hay federaciones que ya los están empezando a aplicar de manera muy inteligente, porque el dinero se está utilizando para competir, para que los jugadores puedan tener una exposición importante, para que se construyan mejores canchas, para que haya proyectos importantes de dónde entrenar. Con dinero, buenos entrenadores y jugadores europeos que quieren representar a todas estas selecciones es muy lógico que el crecimiento sea natural en el Caribe”, diagnostica Passy.
Saint Kitts y Nevis, por ejemplo, pasó de ocupar lugares más allá del 150 en el ranking FIFA al número 73 entre octubre de 2016 y marzo de 2017. Otros representativos como Curazao, Haití, Antigua y Barburda, Surinam y el propio Saint Kitts ya se encuentran en el top 15 de Concacaf junto con Jamaica y Trinidad y Tobago.
En cuestión individual, algunos jugadores han tomado mayor protagonismo dentro de las ligas europeas: el jamaiquino Leon Bailey fue figura en el Bayer Leverkusen de Alemania y ahora en el Aston Villa de la Premier League, mientras que el trinitario Levi García destaca con el AEK de Atenas.
También están destacando quienes han decidido representar a selecciones caribeñas a pesar de haber nacido en otras latitudes, como el delantero Michael Antonio, del West Ham inglés, que decidió jugar para Jamaica, al igual que el defensor central Ethan Pinnock, del Brentford (Premier League). Lo mismo sucedió con Mariano, delantero nacido en España y actual jugador del Real Madrid, que a nivel nacional optó por representar a República Dominicana, debido a sus raíces.
Respecto a entrenadores, en los últimos años han llegado personajes como Guus Hiddink y Patrick Kluivert a dirigir a Curazao, así como Leo Beenhakker a Trinidad y Tobago.
Pero a pesar de los planes estratégicos, siguen existiendo falencias estructurales: “Ha habido mejoras en la implementación de cursos de entrenadores a través de Concacaf que han ayudado a mejorar equipos y programas juveniles bastante consistentes, pero la falta de recursos limita la cantidad de entrenadores que se pueden formar en cualquier ciclo. Por ejemplo, los programas juveniles de Jamaica consisten principalmente en jugadores que desarrollan habilidades de juego en competiciones de nivel (académico) secundaria”, menciona a este diario, Leighton Levy, periodista jamaiquino con más de 30 años de experiencia.
“Hay mucho talento en el Caribe, sin embargo, no hay suficientes entrenadores de alta calidad en niveles básicos. Entonces, si bien los jugadores pueden estar física y técnicamente preparados, pueden ser un poco ingenuos en cuanto a táctica. El aprendizaje táctico que hacen en gran medida proviene de su experiencia jugando en el extranjero, ya sea desde el futbol colegial de Estados Unidos, la MLS, en Bélgica, Rusia o la Premier League inglesa”, agrega Levy, actualmente editor de contenido en Sportmax TV en Jamaica.
Desde la óptica del entrenador Jacques Passy, también debe haber un análisis más profundo en cuanto al físico del futbolista caribeño, pues afirma que existen “cuatro tipos de futbol caribeño: el inglés, español, francés y holandés, cada uno con características diferentes”. Recalca que selecciones como Jamaica y Trinidad y Tobago se acercan más al estilo de los ingleses, mientras que Curazao y Surinam al de Países Bajos, siendo ejemplos de países caribeños que han destacado más en la formación de jugadores y en sus esquemas tácticos.
“Destacaría a cuatro países en la formación de jóvenes: República Dominica, Surinam, Haití y Jamaica con muy buenos proyectos, vinculados también a buenas ligas. Sobre todo, han logrado encontrar fortalezas en la manera que los jugadores a partir de los 15 años se entienden como profesionales, no tardan mucho en debutar, son jugadores que desde muy temprano se entienden como posibles estrellas, a diferencia de otros países con procesos más largos y que en el camino suelen perder los atributos que tenían a los 13 o 15 años. Estos cuatro países han encontrado debuts tempranos y eso, dentro del modelo de sus jugadores, ha sido muy funcional”.
Jamaica continúa peleando por poner el nombre del Caribe en alto en las actuales eliminatorias mundialistas, pero para la Copa 2026, en la que habrán más boletos para Concacaf porque México, Estados Unidos y Canadá serán sedes, se vislumbra un nuevo paso para las selecciones isleñas.
“Garantizo que en 2026 al menos una selección caribeña va a ser protagonista en el Mundial y no nada más hablo de Jamaica, Trinidad y Tobago o Haití como referentes, vas a ver tres o cuatro selecciones más destacar, como Surinam, Curazao o República Dominicana (…) Ya hace un par de años vimos un paso importante de Jamaica en finales de Copa Oro y eso fue un mérito muy importante. Ya estamos en la época en la que el Caribe puede ya no sorprender sino competir muy bien, muchas veces por encima de Centroamérica”, concluye Jacques Passy.
kg