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"No reconocemos lo que hicieron generaciones que no vimos"
El hombre que ha estrechado la mano de las más grandes leyendas del futbol confiesa sus obsesiones, sus viajes, y las necesidades de la historia en el futbol mexicano.
Para estrechar las manos de Pelé, Franz Beckenbauer, Just Fontaine, Mario Kempes, Bobby Charlton hay que ser un recolector de leyendas. Antonio Moreno Zermeño no sólo lo es, sino que además es un coleccionista obsesivo. ¿Por qué un hombre es capaz de tener a los más grandes futbolistas en un solo sitio?
La obsesión se cultiva y se hereda. Lo hizo de su padre, un contador que no tenía nada que ver con el futbol o los toros pero que se encargó de llevar a casa por muchos años los periódicos Ovaciones, Esto y La Afición. Antonio Moreno, director ejecutivo del Salón de la Fama, recuerda que podías encontrar en el cajón de los calcetines el periódico cuando se despidió Luis Procuna (torero) .
Luego, Antonio aprendió y continuó con la recolección pero con un método. Primero empezó creando sus propios álbumes con recortes de periódicos, luego dando forma al archivo de su padre y posteriormente llegó la obsesión de tener el libro deportivo que saliera publicado, capaz de escatimar en ropa u otras cosas, pero en cosas de futbol sí caigo , dice.
Asegura que en alguna ocasión un radioescucha le vendió una colección de revistas de los años 30 del siglo pasado, pagué 2,000 pesos pero si me hubiera dicho que serían 20,000 no sé cómo, pero seguro las tendría .
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Moreno es uno de los personajes esenciales para entender el destape del caso de los cachirules en 1988, que le costó a México no asistir al Mundial de Italia 1990 por actos de corrupción en las actas de nacimiento de jugadores de un Premundial Juvenil.
En México no tenemos la costumbre de reconocer lo que hicieron generaciones que no vimos , asegura. Luego de los periódicos y los libros llegó el momento de coleccionar leyendas, una idea llamada Salón de la Fama que tomó forma hace 10 años y que hoy realiza en Pachuca su segunda Ceremonia de Investidura.
Y así comenzaron los viajes a España, Portugal, Francia, Alemania, Holanda, a cualquier parte donde pueda entrevistarse con los futbolistas más grandes de todos los tiempos. Todos me han impresionado , asegura diplomáticamente sin dar un preferido, pero también advierte que uno de los valores de los investidos es que a nadie se le paga, no es un negocio, eso es lo que no podemos permitirnos , advierte.
El único espacio libre en su oficina del Salón de la Fama es el que conduce a su asiento o al de sus invitados, lo demás está lleno de cajas, periódicos del día, un par de tazas llenas de plumas, una fotografía en el fondo con Pelé y Antonio Carbajal, su ordenador, posters, papelería, hay espacio para poco y presume que lo que allí se encuentra es nada .
La idea del Salón de la Fama empezó formalmente en el 2002, dice, y fue hasta hace unos años cuando decidió dejar su trabajo en los medios para dedicarse a un proyecto que le representa un sueño. Siempre dije que cuando hubiera un salón de la fama yo tendría que estar, aunque fuera de empleado de limpieza .
Advierte que el momento clave surgió cuando Jesús Martínez, ahora presidente de Pachuca, tenía proyectos que cumplía. Una Universidad, y la hizo, remodelación de estadio, y lo hizo, él era el hombre al que me debía acercar .
Asegura que en un país donde el olvido es lo más cotidiano, le encantaría que el proyecto estuviera allí, con ese enorme balón redondo, en 10, 15, 50 y 100 años después. Es una historia física para las nuevas generaciones , concluye como el principal legado del salón.
Ya en la puerta le espera otra cita más para detallar lo que ocurrirá hoy, llama para confirmar invitados y se da tiempo de recordar anécdotas mientras posa para las fotografías. Antonio Moreno es quizás uno de los pocos hombres que le planta cara a la poca memoria y que presume reunir a las leyendas en un solo sitio, a quienes en muchas ocasiones les ha estrechado la mano.