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Siempre la vida da revanchas, Hope lo sabe
La portera de Estados Unidos, un símbolo del equipo con un pasado tortuoso, hoy es la estrella de su selección.
La supremacía que no han conseguido Estados Unidos en el futbol varonil la consiguió con las mujeres, ayer cuatro veces oro olímpico. Cinco partidos y cinco victorias, ni siquiera el empate manchó su trayectoria, porque cerraron su participación en Londres con un triunfo de 2-1 frente al campeón mundial, Japón.
La gloria que les negaron los penales en el Mundial de Alemania 2011 hoy no tuvo lugar. Hope Solo, arquera del equipo, en aquella ocasión villana, está vez se encargo de llevar al conjunto de las barras y las estrellas a la victoria, deteniendo los poderosos remates de la delantera japonesa Mana Iwabuchi hasta casi los últimos minutos del encuentro.
Una historia complicada
Así glorificó con su tercera medalla olímpica consecutiva lo único bueno que le heredo su padre: el futbol. Sí, ella no tiene vergüenza alguna en reconocer su pasado, uno triste y lamentable que ha hecho de mí la mujer que soy , aseguró.
Ese pasado de un papá irresponsable y estafador que fue encarcelado y de una madre que sufría problemas de alcoholismo, pero también el de un balón, regenerador social que le permitió alejarse de todo aquello, encontrar su fortaleza bajo los tres palos Y ayer, frente a las Nadeshiko, demostró que ese coraje aún sigue siendo su motor de impulso.
Pues parece que no ha pasado mucho tiempo desde que Hope Solo quería ser delantera y entrenaba en esa posición para el equipo de su secundaria, Richland High School. Fue hasta la universidad cuando se dio cuenta que sus 1.75 metros de estatura y sus reflejos le exigían ser portera.
Philadelphia Charge fue el primer equipo que le abrió las puertas, para que luego el Guante y el Balón de Oro no se le resistieran, al igual que las ahora tres medallas olímpicas que suma para EU que también es potencia de balompié, pero femenil.