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Tour de France, en una ruta estricta de cuidados

Las normas de la Unión Ciclista Internacional (UCI) evolucionan para proteger eventos élite como el Tour, donde la más mínima acción en contra puede acarrear duras sanciones.

Wout van Aert, ciclista belga. Foto: Reuters

Wout van Aert, ciclista belga. Foto: Reuters

El ciclismo no para en su ruta de cuidados estrictos y reglas. Para la Unión Ciclista Internacional (UCI), máximo órgano rector de este deporte a nivel mundial, blindar el espectáculo de dopajes, estafas, arreglos administrativos y uso de aditamentos fuera de lugar, entre otras cuestiones, es una prioridad para mantener el ritmo de atracción hacia el público. Es por eso que los reglamentos de la UCI continúan en constante evolución y con sanciones cada vez más específicas.

Uno de los eventos que adquiere mayor relevancia en la supervisión de sus reglas es el Tour de France, en el que en años anteriores se suscitaron casos de extremas consecuencias, como llegó a ser el dopaje de Lance Armstrong y por ende la erradicación de todos sus títulos internacionales. El Tour ha acoplado una nueva serie de reglas que permiten vigilar de cerca comportamientos de consumo y de ética por parte de los ciclistas y de sus equipos.

Por ejemplo, en 2007, el ciclista danés Michael Rasmussen fue expulsado de la carrera por su equipo, Rabobank, mientras vestía el maillot amarillo de líder por mentir sobre su paradero el mes anterior cuando lo buscaban para controles de dopaje, situación que no fue comunicada a los organizadores del Tour por parte de la UCI.

“Me resulta difícil imaginar que la UCI se guarde este tipo de información y no la transmita a tiempo a las partes interesadas. No somos juez y jurado, queremos simplemente que la gente que necesita saber sepa”, llegó a mencionar en ese momento el director de carrera del Tour de Francia, Christian Prudhomme.

La UCI tiene diferentes sanciones dependiendo de las 9 disciplinas que la conforman: ciclismo de pista, on track, indoor, ciclismo de montaña, BMX estilo libre, carreras de BMX, pruebas, ciclo-cross y en modo eSports. Las sanciones son más de 100 y entre ellas las razones más fuertes son el consumo de una de las más de 30 sustancias prohibidas, la alteración de papeles personales y el estar inmiscuido en asuntos de tráfico de influencias o controversias.

Algunas de las reglas más peculiares del Tour de France tienen que ver con los siguientes temas: de acuerdo con el artículo 6b del reglamento, el transporte utilizando envases de vidrio está estrictamente prohibido; el artículo 5 establece que está prohibido el uso de impermeables de líder que no sean los provistos por los organizadores de la carrera; mientras que Los equipos deben asegurarse de que ningún vehículo acreditado que les pertenezca tenga un televisor delante de su vehículo, según el artículo 9.

De igual forma, Los competidores que cometan agresiones, insultos, amenazas o intencionalmente provoquen retrasos o manifestaciones serán sancionados (artículo 9); si un grupo de corredores se divide en dos como consecuencia del cierre de un paso a nivel, la primera parte del grupo será ralentizada o detenida para permitir que los corredores retrasados recuperen su lugar en dicho grupo (artículo 19); los procedimientos oficiales al comienzo y al final de las carreras dictan que, por respeto al público, el uso de anteojos y gafas de sol, excepto los que sean recetados médicamente, simplemente no están permitidos.

Actualmente tiene a 20 ciclistas suspendidos de forma provisional por diferentes razones, que van desde el uso de anabolizantes hasta el haberse aplicado una transfusión de sangre sin las medidas precautorias establecidas.

También tiene a 110 ciclistas sancionados (la sanción mínima para ellos finaliza el 24 de julio de este año), algunos con duración de hasta 15 años fuera de cualquier competencia avalada por la UCI, mientras que 12 de ellos están fuera de por vida por el uso de sustancias prohibidas, además de autotransfusiones de sangre y hechos negativos respecto a administración, tráfico, complicidad y agravantes.

La UCI se ha visto envuelta en ciertas polémicas asociadas con su decisión a la hora de elegir el tipo de bicicletas a usarse. Por ejemplo, decidió abolir el uso de bicicletas reclinadas desde el 1 de abril de 1934, además de perjudicar a Graeme Obree durante la década de los 90, al no permitir las bicicletas con el cuadro sin tubo bajo el asiento en el año 2000.

La más reciente sanción de la UCI fue la penalización por tirar objetos o basura (normalmente caramañolas) de una forma descuidada o peligrosa, en la carretera o a los espectadores fuera de las zonas de reciclaje definidas por los organizadores de las carreras. La sanción para el ciclista que incurra en esta falta puede ser desde 200 hasta 1000 francos suizos más la pérdida de 15 puntos en el Ranking de la UCI.

Ante esta situación, uno de los sancionados más recientes fue el belga Wout van Aert, del equipo Jumbo-Visma, quien tomó el liderato de la competencia durante las primeras cuatro etapas. Fue sancionado con una multa de 500 euros y con la pérdida de 25 puntos UCI en el ranking de los ciclistas a nivel mundial por haber tirado deshechos fuera de la zona autorizada. Así lo dieron a conocer a través de un comunicado oficial de la competencia.

Van Aert perdería un minuto si reincide en ese comportamiento, tal y como fue introducido el año pasado en el reglamento de la UCI. Sin embargo, no sería la única sanción a la que se expone por su accionar, ya que, en caso de incurrir en una tercera falta, sea de la categoría que sea, podría acarrearle incluso la exclusión de la carrera, siendo una baja sensible para el equipo del Jumbo-Visma, uno de los más fuertes.

kg

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