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Una tragedia que dejó lecciones de seguridad

Los atentados al maratón del 2013 cambiaron las estrategias que tenían las ligas deportivas estadounidenses en este rubro.

El 15 de abril del 2013, el Maratón de Boston se convertía en noticia internacional debido a que dos individuos hicieron estallar un par de bombas en la línea final de los 42.195 kilómetros de la competencia que este lunes se disputará en las calles de la ciudad.

Tres personas murieron y más de 280 resultaron heridas. A tres años de la tragedia, las consecuencias de ese acto que violentó la tranquilidad y festividad, que año tras año se vivían en una de las competencias más emblemáticas del mundo, siguen saliendo a flote.

El bombardeo de Boston generó, de manera inevitable, algunos cambios en el mundo de la seguridad de los eventos deportivos en Estados Unidos. Este maratón, por ejemplo, implementó medidas más estrictas.

Ahora, ya no se permite el uso de drones, usados para tomar imágenes espectaculares de la carrera, además de que todas las personas, ya sea participantes o asistentes, son sometidas a escáneres de cuerpo entero, y del mismo modo les prohíben entrar con latas o hieleras portátiles al perímetro del evento.

Tampoco se pueden usar antifaces o artefactos que cubran el rostro, recipientes con capacidad mayor a 1 litro de bebida, ni acercarse con ningún tipo de maleta o bulto.

Pero la vulnerabilidad que mostró el Maratón de Boston impulsó a que otras ligas norteamericanas implementaran medidas más rígidas para prevenir actos terroristas.

A partir de ese año, la Major League Soccer (MLS) revisó su política en cuanto al tamaño y tipo de bolsas que permitían ingresar a los estadios, permitiendo sólo bolsas transparentes o cangureras medianas.

En el Super Bowl (SB) del 2014, a los fans se les impidió estacionarse a cierta distancia del estadio y de ahí caminar hasta el inmueble, así que tuvieron que optar por el transporte especial que brindó la organización del SB.

Aunado a ello, la NFL mantuvo en funcionamiento los detectores de metales que ya tenían instalados en los estadios desde el 2011.

También, desde entonces, la Major League Baseball (MLB) comenzó a implementar detectores de metales en sus 30 estadios desde el 2014, y pidió que todos los inmuebles contaran con ellos de manera obligatoria desde el año pasado.

París volvió a encender las alertas

Cuando el mundo creyó que el terrorismo estaba bajo control, el 13 de noviembre del año pasado una bomba estallaba cerca del Stade de France, en pleno partido amistoso entre Francia y Alemania, en París, la cual dejó al menos cuatro muertos.

De acuerdo con las autoridades, uno de los terroristas que portaba un chaleco con explosivos intentó entrar al estadio, pero un agente de seguridad y uno de la policía le impidieron el acceso.

Es por ello que ahora Boston intentará mantener asegurada la competencia. Al menos 5,000 oficiales de policía resguardarán el evento en el 2014, tras los atentados, se tuvieron a 3,500 elementos de seguridad.

Asimismo han capacitado a voluntarios, organizadores y policías a través de simulacros, para saber qué hacer en caso de ocurrir algún evento de esa magnitud.

Aunado a ello, han aprovechado la tecnología: redes sociales como Twitter y Facebook son hoy en una herramienta efectiva para vigilar cualquier amenaza de ataque.

Boston, pues, ha cambiado, en algunos aspectos, la forma en la que se maneja la seguridad en eventos deportivos desde entonces en Estados Unidos, y quieren garantizar que la alegría y fiesta sigan siendo características de la emblemática carrera que, poco a poco, ha logrado recuperarse de una tragedia.

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