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Albercas en condominios: entre la convivencia y la responsabilidad
Estos espacios deberían ser un lugar de disfrute, pero en muchos casos, se convierten en el principal dolor de cabeza de la comunidad

Cada año cuando suben las temperaturas, la historia se repite en los condominios: las albercas pasan de ser un área común tranquila a el tema central de debates, quejas y retos para la administración.
He visto de todo. Vecinos molestos porque hay demasiados invitados ocupando el espacio, administradores lidiando con normativas que pocos leen, y discusiones sobre quién debe hacerse cargo del mantenimiento cuando el presupuesto es ajustado. Estos espacios deberían ser un lugar de disfrute, pero en muchos casos, se convierten en el principal dolor de cabeza de la comunidad.
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La realidad es que las albercas en condominios no funcionan bien cuando no hay reglas claras y, sobre todo, cuando no se cumplen. La Ley de Propiedad en Condominio permite que cada comunidad defina sus normas internas, pero si estas no son realistas o no se comunican bien, terminan siendo letra muerta.
Algunas administraciones establecen restricciones de horario o limitan la cantidad de visitantes por unidad, pero si no hay mecanismos de control efectivos, todo queda en la buena voluntad de los residentes. Y todos sabemos que eso no siempre es suficiente.
Mantenimiento para después
Otro punto clave es la mantención de estas áreas. No basta con limpiar el agua de vez en cuando; hay normativas que exigen un control riguroso de calidad, y descuidarlas puede traer problemas serios.
Un error común es que los condominios no consideran estos costos dentro de su presupuesto anual. Luego, cuando llega la temporada de calor, los gastos imprevistos obligan a tomar decisiones rápidas (y no siempre las mejores), como reducir el tratamiento químico del agua o postergar reparaciones. El resultado: albercas cerradas en plena temporada o, peor aún, problemas sanitarios que afectan a los residentes.
Más allá de las normas y el mantenimiento, hay un tema de convivencia que no podemos ignorar. En un condominio conviven familias con niños pequeños, adultos mayores, personas que buscan relajarse y otras que quieren hacer ejercicio. Si no se establecen horarios o zonas diferenciadas, es inevitable que surjan tensiones.
La tecnología puede ayudar a solucionar algunos de estos problemas. Hay herramientas que permiten gestionar reservas, controlar accesos y hasta monitorear la calidad del agua en tiempo real. Pero ninguna solución es efectiva si no hay una cultura de respeto y cumplimiento de normas dentro de la comunidad.
Al final del día, las albercas de un condominio es un reflejo de su administración y de la convivencia entre vecinos. Cuando hay reglas claras, mantenimiento adecuado y compromiso de todos, se convierte en un espacio de disfrute. Pero cuando estos factores fallan, lo que debería ser un beneficio se convierte en una fuente constante de problemas. ¿Cómo queremos que sea la historia este verano?
** El autor es country manager de ComunidadFeliz.mx en México, destacado por liderar la expansión de la proptech en el mercado mexicano con estrategias innovadoras en ventas y retención de clientes. Su enfoque en metodologías ágiles ha sido clave para optimizar la adquisición y monetización de usuarios. Con experiencia en gestión de riesgos y conservación, Mondaca impulsa la eficiencia operativa y el crecimiento sostenible de la empresa.