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Gobiernos y mercados “navegan la crisis sin cartografía”: CEMPE-UNAM
Las medidas aplicadas por los bancos centrales, incluyendo a los de importancia sistémica como Fed, son estériles pues no existe un problema de liquidez.
La crisis mundial por la que está transitando el mundo por la propagación del coronavirus no se parece a ninguna otra del pasado. No tiene precedente que otorgue una “cartografía” para los agentes financieros, ni para las autoridades económicas, advirtió el fundador y coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía en la UNAM, Eduardo Loria.
La súbita interrupción de la manufactura China, es el origen de la incertidumbre que están expresando los mercados, comentó. No saben cuándo se va a restablecer. No pueden anticipar cómo se va a recuperar la producción perdida y ven cómo se está transmitiendo este deterioro a otras partes del mundo que también está parando su maquinaria para limitar la propagación del coronavirus, dijo Loria.
“El enorme choque de oferta que generó en el mundo el súbito cierre de la maquinaria en China es una de las razones de fondo que puede explicar la baja respuesta de los mercados a las políticas no convencionales y claramente contracíclicas que están aplicando los bancos centrales de todo el mundo (…) porque sus acciones no van encaminadas a resolver ese problema de la economía real”, aseveró.
Entrevistado por El Economista, Loria explicó que las medidas que están aplicando los bancos centrales, incluyendo a los de importancia sistémica como la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de Inglaterra son estériles en este momento, pues atienden un problema de demanda de liquidez que no existe.
Hace años tenemos una zero bound interest rate / tasas debajo de cero, que han causado una trampa de liquidez limitando la capacidad de los bancos centrales para estimular al crecimiento.
Expectativas con riesgo a la baja
Sobre las expectativas económicas que se están revisando constantemente, dijo que “no es fácil proyectar el impacto económico que tendrá la propagación del coronavirus, ni el de las medidas de contención en el mundo ni en México, mientras no se estabilice la situación sanitaria. Lo que puede tardar aún varios meses”.
No es que estén fallando los modelos para estimar el impacto. Es que no se puede medir la profundidad del choque, mientras no se tenga cierta estabilidad en la situación de origen.
Refiere que la crisis precedente de 2008-2009 estalló por un problema de liquidez que se destrabó con la intervención no convencional de las autoridades monetarias. Fueron los años de llevar las tasas a niveles cercanos a cero, aplicar réditos negativos e inundar de liquidez al mercado. Se estaba resolviendo un problema de demanda.
Ahora, la crisis global inició con un problema sanitario, la propagación del coronavirus en la manufacturera más grande del mundo, que es China. Les obligó a bajar la cortina súbitamente interrumpiendo su participación en la cadena de valor mundial, generando un choque de oferta que no se puede resolver con las mismas herramientas de los bancos centrales.
Bancos centrales que por otro lado han llegado al límite de su capacidad con tasas reales negativas, y donde los gobiernos se encuentran con importantes niveles de endeudamiento que limitan su capacidad de respuesta, dijo.
A este contexto, hay que agregarle la guerra de los precios del petróleo que protagonizan Rusia, Irán y los demás países árabes, lo que ha impactado al precio del hidrocarburo generando más presiones de oferta en una economía mundial debilitada, aseveró.
Al mirar este entorno y el origen de la incertidumbre, podemos observar que los esfuerzos de los bancos centrales tienen la mejor de las intenciones, pero son estériles y siguen inundando de liquidez al mercado.
Es claro que “están actuando con lo que pueden, ampliando los mecanismos de demanda agregada, incluso quien tiene espacio, está soltando las finanzas públicas para aplicar una política contracíclica. Pero aún así, mientras no se estabilice la situación sanitaria, no tendrán un panorama completo para armar estrategias más certeras.
kg