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Brasil registró en 2021 su mayor inflación en seis años
Brasil registró en 2021 una inflación de 10.06%, la más alta desde 2015 y mucho mayor que el año anterior (4.52%), un dato que puede ensombrecer todavía más el panorama para el presidente Jair Bolsonaro a nueve meses de las elecciones presidenciales.
Brasil registró en 2021 una inflación de 10.06%, la más alta desde 2015 y mucho mayor que el año anterior (4.52%), un dato que puede ensombrecer todavía más el panorama para el presidente Jair Bolsonaro a nueve meses de las elecciones presidenciales.
"Es la mayor tasa acumulada en un año desde 2015, cuando fue de 10.67%", precisó el instituto oficial de estadísticas IBGE en su boletín de este martes.
El aumento de precios superó las proyecciones del mercado, ubicadas en 9.99% en la última encuesta Focus del Banco Central de Brasil (BCB).
La inflación en diciembre (0.73%) fue levemente inferior al 0.95% registrado en noviembre.
El resultado de 2021 está muy por encima de la meta de 3.75%, y de su techo de 5.25%, establecidos por el BCB, algo que tampoco ocurría desde 2015.
Según el IBGE, el dato estuvo influenciado sobre todo por el transporte, que tuvo la mayor variación (21.03%) y la mayor incidencia (4.19 puntos porcentuales) en el año, seguido del rubro de la vivienda (13.05%) y de alimentos y bebidas (7.94 por ciento).
En conjunto, los tres sectores explicaron alrededor del 79% de la inflación de 2021.
"El transporte se vio afectado principalmente por los combustibles", explicó el responsable de la elaboración del índice inflacionario del IBGE, Pedro Kislanov.
"Ambiente revuelto"
La inflación, un problema global derivado en parte de los efectos económicos de la pandemia del coronavirus, erosiona los ingresos de las familias, especialmente de las más vulnerables, que destinan el grueso de su dinero a alimentos en Brasil. El precio de la carne, por ejemplo, subió un 8.45% en un año.
Las imágenes de personas revolviendo en la basura en busca de comida proliferaron en los últimos meses en el gigante sudamericano.
Según Alex Agostini, de la consultora Austin Rating, varios factores explican también esta inflación anual de dos dígitos, una situación que Brasil vivió en los años 1980 y 1990.
"Hay una restricción de oferta de varios componentes en el mundo. Además, aquí en Brasil hay una cuestión de riesgo fiscal y de ambiente político revuelto que impactaron mucho en la desvalorización del real, lo que afectó mucho a los precios. También está en el radar la variante ómicron, lo que genera una mala expectativa para 2022", explicó a la AFP.
La proyección del mercado para 2022 es de una inflación de 5.03 por ciento.
Para intentar frenar el avance incesante de los precios, el Banco Central de Brasil impuso en las siete últimas reuniones del Comité de Política Monetaria (Copom) alzas importantes de la tasa de interés de referencia Selic.
En diciembre, aplicó una subida de 1.5 puntos porcentuales, hasta dejarla en 9.25%, el máximo desde 2017, y avisó de que prevé un aumento igual en la próxima reunión, en febrero.
Por ahora la estrategia no cuajó, y los economistas esperan que la inflación siga en niveles altos este año, en el que el presidente Jair Bolsonaro intentará ser reelecto en octubre, en unas elecciones en las que los sondeos dan al día de hoy la victoria al expresidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, quien todavía no confirmó su candidatura.
"La subida de los precios, que reduce el potencial de compra de las familias, y el alza de la tasa de interés para combatirla, que va desacelerando aquellos sectores que todavía respiraban, como la construcción o los vehículos, impactarán mucho en el crecimiento de la economía en 2022", explicó Agostini.
Las previsiones de crecimiento para 2022 son poco optimistas, de un 0.28% según la última encuesta Focus, frente al 2.5% esperado hace un año.
En el tercer trimestre, la economía brasileña entró en recesión, al contraerse (-0.1%), tras una caída (-0.4%) entre abril y junio.