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Economía

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Política monetaria de Japón, sin cambios

Compras masivas de activos del banco nipón seguirán enfocándose en la adquisición de fondos inmobiliarios.

El Banco de Japón (BoJ, por su sigla en inglés) ha mantenido intacto su programa de flexibilización monetaria para lograr que la economía nipona se fortalezca y alcance su meta de un alza estable de precios en torno a 2% que acabe con su deflación crónica.

En una decisión prevista por los analistas, el BoJ no consideró necesario modificar su programa de flexibilización, complementado con la adopción de una tasa negativa a corto plazo de 0.1% para los depósitos de los bancos y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno a 0% las tasas a largo plazo.

El BoJ apostó tras su reunión de dos días por seguir tratando de adquirir deuda soberana japonesa por valor de unos 80 billones de yenes al año para que el rendimiento del bono nipón a 10 años —principal referente de las tasas a largo plazo en el país asiático— permanezca sobre 0 por ciento.

Las compras masivas de activos del banco central nipón seguirán enfocándose en la adquisición de fondos cotizados e inmobiliarios para que su cartera engorde a un ritmo anual de 6 billones y 90,000 millones de yenes, respectivamente.

También seguirá incrementando el valor de su portafolio en lo que respecta a bonos corporativos a corto y largo plazo a un ritmo anual de 2.2 y 3.2 billones de yenes.

Las exportaciones y la producción industrial “continuarán con su tendencia de incremento”, al tiempo que el gasto de capital de las empresas sigue aumentado gracias a “la mejora de los beneficios corporativos” y el buen ánimo empresarial, señaló en un comunicado.

Pese a que el BoJ destacó que la tercera economía mundial sigue su “expansión moderada”, el Índice de Precios de Consumo nipón se situó en octubre en 0.8%, muy por debajo de la meta de 2% que la entidad quiere lograr hacia el 2019.

El BoJ puso en marcha en el 2013 un agresivo programa de flexibilización monetaria para lograr la citada meta inflacionista, aunque la caída de los precios del crudo y la ralentización global han obligado a la entidad a retrasar su plazo de consecución y a activar otras medidas adicionales.

El plan continuista del banco central japonés contrasta con otras entidades de referencia sobre política monetaria como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que han emprendido cambios de rumbo respecto a las medidas de estímulo que empezaron a aplicar tras la crisis global del 2008.

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