UE se volverá a reunir para discutir crisis energética

Los ministros de Energía de la Unión Europea (UE) se reunirán nuevamente el jueves para aprobar la última serie de medidas de emergencia para mitigar la crisis energética; sin embargo, los planes corren el riesgo de verse eclipsados ante los desacuerdos de cómo limitar los precios del gas.

Sobre la mesa hay nuevos proyectos de ley para acelerar los procedimientos de autorización de las fuentes de energía renovables y poner en marcha la compra conjunta de gas para los 27 países de la UE.

Polonia, Bélgica, Italia y Grecia han amenazado con bloquearlas si no se incluye una limitación del precio del gas. Pero, un grupo liderado por Alemania se opone a la limitación, alegando que incitará a los proveedores a vender en otros lugares.

Europex, la asociación de bolsas de energía europeas, fue uno de los agentes que criticó los planes de tal intervención.

Mientras las temperaturas bajan de cara al invierno, los ministros volverán a tratar el asunto que ha dividido al bloque durante meses.

La Comisión Europea ha propuesto que se aplique el tope a los derivados con un mes de antelación en el Centro de Transferencia de Títulos (TTF, por su sigla en inglés).

Según la Comisión, esto no afectaría al comercio extrabursátil, que es una válvula de seguridad para las entregas críticas, pero es improbable que asuma una parte importante del comercio.

El mecanismo propuesto se activaría si se produjera un salto extremo en los precios del gas en Europa sin que ocurriera un movimiento similar en los mercados globales, lo que significaría que la UE se apartaría de los precios mundiales del gas natural licuado (GNL).

La segunda condición es clave para seguir atrayendo suministros de GNL a Europa. Como ejemplo de ese comportamiento extremo del mercado en el que se aplicaría el límite propuesto, la Comisión señaló que el precio del TTF se disparó en agosto, mientras los mercados globales se mantenían estables.

La Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía supervisaría los mercados a diario y, en caso de que se produjera un repunte de los precios que difiriera de los mercados globales, informaría al ejecutivo de la UE el mismo día y el límite entraría en vigor automáticamente.

La Comisión estaría facultada para suspender el tope de forma instantánea en caso de que tuviera consecuencias negativas no deseadas para el bloque, incluso en términos de seguridad del suministro.

En caso contrario, la Comisión detendría el mecanismo si ha cumplido su objetivo o si al menos una de las dos condiciones para su activación ya no se da.