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Una mala gestión de emociones impacta en los colaboradores
Una emoción negativa del líder puede conversar en estrés y afectar la atención, el aprendizaje y la capacidad de tomar decisiones
Cuando hablamos de los líderes siempre ponemos el foco en sus habilidades técnicas, como la gestión de recursos, de tiempo, su creatividad, o bien, la forma en la que distribuyen la carga de trabajo, etc. Sin embargo, poca se habla de cómo manejan sus emociones y si saben lo que sienten en situaciones complejas en las que se ponen aprueba y en las que se demuestran si son capaces de estabilizar en la línea de un liderazgo efectivo.
Muchas veces los esfuerzos están enfocados en los resultados, en la productividad y que las métricas y los números se encuentran con los niveles adecuados, y pocas veces se cuestiona qué es lo que pasa con el bienestar de los colaboradores o con el de los líderes, que al final del día son quienes gestionan a los equipos.
“Es cierto que a veces las emociones parecen un tema demasiado subjetivo o ambiguo para tener un lugar en el mundo de los negocios, pero la verdad es que su impacto es real y puede ser más relevante de lo que imaginamos”, comentó Bety Galván, entrenador empresarial.
La gran mayoría de las ocasiones las empresas no ponen la atención necesaria en el manejo del estrés y las emociones de sus colaboradores y aplican medidas correctivas hasta que impacta en la productividad o pierden talento, de hecho, la Organización Internacional del Trabajo estima que el estrés laboral en México cuesta entre 5,000 y 40,000 millones de dólares al año.
Dificultad para gestionar las emociones
De igual forma, el bajo nivel del bienestar de los colaboradores o el síndrome de burnout se le suele atribuir a lo que dejan de hacer los líderes en la gestión con sus equipos, de tal forma que la atención se pone en todo aquello que tienen que mejorar para impulsar un mejor entorno laboral, pero ¿qué pasa por la mente de los líderes si ellos no están siendo capaces de controlar sus propias emociones?
“Si un líder tiene dificultades para gestionar sus propias emociones, lo que genera es estrés en el equipo de trabajo, porque se genera una tensión fuerte sobre las cosas que no le parecen, las cosas que no están saliendo como deben de ser, entonces, si un líder está ansioso o agresivo porque se está viviendo una crisis en la empresa, lo más seguro es que genere un ambiente de miedo e incertidumbre con los colaboradores y esto por consecuencia va a afectar el rendimiento”, indicó Bety Galván.
Estas dificultades son un tema recurrente en nuestro país, el estudio de Intelab “Impacto en el comportamiento de los colaboradores post-pandemia”, señaló que la percepción del bajo nivel de bienestar entre los trabajadores se encuentra en 51%, en este sentido, queda claro que las empresas deben poner mayor énfasis en las ventajas de ayudar a los líderes y colaboradores en el manejo de sus emociones de la forma adecuada.
“Si un líder es empático y tiene una buena comprensión de las emociones de los miembros de su equipo de trabajo, va a lograr que sus colaboradores tengan un ambiente laboral más ligero, saludable, colaborativo, con una motivación más alta y sobre todo comprometidos con la empresa, así aumenta la taza de retención de talento, entonces los líderes que aprendan a manejar y a valorar las emociones en el trabajo van a tener una ventaja competitiva muy importante sobre aquellos que no lo hacen”, puntualizó Bety.
Emociones contagiosas
Las emociones pueden ser tan contagiosas como un virus, comentó Bety y destacó que esto sucede debido a que en el cerebro tenemos el sistema límbico, que entre sus funciones tiene la capacidad de conectarse con el de otra persona, por lo que estamos diseñados para reconocer a través del tono de voz y las expresiones corporales cuál es el estado de ánimo de otra persona.
“Un estudio de la Universidad de Yale que analizó los estados de ánimo y su contagio en los grupos de trabajo, en el cual se demostró que el rendimiento de los equipos se veía muy favorecido cuando las emociones eran positivas”.
Al mismo tiempo, explicó que cuando la capacidad mental de los equipos de trabajo se ve afectada por los enojos, la ansiedad y la sensación de inutilidad se convierte automáticamente en estrés y esto hace que se libere la hormona llamada cortisol, la cual afecta la memoria , la atención, el aprendizaje y si esto se vuelve crónico, limita la capacidad de las personas para resolver problemas de manera efectiva y es justo ahí donde empiezan los problemas de productividad.