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Autonomía, relación con Cofece, Claro TV, licitación 5G y brecha digital, entre las prioridades de Javier Juárez en el IFT
Javier Juárez Mojica, nuevo presidente interino del Instituto Federal de Telecomunicaciones desde este 1 de marzo, salía de niño a buscar a los técnicos de la estatal Telmex para que conectaran su hogar a la telefonía fija. Unos treinta años después, persigue políticas públicas que empujen la conectividad en todo México, incluso hacia su pueblo ubicado en el Michoacán profundo, donde sueña que un día las conexiones 5G reemplacen a las de ADSL de cobre.
Javier Juárez Mojica es muy práctico en su trabajo, aunque reservado y silencioso también; él mismo se califica como un hombre pragmático y mesurado. En su cuenta de Twitter tiene escrita una expresión en idioma chino que reafirma esa conducta y no es sencillo que suelte una nota a los reporteros sin pensar antes lo que dirá.
En 1994 llegó al norte de la Ciudad de México y como estudiante de ingeniería en electrónica y comunicaciones, era común verlo yendo y viniendo por las estaciones de El Rosario o Toreo del Metro tras comprar materiales para circuitos integrados en la calle de República de El Salvador, donde lo conocían bien; nada que ver cuando iba por la leña al monte. Javier Juárez Mojica, de leñador a ingeniero, y luego a regulador jefe del IFT. “Elegía la que era más rápida, aunque casi siempre prefería El Rosario por su agilidad y porque en la otra había un poco más de caos, para qué pasar por ahí”, narra Juárez Mojica, explicando así su practicidad y quizá también la manera en que dirigirá al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) como el cuarto presidente de este organismo.
Este es el comisionado que el 18 de octubre del 2016 fue electo para el cargo por el 91% de los senadores que se presentaron en la Cámara Alta ese día y votaron a su favor, por lo que legitimidad del Congreso tiene para regular los mercados de telecomunicaciones y radiodifusión, además de los 23 años que lleva trabajando en el sector público y privado, empezando por la Cofetel en 1999 y en un tiempo como consultor, por eso al momento de su elección se dijo que era el hombre de la firma Entuizer en el IFT.
Juárez Mojica también es el comisionado que primero, como funcionario de menor nivel, participó en el diseño y ejecución de políticas públicas tan trascendentales para los mexicanos como la portabilidad numérica que atrapó a la Ofcom de Inglaterra y la medición de la calidad de las redes celulares, y luego en la separación funcional en la telefónica más importante de este país. Todo este conocimiento, su mesura y el hecho que desprecia enfrascarse en guerras de declaraciones se han convertido en su principal activo ante la industria, pues su nombre y formación profesional ya significan sintonía para diversos operadores que no esperan menos de él.
Su nueva oficina está en el piso once del edificio principal del IFT, pero sus carpetas de trabajo siguen en el piso nueve, donde se siente más cómodo resolviendo proyectos. Arriba sólo despecha por formalidad, por logística y porque es más práctico enlazar llamadas telefónicas, por eso dice que no planea modificar la oficina que un día fue de Mony de Swaan, Gabriel Contreras Saldívar, Adriana Labardini y Adolfo Cuevas. La pared recorrida dos metros, los macetones que hacen verde pero tapan la vista del balcón y la mesa de cuatro sillas —como cuatro comisionados tiene hoy el IFT— y que no estaban hace dos años, se quedan allí. “Quitar la mesa no va a hacer que el IFT regule más rápido. ¿Si cambio la oficina va a tener un impacto en el sector?, pues no; no quiero perder el tiempo en esas cosas”, dice.
Su prudencia en contestar preguntas hace que el tiempo vuele y sólo responda algunas de dieciséis planeadas y su discreción solicita que no se cite el nombre de su pueblo natal, pero reconoce que allí sólo existe conexión a Internet por ADSL y operadores WISP, por lo que es un buen ejemplo de que también allí debe llegar la conectividad. Y no guarda silencio al decir que recompondrá la confianza al interior del IFT y que defenderá la autonomía de este órgano ante quienes insisten en desaparecerlo.
—Comisionado, ¿se imaginó un día subir dos pisos y avanzar tres sillas en el salón de plenos para convertirse en presidente del IFT?
—Sí. Cuando empiezas como yo, desde 1999, como tecnólogo titular, que era el puesto que tenía; luego a subdirector, director de área, director general; luego consultor en la parte privada y más tarde como titular de política regulatoria e incluso, ya cuando aplicas para el examen y sales en las listas de ternas que propone el Presidente para comisionado y para que lo ratifique el Senado, es entonces cuando se ve un escenario más factible, incluso por la parte legal. Y cuando ocurre un escenario como en el que estamos precisamente ahora por la vacancia en la presidencia del IFT y ahora que ya me tocó ser el comisionado más antiguo, pues me toca ejercer (como presidente interino). Aunque no lo haya visto tal vez en octubre de 1999, se empieza a hacer algo como que eventualmente puede ocurrir y aquí estamos.
—Sabiendo que esa posibilidad se haría realidad, ¿comenzó desde algunos meses antes a preparar un plan de acción o de proyectos a realizar?
—Yo preferí en esa parte ser muy prudente, porque el Senado puede resolver en cualquier momento y mañana mismo lo puede hacer, como dijiste en tu nota, mi presidencia puede ser de unas horas o unos años. Técnicamente así es. Aunque asumo la presidencia interina a partir del 1 de marzo, el Senado de la República tiene toda la facultad para subir este asunto al orden del día y tomar una decisión. Es una realidad. ¿Me gustaría competir en el proceso? Sí.
Yo soy el presidente, pero el máximo órgano de gobierno del Instituto es el pleno. La última palabra la tiene el pleno. En enero de cada año debemos definir el programa anual de trabajo y allí está, y está aprobado y calendarizado a cumplirse para el primero al cuarto trimestre del año. Sería aventurado decir que esto es el plan de trabajo de un presidente, porque muchos de esos proyectos tendrán que presentarse para la resolución del pleno y si ellos no lo aprueban, esos proyectos no se podrán cristalizar. Una institución como esta, con un órgano colegiado de comisionados integrando un pleno, no se dirige por una sola persona. Yo buscaré los consensos y la confianza, presentaré los proyectos debidamente armados y es el pleno el que tiene la última palabra.
—Hablando de confianza, ¿cómo recompondrá ésta al interior del IFT, si desde afuera se mira una institución frágil por la desconfianza entre comisionados y atacada por el gobierno federal al mismo tiempo, amén de las filtraciones sobre agentes regulados que, al parecer, han salido de aquí mismo? ¿Cómo percibe el trato de sus compañeros hacia a usted, ahora que es presidente?
—Hay un tema de que no hay armonía por un episodio que fue público y notorio. Este tema de la confianza y la relación la construyes todos los días, opto por ello. Y se construye siendo abierto y transparente. En la primera sesión a la que tuve que convocar ya como presidente el 2 de marzo para una sesión el 9 de marzo, platiqué con ellos el orden del día: “hay esto, todos estos proyectos tienen plazo, estos no pasa tanto si los dejamos para la siguiente sesión…”. En la medida en que tú eres transparente y no estás tratando de acaparar las cosas y la información, sino de decir: “esto es lo que hay y son los temas urgentes, y los vamos a subir al pleno”, vas construyendo esa relación de confianza en el día a día y se mantiene en el día a día.
Con el resto de comisionados nos percibimos de pares y es el mismo trato que deberíamos tener siempre entre comisionados, porque además es lo que somos. Me han recibido bien. Somos pares, igual que yo: todos somos comisionados, la presidencia me tocó. Y entonces abogo por esa relación de pares y viéndonos así. Eso va abonando a esa buena relación.
—Allá afuera no parece que exista una muy buena relación del IFT con la Cofece. ¿Cómo, durante su presidencia, es posible ir más allá de mensajes diplomáticos y buscar un entendimiento sobre cuándo y qué le toca a cada autoridad regular en mercados digitales, y no dejarlo a que un jurista decida en los tribunales lo que economistas pueden decidir mejor y mientras los regulados son los afectados en tiempo y dinero?
—Con la Cofece no hay una cuestión personal ni mucho menos. Cuando se origina una diferencia de opinión y termina decidiéndolo una persona de leyes, es porque lo dice la Constitución. Cuando hay una diferencia y yo considero que al IFT le toca y la Cofece considera que le toca, entonces debemos acudir a esas instancias para que ellas valoren los argumentos y en función de ello tomen una decisión.
Pero al margen de lo que dice la ley, considero que como instituciones debemos estar siempre buscándonos. Hasta tenemos un convenio de colaboración. Siempre hay que, institucionalmente, retomar esas relaciones y hacer sinergias. A nivel operativo, la Unidad de Competencia Económica conoce a sus pares de Cofece y esa relación en el día a día existe. No sé si hay una percepción que existe afuera de que estamos enojados, pero en el ánimo institucional del IFT no estamos enojados. No hay un sentimiento de enojo. Si hubo cuestiones, había un camino que se tenía que seguir y la autoridad competente dijo a quién le tocaba regular qué mercados. No hay sentimiento de enojo. Mi tema con ellos es un tema de colaboración, en eso estoy.
—En materia de competencia, hay quien se preocupa porque el hecho de contar con un pleno de cuatro comisionados hará imposible que proyectos de resolución sean aprobados o rechazados, por ejemplo el asunto de Claro TV, aun cuando la Unidad de Concesiones y Servicios presente un nuevo proyecto en ese caso en particular…
—No quiere decir que todo lo que tiene que ver con algo de competencia ya requiera una votación de cinco comisionados. Esos son casos muy específicos. Con Claro TV allí estamos hablando de un asunto de concesión. Ese tipo de estudios y análisis no quiere decir que no los pueda hacer este pleno. Esto sí puede salir con cuatro votos. En la sesión de ayer, donde se estaban viendo las constancias de participación a los interesados en la licitación de radio, se requirieron opiniones o dictamines de competencia de unidad, que son opiniones para que posteriormente el pleno tome la decisión de entregar o no constancias de participación. Entonces, no quiere decir que todo lo de competencia requiera el voto de cinco comisionados en pleno. Si ahorita quisiéramos decir que en un sector hay barreras a la competencia, eso no lo podríamos hacer, porque allí la ley dice que requiere de cinco comisionados. ¿Lo de Claro TV lo podemos votar? Independientemente del sentido de resolución, sí lo podemos votar.
—No yendo tan lejos de Claro TV y recordando lo que su antecesor dijo a un periódico sobre actualizar la reforma de telecomunicaciones, ¿cómo haría usted para evitar que Telcel se reconcentre con los usuarios? Cuando las medidas asimétricas, en 2014, tenía 73 millones de clientes, ahora tiene casi 81 millones… ¿Está funcionando así la reforma?
—Siempre habrá áreas de oportunidad en la regulación y precisamente, por eso el pleno del año 2013 y que resuelve el asunto en 2014, se autoimpuso la obligación de revisar el impacto de las medidas en términos de competencia y en función de una revisión bianual ir viendo qué ajustes se requieren. En telecomunicaciones hemos realizado dos revisiones bienales; hay, sí, cierta confusión porque terminan siendo trianuales y ahora terminará siendo cuatrienal. Evidentemente no se trata de proyectos que haces en un día. Es una revisión que se somete a consulta pública para tomar en cuenta lo que dicen todos y cuando terminas, surten efectos las nuevas medidas modificadas. De allí en adelante vas a contar dos años para ver cuál será el impacto en términos de competencia y poder valorar qué ajustes más se hacen. Esa es la mecánica y reconocimiento que siempre vamos a poder encontrar áreas de oportunidad.
Por lo que dices de la reconcentración el agente económico preponderante, tanto en banda ancha móvil como en banda ancha fija ha venido perdiendo participación de mercado, es un dato duro.
La cuestión de fondo es si la regulación del IFT es para repartir el mercado y diciendo: “a ti te toca 25% y a ti otro 25% y 25% al otro”, todo por decreto o que no importa el tamaño de la empresa y regular para que todos los operadores puedan competir en términos de fair play para ganar a los usuarios por factores como la cobertura, pero también por otros como tarifas u ofertas y valorar todo eso de la calidad y la atención al cliente. La regulación lo que debe buscar es el terreno parejo para competir. No podemos imponer, a través de la regulación, a un usuario que se tiene que quedar o que se tiene que ir con otro operador.
—Hay un operador que ya tiene cerca del 25% del mercado, entre propio y el que soporta de un tercero. Su red 5G la corre por banda de 2.5 GHz y aunque tiene 3.5 GHz para esos servicios, no ha comunicado que la usará pronto así. Telcel dice que valorará comprar más banda de 3.5 GHz en la IFT-12, porque ya tiene 100 MHz allí. ¿No cree entonces que la Licitación IFT-12 quede también deslucida como la IFT-10 porque AT&T y Telcel no compren bandas?
—No descarto y no hay que quitar el tema de renglón el tema del costo del espectro. Si el país es más cotoso en temas de espectro, estamos perdiendo competitividad. Quizá dicen los operadores que 100 MHz en México son más caros que 100 MHz en Chile y es un insumo para producir su banda ancha, entonces su plan de negocios es más rentable en otro lado. Eso es relevante, lo advertimos y todas esas dudas lo resolveremos a través de las consultas públicas. No seremos arrogantes y decir que sabemos todo lo que la industria necesita, como todo el espectro y salir con una licitación, con tantos bloques de espectro. Todo se llevará a consulta pública, incluyendo bloques, fechas y tiempos y si desde allí vemos que con el espectro que ahorita está concesionado en el mercado se están cubriendo todas las necesidades de comunicación, entonces a lo mejor el riesgo de que esa licitación quede desierta va ser alto. Esta decisión la tomaremos tomando en cuenta a los interesados.
—La industria que usted regula dice que la 5G es hasta catorce veces más cara para construir redes en comparación con tecnologías anteriores. Pero si los operadores no tienen dinero o interés por comprar espectro, ¿cómo le hará para llevar conectividad a quienes la necesitan?
—Vienen retos interesantes. Lo que nos corresponde, lo haremos. Qué va a pasar, por ejemplo, con alguna minera donde la 5G puede ser muy interesante para su labor, pero a lo mejor donde está es un lugar muy apartado y no hay ninguna red con la cobertura de un operador tradicional. Como ya no llega la cobertura, ya no tendría la oportunidad de aprovechar las ventajas de la 5G. Entonces habrá que ver a través de qué figura como IFT se le puede asignar espectro directamente, pues está haciendo una actividad productiva y generando empleos, aunque su core no es el de telecomunicaciones. Habrá que realizar diversas valoraciones para garantizar que la administración del espectro cubre realmente todas las necesidades de la sociedad.
Yo quisiera que hubiera cobertura en todos los lugares donde va a haber usuarios. Si no se cierran esas brechas, seguiremos hablando de que tenemos diferentes Méxicos. ¿Por qué debemos tener más opciones que en una comunidad rural? Es el reto que tengo y cómo lo resolvemos.
Algunos dicen que con 5G la brecha digital se va acentuar más, ese puede ser un riesgo. Pero hay que ver cómo esas brechas no se acentúen. ¿Qué quiero decir? Que en la medida que la gente de mi pueblo, de tu pueblo o de un pueblo de Chiapas aprovechen la conectividad para la producción se hacen más sostenibles todos los proyectos. En esa comunidad rural donde no ha llegado todavía el Internet, si empiezan a aprovechar los adelantos para aplicaciones inteligentes, entonces esos proyectos van a hacer más sostenibles y creo que eso puede ayudar a reducir la brecha digital. Puede ser eso un sueño.
—Como analogía, parece que hay una enorme brecha y pocos puentes para que el gobierno federal entienda el valor de una autoridad como el IFT, ¿no cree usted? ¿Y cómo hará que ese ABC suyo no termine como el CCC de Felipe Calderón?
—El papel de IFT lo definió el constituyente y el constituyente dijo que debía haber un IFT autónomo desde la Constitución. La misma Constitución dice que no estamos para entorpecer o estar en contra del gobierno y que no se cumplan las metas nacionales. Dice que el IFT está para coadyuvar y por eso, cuando llega un proyecto cuyo objetivo es llevar Internet a todo el país, como especialistas nos interesa que se cumpla, nada más que será en términos de lo que dice la Constitución.
La relación con otros actores derivará del propio diseño constitucional. Alguna vez leí una frase que me resulta oportuna para los órganos constitucionalmente autónomos y es de no subordinación y sí mucha colaboración y así será conmigo, con coordinación actúo. Desde nuestro sector de telecomunicaciones y radiodifusión, queremos que el país se desarrolle como nos mandó la Constitución y en eso habrán muchos proyectos del Ejecutivo federal que están alineados en ese desarrollo.
Ese ABC se convierte en una brújula del día a día. En el contexto de autonomía no desconoceremos que somos una institución pública del Estado mexicano y que esa autonomía es por el deber ser y a largo plazo. Luego viene el beneficio social de qué se debe logar con la conectividad y que la gente aproveche las telecomunicaciones para ser más productivo, y la competencia se logra donde todos los operadores pueda competir en terreno parejo. Todo eso es la brújula de esta presidencia.