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Consumo privado, en modo cautela previo a elecciones: Bajó 0.4% en mayo

El indicador sigue deteriorándose en el margen, e hiló dos meses de caídas luego del máximo histórico de marzo; apuntaló la baja un desliz de 3.6% en la compra de bienes importados.

Foto: Especial

Foto: EspecialRogelio Morales, Cuartoscuro.com

En la antesala de las elecciones federales del pasado 2 de junio, las familias mexicanas mantuvieron la cautela en la compra de bienes y servicios. En mayo el Indicador Mensual del Consumo Privado (IMCP) se contrajo 0.4% mensual e hiló dos meses de descensos, de acuerdo con cifras dadas a conocer este viernes por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Si bien el desliz fue menor frente a la caída de 1% de abril, con estos resultados se perfila un segundo trimestre más débil para el consumo.

Esto a la luz de lo que ya se sabe sobre la dinámica del Producto Interno Bruto (PIB) del período, que tuvo un avance trimestral de 0.2%, inferior al de 0.3% del primer trimestre, según dio a conocer esta semana el Inegi en su estimación preliminar.

El descenso del Indicador Mensual del Consumo Privado en mayo estuvo apuntalado por una caída de 3.6% en la compra de bienes importados, que hiló dos meses en descenso.

Esta variable parece haber tocado techo en marzo pasado, luego de casi dos años de avances relativamente consistentes con una sólida apreciación del peso mexicano como telón de fondo (hasta el mes de mayo).

También se debilitó la compra de servicios, con una contracción de 0.4, mayor a la de 0.02% de abril y la tercera en fila.

Finalmente, la compra de bienes nacionales mostró una recuperación de 0.7% (versus una caída de 2% en abril), que no fue suficiente para compensar las dinámicas de los dos otros pilares.

Producto de la caída de mayo, el IMCP quedó 1.4% por debajo respecto del registro de marzo, que es hasta la fecha el máximo histórico de la variable.

El descenso en el consumo de mayo también coincide con el decremento mensual de 0.4 puntos que también se reportó para ese mes del Indicador de Confianza del Consumidor (ICC), que fue el primero observado desde diciembre del 2023.

Solidez en entredicho

Contracorriente de la dinámica de la inflación —que en el 2022 tuvo su mayor escalada en dos décadas—, en los últimos dos años el consumo privado se ha mantenido robusto gracias a factores como la mejora en el salario real, el bajo desempleo, la sólida llegada de remesas y crecientes transferencias gubernamentales por programas sociales.

Durante el 2022 fue el factor más dinámico del PIB por el lado del gasto y aunque en el 2023 cedió ese lugar a la inversión privada, durante el primer trimestre del 2024 volvió a liderar en crecimiento (1.5% mensual versus 0.8% de la inversión).

No obstante, en el margen se ha desacelerado en consonancia con un menor dinamismo de variables como la actividad manufacturera (que cayó 0.2% a mayo), las exportaciones (que crecieron 2.6% a junio, frente al avance de 3.9% del año previo) y una inflación rígida a la baja.

De enero a mayo, el IMCP marca un crecimiento anual acumulado de 4.3%, todavía por arriba del crecimiento de la economía en su conjunto (el Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE, creció 2.3% en ese período), pero inferior al 5.6% de crecimiento que tuvo en ese período del 2023.

Desafíos

Hacia la segunda mitad del año, el panorama también seguirá siendo retador. “Para la segunda mitad del año, estimamos que el bajo desempleo y el crecimiento en salarios sean un soporte relevante para el consumo privado, si bien la generación de empleos sería cada vez menor, en un entorno de desaceleración económica”, opinó Ángel Huerta, analista económico del Grupo Financiero Ve por Más en un reporte.

El viernes el Inegi reportó un deterioro del mercado laboral en junio, ya que la población ocupada retrocedió en 864,000 personas (se trató del peor junio cuando menos desde el 2005) y la tasa de desempleo repuntó a 2.8% de la Población Económicamente Activa (PEA), desde el nivel de 2.6% del mes previo.

“Adicionalmente, aunque proyectamos que bajarán algo respecto a sus niveles actuales, la inflación y las tasas de interés se mantendrán elevadas, restringiendo el poder adquisitivo de los hogares y el acceso al crédito, respectivamente. Finalmente, un mayor enfriamiento en Estados Unidos produciría que las remesas se desaceleren, si bien la depreciación cambiaria elevaría su valor en pesos”, agregó Ángel Huerta.

También el viernes, se acentuaron los temores de recesión en Estados Unidos, luego de que se supo que la economía generó únicamente 114,000 puestos de trabajo, cuando se esperaban 179,000 plazas.

octavio.amador@eleconomista.mx

Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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