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Innovators Under 35 LATAM, el gran ausente es el gobierno

La revista estadounidense MIT Technology Review, editada por el Massachusetts Institute of Technology, presentó en la Ciudad de México detalles del premio Innovators Under 35 LATAM, que busca iniciativas de base tecnológica que mayoritariamente cumplen tareas que corresponden al Estado.

Solución, problema, disrupción, eficiencia, innovación, emprendimiento... Estos fueron algunos de los términos más utilizados en el avance del premio Innovators Under 35 LATAM, que organiza la revista MIT Technology Review con apoyo de la Universidad Panamericana en México. En el ambiente campeaba la confianza en que las nuevas tecnologías darán solución a muchos de los problemas y necesidades de la población presentes y futuros. El proceso no puede ser más simple: basta con ubicar un problema que aqueje a un gran número de personas y buscar una solución con base tecnológica que eficiente procesos y acelere tiempos. Los encargados de generar estas soluciones son los emprendedores, que, bajo los criterios de innovación y disrupción, generarán un bienestar o un servicio en beneficio de muchos.

Los organizadores informaron que el concurso recibió 2,000 proyectos, de entre los cuales un jurado seleccionó a 35. Nueve de los proyectos finalistas son de origen mexicano. Innovators Under 35 LATAM busca iniciativas de base tecnológica lo que contempla tanto a nuevos desarrollos tecnológicos como al uso innovador de los ya existentes que ofrezcan soluciones originales a problemas que afecten a un gran número de personas, de acuerdo con la descripción que hicieron este martes los responsables del premio.

No es la única iniciativa del MIT Technology Review en la región. La publicación editada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), casa académica de Noam Chomsky, Nicolas Negroponte, Richard Stallman o Paul Krugman, realiza desde el 2012 el Innovadores Menores de 35 México. Los ganadores mexicanos tienen algo en común: son proyectos de emprendimiento con un objetivo social o medioambiental, a diferencia de los emprendimientos comerciales cuyo fin último está enfocado en las ganancias económicas. Plataformas para eficientar la donación altruista de sangre, fertilizantes biotecnólogicos para combatir el cambio climático, proyectos de educación que disminuyan la brecha digital o plataformas biotecnológicas para obtener vacunas tienen en común el dar solución a problemas sociales, y un hecho menos evidente pero no menor: todos suplen omisiones de las obligaciones del Estado.

La sede del Innovators Under 35 LATAM en su primera edición es México, país que los organizadores consideran punta de lanza en innovación y emprendimiento en la región. José Antonio Lozano Díez, rector de la Universidad Panamericana, donde el 16 de noviembre se presentará a los ganadores, aseguró que iniciativas como la del MIT Technology Review y el programa Ecosistema Innovador de la casa de estudios mexicana enfocado en la creación de startups y registro de patentes contribuyen a la generación de conocimiento en México.
La pretensión del rector es loable, pero se antoja difícil ante la situación del país. Su entusiasmo por contribuir a una economía del conocimiento en México choca de frente con los hechos y la realidad de los números. En el presupuesto del 2017, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología entidad encargada de las politicas políticas que conducen al desarrollo de una economía del conocimiento se le asignaron 23.3% menos recursos que el año precedente. La inversión que México destina a ciencia, tecnología e innovación equivale a menos de 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB). El promedio de inversión en este rubro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es de 2.4% del PIB.

Se antoja difícil que iniciativas que no van acompañadas por compromisos del gobierno de dar cumplimiento a sus obligaciones lleguen a buen destino, y el gobierno fue el gran ausente en la presentación de este martes. Un segundo momento que evidenció la ausencia del gobierno llegó con la afirmación de uno de los directores de la consultora Opinno, presente en el anuncio, que, a pregunta expresa por parte de una periodista sobre a qué se refería con su afirmación de que México es punta de lanza en innovación en la región , optó por matizar su comentario y destacar la existencia de programas de emprendimiento tecnológico universitarios. Sobre si el gobierno de México cuenta con una política pública que impulse el progreso científico y tecnológico no hubo mención alguna.

Las omisiones del gobierno no se reducen al bajísimo presupuesto asignado para generar una economía basada en el conocimiento o a la inexistente política pública que le impulse. La necesidad de iniciativas de emprendimiento social, las ganadoras año tras año de los premios Innovadores Menores de 35 México, pone en relieve la falta de acción del gobierno para dar solución a los problemas sociales, y este descuido se refleja en los datos. El gasto social, rubro del gasto público bajo el cual recae la atención a las demandas de los problemas sociales, alcanza apenas 10% del PIB del país, cuando el promedio de los países pertecientes a la OCDE se ubica en 22 por ciento.

El ejempo claro de la necesidad de soluciones por parte de particulares ante las omisiones del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones es el caso de Blooders, plataforma desarrollada por César Esquivel que genera redes entre los enfermos que necesitan una transfusión, los dionadores de sangre y los hospitales. Blooders opera en cuatro ciudades de México y cuenta con 12,000 donantes registrados. Esquivel describió que el proceso institucional de donación de sangre es lento y tortuoso para el donador, lo que lo desalienta las más de las veces a terminar el proceso de donación de sangre. Su plataforma eficienta el proceso, agilizándolo y reduciendo con ello los tiempos, lo que debería redundar en que el número de donaciones altruistas de sangre aumente en el país. Esquivel declaró con entusiasmo que proyecta dar solución a este problema de magnitud nacional en un plazo de cinco años. La solución de un problema de salud pública en manos de un privado bien intencionado que por su cuenta analiza un problema existente para resolverlo. ¿Dónde están las autoridades de salud?

El entusiasmo por las soluciones que las nuevas tecnologías nos ofrecen nos pone en riesgo de no atinar a ver que muchas de esas soluciones son necesarias porque el Estado ha renunciado en los hechos a solventar asuntos que caen en la esfera de sus obligaciones.

luis.martinez@eleconomista.mx

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