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Los operadores pequeños debemos mucho de nuestra existencia al IFT: Vasanta Comunicaciones

Vasanta Comunicaciones, originaria de Tabasco, es uno de los pequeños operadores que nacieron con la reforma sectorial de telecomunicaciones y que unos años ha ganado casi 20,00 clientes móviles y presencia en 1,600 sitios fijos. Su existencia obedece al trabajo regulatorio del Instituto Federal de Telecomunicaciones, dice su director, Manuel Paz.

Manuel Paz es director general de Vasanta Comunicaciones. Ilustración EE: Nayelly Tenorio.

Manuel Paz es director general de Vasanta Comunicaciones. Ilustración EE: Nayelly Tenorio.

Manuel Paz es operador, torrero y agregador de servicios de telecomunicaciones. Manuel Paz es el director de Vasanta Comunicaciones, una empresa originada en Tabasco como operador móvil virtual; es decir, una compañía que compra capacidad de minutos de voz y datos de Internet a la Red Compartida de Altán Redes para revenderlos luego a los usuarios finales.

Vasanta atiende hoy a 17,000 suscripciones de telefonía e Internet móviles, y otros 1,600 sitios con Internet de banda ancha fija. Estos datos hacen de Vasanta una empresa local a poco más de un lustro de su nacimiento, aunque el plan de negocios que la llevó a aliarse con la Red Compartida se ha reflejado en que ahora Vasanta cuenta con clientes móviles por todo México, desde Tabasco hasta Chihuahua o Chiapas.

El concurso mercantil en el que cayó Altán Redes en 2022 provocó que Vasanta, a su vez cliente y proveedor de la Red Compartida, se convirtiera en una nueva empresa torrera que hoy compite ante marcas como Telesites o American Tower en la construcción de radiobases. A ellas les ganó un contrato para construir 180 torres para CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, tantas torres como para radiar sobre toda Chihuahua desde los 700 MHz de Altán y con tecnología de Huawei, si todas las 140 estructuras pudieran colocarse en ese territorio. Hoy, las comunicaciones de mexicanos en Chihuahua, Durango, Zacatecas, Hidalgo, Veracruz, Puebla, Tabasco y Chiapas pasan por las torres de Vasanta.

Vasanta además ha ganado contratos de la UNAM para llevar un Internet accesible a estudiantes y se ha aliado con organismos del gobierno de los Estados Unidos para desarrollar aplicaciones médicas y educativas en México.

Vasanta, dice su director Manuel Paz, está próxima a la consolidación de su rentabilidad. Y si bien la compañía trabaja para arreglar sus retos financieros, los otros son aquellos que asocian a Paz con Andrés Manuel López Obrador. Pero Manuel Paz afirma que sería un fifí a vista del presidente, porque este empresario es exalumno del ITAM y la concesión de su empresa la obtuvo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en 2017, un año antes de que López Obrador ganara la presidencia. Manuel Paz rechaza que López Obrador quiera acabar con el IFT, porque considera a ese órgano autónomo como un garante de la competencia y promotor de la inversión en las telecomunicaciones mexicanas.

—En la industria se insiste en asociarlo a usted con el presidente López Obrador. ¿Tienen algo en común más allá de que ambos son tabasqueños? ¿Alguna vez le ha dado la mano a él?

Yo sí le he dado la mano, pero no soy un “AMLOver”. Lo conozco de muchas de sus acciones desde que fue opositor. Y él fue un opositor que se enfrentó a un monopolio en la política; que llegar a donde llegó no es nada sencillo en este país. Para eso se tiene que tener un carácter especial y él tiene una visión social y justa de lo que él avizora de México. Estoy con él en algunas ideas, pero otras no las comparto, especialmente en telecomunicaciones.

No estoy de acuerdo en que el Estado participe mucho en el sector como actor, pero sí de que facilite la competencia. No hay manera de competir al Estado siendo operador, porque llevando al Estado como él quiere (en telecomunicaciones), puede terminar todo en monopolios o en oligopolios. Eso ya lo vivimos: termina en corrupción.

Yo estoy muy de acuerdo con él en conectar a los mexicanos; tiene un buen diagnóstico de los millones de mexicanos que faltan por conectar, y no sólo a Internet. Por eso estoy muy de acuerdo en proyectos como el Tren Maya o la Refinería Olmeca; en el Transísmico o el AIFA. Estos son proyectos que ahorita son atacados, pero que se verán en el tiempo. Muy rápido: en el Sureste hoy uno mira puentes que antes no estaban y se miran mexicanos que tienen un nivel de vida distinto al de hace unos pocos años. Hay que reconocer que sí se hicieron cosas y que hay mexicanos que antes estaban olvidados y lo afirmo porque yo vengo de esa misma región. Antes le quitaron una refinería a Tabasco y la fueron a dejar a Hidalgo, ¿y qué se hizo?, pues sólo un muro.

AMLO es un punto de inflexión. Ha despertado odios y amores en todos los gobernantes. Y cuando un personaje tiene un fuerte liderazgo, genera luces y sombras, y AMLO genera más oscuros en ellos porque la sombra de su liderazgo es mayor, como también han tenido acierto muchos de sus proyectos. Yo estoy muy orgulloso de que sea de Tabasco, pero aún con ello, no comparto su manera para acabar con la brecha digital. El Estado debe ser facilitador, no actor.

—¿No hay competencia para usted, a pesar de un regulador con diez años anunciando que promueve competencia y concurrencia?

Competencia está empezando a haber, pero una visión no bien orientada del sector puede afectarla. Hay que tener también muy claro que mucho de nuestra existencia se la debemos a los consumidores y se la debemos al IFT. El IFT ha hecho con lo que ha tenido lo que ha sido posible. Ha sido promotor y ha abierto la canasta a los operadores chiquitos en este mercado de oligopolios y monopolios. Este es un mercado de titanes que compiten a nivel mundial y que una empresa discreta como la nuestra tenga una posibilidad es porque esa posibilidad, aún mínima, se debe a la existencia del IFT. Y eso mucho se lo debemos los operadores chiquitos.

Desaparecer a un regulador que es un promotor significa que otra vez el mercado se va quedar en manos del monopolio. Sólo hagamos historia: cuando no existía el IFT, no había competencia. Si este regulador sigue, se consolida una nueva regulación, se consolidan ofertas, inversiones y si a ello se suma un espectro barato, en este país despegará un mercado de telecomunicaciones con un fuerte valor agregado. Un regulador fuerte, como se escucha ahora, es lo mismo que una economía digital fuerte.

—Viene al fin del 2024 una subasta de frecuencias para nuevos servicios de valor añadido. Parece que sólo señales de los 600 y 3500 MHz saldrán a concurso. ¿Haría sentido a su plan de negocios una licitación así?

Si hubiera espectro a precios razonables, iremos a la contienda. Así como están los precios, esto queda sólo para los titanes. Y si hubiera espectro accesible, nosotros compraríamos en Tabasco. Allí, por ejemplo, con nuestra propia infraestructura, tendremos una fuerte posibilidad de asegurarnos como un operador regional, de atender necesidades también de gobierno y de corporativos.

El gobierno debe ver que si AT&T o AMX han dejado pedazos de espectro, es porque el negocio con esos cobros de Hacienda no da para sobrevivir. Si es rentable y llega espectro a nosotros, sí le entramos. Entiendan en el gobierno que ya tenemos un problema los operadores locales de que si los teléfonos no están homologados para la Banda 28, es un problema para hacer negocio por muchos temas técnicos y que si nos ponen en la mesa un espectro caro, se vuelve más difícil competir. Si se logra rentabilidad, le entramos, porque la final es un tema de números.

La 2.5 GHz es una banda que ha funcionado bien en todo el mundo y a todo mundo. Podría ser esa o podría ser otra banda. Y si a esta banda la combinas con la Banda 28, estaría muy bien hacer nuevos servicios.

—Aun con espectro propio, ¿mantendrían negocio con Altán y la Red Compartida? ¿No cabe posibilidad de que los dos peleen por la misma banda o que vayan juntos por la misma banda?

Altán es nuestro cliente, nuestro socio. Es nuestra aliada, ¿por qué la dejaría ahora? El asunto está más bien en que el usuario debe conocer que la Red Compartida es una supercarretera, una que ya nos ofrece distancia larga y muchos carriles por su tipo de espectro de los 700 MHz, y pronto un mayor valor agregado, porque podremos ya llevar servicios de salud, educación o seguridad. Su infraestructura ya está preparada para ello y la estamos robusteciendo.

La Red Compartida es una red de telecomunicaciones que tiene una huella gigantesca que se agiganta todavía más y logra una importancia mayor, cuando se instalan sus torres en territorios que nunca han tenido una cobertura celular. ¿Por qué no se sabe o por qué no se conoce ese poder? Porque entre que algunos la atacan y el usuario no puede conocerla, la red se pierde. Pero allí está: en Taxco o en CDMX; en Tabasco o en Chihuahua, allí está Vasanta u otra marca que va con la Red Compartida, pero si el usuario no la conoce y no tiene un SIM de esta red, no lo sabrá nunca.

¿Por qué en México falta conocimiento de la Red Compartida y lo que hace? Como operador le dices al ciudadano: “te vendo una línea telefónica con 4 Gigas por 200 pesos”, y eso ya siendo muy careros. ¿Qué pasa? Que tres días después ve el usuario en todas las portadas de los periódicos una oferta del preponderante, ofreciendo 2,000 megas por 200 pesos y la gente se va con ellos. Así no hay manera de competir. Con ese 65% o más del mercado que tiene el preponderante la influencia se vuelve más difícil de vencer, por ello hay que tener una visión correcta para dirigir este sector y acabar con los monopolios y los oligopolios.

—En cristiano y, quizá, palpable, ¿cómo le explicaría a un usuario lo que ya hace la Red Compartida o lo que se puede hacer con su tecnología?

Nosotros somos proveedores de los servicios de la UNAM. Hemos ganado los contratos para dar Internet a sus alumnos. También damos algunos servicios de telemedicina, otros proyectos educativos también. Y tenemos la operación celular masiva. Y pensamos que podemos hacer cosas, por ejemplo, con el IMSS o el Banco del Bienestar. Ojo: Abrir este tipo de puertas es muy difícil y cuando se abren es con mucho esfuerzo. Algunos en este gobierno no nos las han abierto tan rápido o fácil, aun cuando somos paisanos, pero algunos, afortunadamente, nos han recibido y nos han prestado diez minutos de su tiempo.

Y bien, pues estamos pensando en lanzar un servicio médico, que de tal manera una persona está en su casa y que si le duele mucho el pie o el pecho, en lugar de meterse a una página o una aplicación que le da un diagnóstico simple, si es que primero no lo mal informa, que levante el teléfono y del otro lado ya lo esté esperando un doctor certificado, que lo revisará a distancia gracias a la tecnología de esta red y que le expedirá una receta reconocida por la autoridad sanitaria. En eso estamos trabajando, porque en ese tipo de aplicaciones es donde vemos que viene un nuevo negocio. Es como una próxima revolución gracias a esta red.

—Para conseguir esto, ¿qué reto es más complicado? ¿El regulatorio, el de mercado o el tecnológico?

Lo explico así: Nosotros también construimos torres; torres en edificios o en terrenos; torres arriostradas o monopolares. Cuando vas como operador con una señora que es dueña de un terreno para colocar una antena o una torre, ella dice que sí, pero que le paguemos 30,000 pesos al mes. Uno, como operador, cuestiona esa tarifa, pero ella responde que eso es lo que Telcel paga al propietario de enfrente por el espacio.

Nosotros, al ser nuevos, al ser pequeños, al no tener la escala de un preponderante, no podemos pagar ese dinero. Treinta mil pesos por menos de 50 usuarios que están en ese espacio, no da el negocio. Al menos ahora las antenas se están instalando en edificios del Banco del Bienestar, que eso ahorra mucho.

Eso también es un tema de competencia, es un problema que en parte de la solución se necesita un regulador fuerte que disponga de reglas a las que se sujeten a los grupos económicos más fuertes, si el plan es tener más empresas competitivas y un consumidor con ofertas accesibles.

Periodista de negocios para El Economista, con especialidad en telecomunicaciones e infraestructura. Es licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM, con estudios posteriores en el ITESM Campus Ciudad de México, el ITAM y la Universidad Panamericana. Fue colaborador en Grupo Radio Centro, Televisa, El Financiero y Alto Nivel, entre otros. Ha sido moderador en los congresos internacionales de Futurecom y NexTV Latam; y también citado en el “Estudio sobre telecomunicaciones y radiodifusión en México, 2017” de la OCDE, y en distintos informes sobre espectro radioeléctrico de la GSMA y de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).

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