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Salud: será más dura la regulación de alimentos procesados

La industria debe dejar pretextos y asumir su responsabilidad en el grave problema de obesidad y diabetes en el país, advierte Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

La Secretaría de Salud alista una nueva estrategia para combatir la obesidad y la diabetes en México, la cual endurecerá la regulación del mercado de alimentos procesados y abarcará la promoción de una mejor alimentación dentro de las escuelas, principalmente del nivel básico, reveló Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

López-Gatell explicó a El Economista que los puntos principales de la estrategia antiobesidad y diabetes, misma que será incorporada en el Programa Sectorial de Salud a presentarse en unos dos meses, incluirá un nuevo etiquetado frontal de advertencia en bebidas y alimentos procesados, así como una estricta regulación publicitaria, además de medidas para crear ambientes escolares saludables, incluida la reformulación de desayunos escolares, ésta encabezada por el DIF.

Como autoridad de la política de salud pública del país, el doctor López-Gatell Ramírez dijo que se buscan acciones articuladas intersectoriales, para que no haya esfuerzos aislados, y sí lograr una agenda conjunta, la cual se empezó a delinear en febrero pasado cuando se conformó el Grupo Intersecretarial de Salud y Alimentación, convocado por el secretario de Salud, Jorge Alcocer, pero donde participan más de 30 instancias y dependencias relacionadas.

Además de la SS, participan las secretarías de Educación Pública, de Agricultura y Desarrollo Rural, de Economía, de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Conagua, el Instituto Nacional de Salud Pública, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, entre otras instancias.

La política integral, indicó, empieza desde un sistema agroalimentario sostenible, justo y saludable donde se dé impulso a productores locales con precios de garantía y crédito ganadero a la palabra y convertirlos en proveedores, por ejemplo, de los desayunos escolares, e ir rumbo a una red de abasto donde los alimentos saludables sean más accesibles en vez de los ultraprocesados y ultracalóricos.

Respecto al etiquetado avanzan en dos frentes: el de la NOM 05 cuyo comité quedó instalado por la Secretaría de Economía hace dos semanas y el de la reforma en el Congreso para que el etiquetado quede bien incluido en la Ley General de Salud donde va inmerso el derecho a la salud, a la salud alimentaria, a la información y el interés superior de la infancia.

Parte de la estrategia es alinear con el objetivo los presupuestos de las dependencias. La aspiración era tener un programa presupuestal específico para el 2020, pero los tiempos ya no les dieron. Lo que sí es que lo conectarán con los 30 programas presidenciales prioritarios y con la agenda del proyecto económico de este gobierno.

En este contexto, López-Gatell afirmó que, ante el enorme problema de obesidad y diabetes de dimensiones colosales que vive México y que incluso pone en entredicho la sostenibilidad del Estado, no caben cálculos egoístas de rentabilidad en el corto plazo, y no es sensato que la industria de bebidas y alimentos procesados usen distractores que intenten manipular “porque la evidencia científica ya es clara y contundente en torno a la mala alimentación como causa de las principales cinco enfermedades crónicas degenerativas que causan muertes en México”.

Enfatizó que, en la lucha contra la obesidad, diabetes y demás enfermedades relacionadas con la mala alimentación, el actual gobierno no permitirá prácticas dilatorias, ni simulaciones o distractores como sucedió con el cambio en las normas de etiquetado del 2015 o el Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles, donde “el Estado transfirió erróneamente su responsabilidad y donde la industria estuvo sobrerrepresentada y, por tanto, no derivó en acciones efectivas”.

“La política pública de prevención de un problema de esta magnitud no se puede poner a negociación de actores como la industria de alimentos y las relacionadas con la agroindustria que son una parte interesada, concreta y explícitamente”, en este tema, afirmó.

Precisó que la ciencia médica y la salud pública tienen claramente identificado que hoy muchos de los productos ultraprocesados, altamente calóricos y de bajo valor nutricional que fabrica y vende la industria de alimentos en México son productos nocivos para la salud.

“Son la causa más importante de la epidemia de obesidad, diabetes y demás enfermedades crónicas asociadas, que incluyen cáncer, hipertensión, la enfermedad cardio y cerebrovascular en el mundo, y de ello hay mucha evidencia científica; la Organización Mundial de la Salud lo ha reconocido clarísimo”, destacó.

La voluntad del sector privado a contribuir en esta lucha, dijo, es pieza clave porque debe ser parte de la solución. Tiene que romper con la idea de que, si se implantan políticas en favor de la salud, se afecta la economía, porque no es cierto.

Puso el ejemplo de Chile, donde a dos años de haberse implantado el etiquetado de advertencia, la industria ha reformulado, se ha acomodado positivamente y en dos años ya se están viendo resultados sin gran afectación al sector productivo y sí en cambio están surgiendo señales de cambios en el consumo de alimentos menos calóricos y más saludables.

maribel.coronel@eleconomista.mx

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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