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Nearshoring en tiempos de proteccionismo
Bajo las definiciones de este contexto político, la estrategia de los inversionistas para relocalizar sus empresas a México entró en un compás de espera. Así lo evidencia cada experto consultado en la banca y en el sector empresarial.
Cada entrevistado que ha formado parte del reporte especial de nearshoring en El Economista, al paso de un año, nos ha explicado el concepto de relocalización. Una de las definiciones más oportunas, nos la trajimos de Washington, D.C.
El director del Banco Mundial para México, Colombia y Venezuela, Mark Thomas, explicó que se trata de un movimiento de inversiones casi geopolítico que tiene que ver con el estado de las relaciones entre Estados Unidos y China.
¡Y vaya que es una definición oportuna! Esta relocalización de empresas seguirá operando entre dos nuevos escenarios, donde México es liderado por un nuevo gobierno, el de la presidenta Claudia Sheinbaum, y con el destino de Estados Unidos, dirigido por el presidente Donald Trump.
Sí, el mismo Trump que impulsó la renegociación del acuerdo comercial de Norteamérica durante su primer periodo en la Casa Blanca, que con su política “Made in America”, impuso aranceles por más de 360,000 millones de dólares a los productos provenientes de China.
Bajo las definiciones de este contexto político, la estrategia de los inversionistas para relocalizar sus empresas a México entró en un compás de espera. Así lo evidencia cada experto consultado en la banca y en el sector empresarial. Así lo dicen los anuncios de inversión que no terminan de confirmarse, como bien lo muestra GBM en su Barómetro del Nearshoring. La señal positiva es que ninguna empresa establecida ha anunciado su salida de México.
En este nuevo contexto mundial, donde avanza el proteccionismo y la regionalización se convierte en una constante, los empresarios globales identifican un reto mayo para llegar a México: los cambios constitucionales que dieron origen a la reforma por la que se elegirán jueces, magistrados y ministros de la Corte, por voto popular.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que de manera independiente a las reformas, las entidades federativas pueden garantizar esa certidumbre jurídica.
Los industriales estadounidenses y franceses ya están buscando alternativas legales para operar en México con el menor impacto de estos cambios. Todos tienen claro que mientras no se pronuncie el presidente electo de Estados Unidos acerca del acuerdo comercial, ni confirme las propuestas de campaña, que incluían la aplicación de aranceles a productos manufacturados en México, sigue la oportunidad latente en la regionalización del comercio.
Regionalización donde México está llamado a ser protagonista.