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¡Atención, Sr. Inversionista!
Cada vez es más complejo obtener rendimientos; sin embargo, sí existen oportunidades que podemos aprovechar.
Se acerca ya el final del 2014, en esta época del año es importante hacer una pausa y analizar el comportamiento de nuestras inversiones.
Por citar un ejemplo, un inversionista que mantuvo todo el año un portafolio promedio en 80% deuda corto plazo y 20% renta variable local ha obtenido en promedio un rendimiento cercano a 3% anualizado. De su deuda, 80% ha dado rendimientos entre 2.5 y 3% anualizado, mientras que la Bolsa mexicana acumula un avance de 5% en términos efectivos al cierre de octubre.
Para poder determinar si ese 3% es un buen resultado necesitamos compararlo con la inflación. Ésta debe de ser un punto de referencia relevante en el rendimiento total de nuestras inversiones. En los últimos cuatro años el promedio de la inflación al cierre de cada año se encuentra en 4%, las expectativas hacia los próximos 12 meses la colocan en ese mismo nivel.
Si bien este índice es una medida económica que indica el crecimiento generalizado de los precios de bienes, servicios y factores productivos dentro de una economía en un periodo determinado, debemos considerar la inflación real de cada familia. Ésta será en cada inversionista diferente, de acuerdo a su nivel de vida, y con mayor razón debemos de optimizar el rendimiento de nuestros portafolios.
¿Cómo podemos obtener un mejor rendimiento?
Cada vez se ha vuelto más complejo obtener rendimientos en tasas reales positivas, el actual entorno económico ha contribuido en mantener no sólo en México sino en todo el mundo una política monetaria restrictiva, esto se refiere a tasas históricamente bajas en la deuda y un mayor apetito a las inversiones de renta variable u otra clase de activos, lo que es un hecho es que sí existen oportunidades que podemos aprovechar de esta situación. Se acerca el fin de esta política monetaria y, en poco tiempo, se habla de la segunda mitad del 2015, las tasas tendrán sus primeros movimientos de alza desde el 2009. Podremos contar con pronósticos por parte de instituciones oficiales. Lo que es un hecho es que las tasas subirán ligeramente en línea con el ciclo económico, pero serán menores a las observadas antes de la crisis.
A raíz de estos sucesos, en los últimos años hemos visto rendimientos en los portafolios cada vez menores, inclusive por debajo de inflación, lo que repercute en la pérdida de poder adquisitivo. Si no gestionamos una buena diversificación continuaremos con esta mala tendencia. Una combinación de deuda, tanto gubernamental como corporativa, y una renta variable local e internacional es y seguirá siendo la clave para obtener mejores beneficios en el largo plazo. Existen instrumentos financieros que ofrecen una gestión activa, esto quiere decir que constantemente detectan oportunidades de mercado y las aprovechan con el fin último de otorgar mejores rendimientos. Estos productos los podemos encontrar tanto para deuda, como para renta variable. Otra sugerencia para administrar el riesgo son los productos estructurados, también conocidos como notas estructuradas. En ellos podemos participar en diferentes subyacentes como deuda y renta variable, buscando proteger el capital, generar cierto flujo de intereses vía cupones o apostar a una estrategia de crecimiento.
Incrementemos el rendimiento esperado sin necesariamente incrementar el riesgo en los portafolios, diversifiquemos en diferentes clases de activos, participemos en oportunidades de inversión interesantes con cierta protección de capital.