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El problema es de fondo

Sin duda arrancamos un mes más con fuerte volatilidad en los mercados, y las historias simplemente no cambian.

Sin duda arrancamos un mes más con fuerte volatilidad en los mercados, y las historias simplemente no cambian. Los mercados siguen pendientes de la Fed en Estados Unidos, de los petroprecios, de la situación económica en China y Europa, reaccionando con fuertes alzas y bajas conforme se publican datos, pero la verdad sea dicha, el problema es de fondo: la economía global no crece

Si bien es cierto que la economía de los Estados Unidos ha mostrado cierto grado de mejoría, particularmente en los niveles de empleo, que no en los ingresos de los estadounidenses, se podría decir que aún es frágil y, sin duda, la economía de ese país esta interconectada con el resto de las economías a nivel global, por lo que cantar victoria es aún prematuro; sin embargo, la Reserva Federal ha traído a los mercados presionados con la historia de que en cualquier momento de este año se verá obligada a incrementar sus tasas de interés a fin de controlar posibles presiones inflacionarias que hoy aún se encuentran lejos de la meta que ellos mismos han establecido de 2 por ciento.

Lo anterior ha traído como consecuencia que el dólar se fortalezca ante las principales divisas, haciendo que el costo de las materias primas o commodities producidas en ese país se encarezcan y por ende se incrementen los inventarios de las mismas, lo que ha provocado un desplome generalizado en los precios de éstas.

Así, hemos visto caer los precios de los metales preciosos donde el oro a agosto de este año, que cotiza en Nueva York, ha perdido 16.22% desde enero a la fecha, lo que equivale a una caída de 211.90 dólares/onza para ubicarse al cierre del viernes en 1,091 dólares/onza.

Lo mismo ha sucedido con los granos que cotizan en Chicago a plazo de marzo del 2016, que es el que se usa de referencia para los productores del ciclo Primavera-Verano de nuestro país, en donde el maíz, trigo y soya han caído 14.6, 16.72 y 6.8% desde el pasado mes de julio, tras un respiro que se tomaron entre el mes de junio y julio. Sin embargo, la tendencia es a la baja.

La historia del petróleo se cuece aparte. Y es que aparte de la influencia que ha ejercido el fortalecimiento del dólar en el precio del petróleo, es claro que la OPEP desencadenó desde el año pasado una guerra por cuotas de mercado con el firme propósito de desincentivar la producción de petróleo de esquisto en los Estado Unidos que podría llevarlos a ser autosuficientes en el corto plazo.

Lo anterior, se ha sumado la posibilidad de que con el acuerdo nuclear entre Irán y los Estados Unidos, Irán podría sumarle a la semana de que le levantaran las sanciones comerciales medio millón de barriles más al mercado y 1 millón al mes. Simplemente un mercado sobreofertado en una economía global que no crece.

A lo anterior hay que sumarle la volatilidad en los mercados cambiarios, de dinero y de capitales, que se retroalimentan con los de las materias primas y viceversa.

Por su parte, la segunda economía del mundo, China, sigue mostrando graves problemas para crecer por más que las autoridades le inyectan liquidez y le meten la mano a sus mercados, mientras que la situación en Europa sigue siendo complicada, la tragedia helena no termina y que España, Portugal e Irlanda siguen con economías alicaídas.

¿Qué decir de América Latina, donde la economía más grande, la de Brasil, ha sufrido una grave devaluación, problemas de desempleo y falta de crecimiento?

Sin duda, México se ha defendido en este entorno, pero padece de la misma enfermedad: no crece.

El problema es de fondo. La economía global requiere crecer, mientras tanto, la volatilidad seguirá al tope, no les quepa la menor duda. ¿Ya tomaste coberturas?

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