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¿Por qué China impacta negativamente los mercados?

Desde la apertura del comercio y la inversión producto de las reformas de libre mercado implementadas por Deng Xiaoping en 1979, China ha sido una de las economías de más rápido crecimiento, lo que le ha permitido duplicar su tamaño cada ocho años durante este periodo.

El crecimiento económico de China puede deberse a tres factores fundamentales:

• El incremento en la inversión fija bruta, producto de una alta tasa de ahorro interno e inversión extranjera.

• Las reformas en el mercado laboral que permitieron incrementar la productividad. Los chinos pudieron transitar de sectores primarios como la agricultura a sectores manufactureros, así como de empresas públicas controladas por el Estado a empresas privadas.

• La exposición a tecnología y procesos que fueron absorbidos por la industria china y sobre los cuales se invirtieron excedentes de producción.

Sin embargo, a medida que se cierra la brecha tecnológica entre China y países más desarrollados, la productividad y el crecimiento real de la economía se reducen. A menos de que el país asiático se convierta en un nuevo centro de desarrollo tecnológico en ciertas industrias o se implementen nuevas reformas económicas, esta tendencia no podría revertirse.

Tradicionalmente, China había estimulado la economía a través de la inversión en infraestructura, pero esta vía comienza a agotarse.

Hoy, como la segunda economía del mundo (la primera sobre la base del poder de paridad de compra), el mayor exportador de manufacturas con poco más de 18% de las exportaciones globales y el mayor poseedor de reservas internacionales, son previsibles nuevas reformas que impulsen el mercado doméstico y financiero como nuevas fuentes de crecimiento económico y de empleo.

A la par, el hecho de que la tasa de ahorro interno de 50% supere los niveles de inversión doméstica, China se ha convertido en un prestador neto en la economía mundial y por ello, el interés del gobierno de tener un mayor peso en las decisiones económicas globales.

Uno de los precios todavía controlados por el gobierno es la moneda, el renminbi o yuan, que mantiene un tipo de cambio fijo respecto del dólar, en este caso a un valor de 6.2 yuanes por dólar desde marzo del 2014.

El yuan es la quinta moneda en el mundo más usada para transacciones, sumando 2.2% de los pagos globales en el 2015 de acuerdo a la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales, y superado ligeramente por el yen Japonés que suma 2.6%.

Es por ello el cabildeo que realizan las autoridades chinas para que el yuan se convierta en una divisa de reserva y forme parte de la base de reserva del Fondo Monetario Internacional, conocida como SDR’S (Special Drawing Rights), que está formada por una canasta de monedas que incluye al dólar americano, la libra esterlina, el euro y el yen japonés.

En el 2005, el gobierno enfrentó presiones para modificar su tipo de cambio fijo, cuando el Senado de Estados Unidos promovió el China Trade Bill, que buscaba establecer una cuota compensatoria a las importaciones chinas de 27.5% (en ese momento, el tipo de cambio era de 8.3 yuanes por dólar y consideraban estaba subvaluado).

Fue entonces que el gobierno chino estableció apreciar su moneda gradualmente y fue desechada esta propuesta de cuotas a las importaciones.

Desde hace una década, el yuan se había apreciado 24% y, dadas las cifras recientes de solidez por parte de la economía de Estados Unidos, la moneda ha perdido competitividad frente al yen japonés y el euro.

Las últimas dos semanas, China es nuevamente una fuente de volatilidad de los mercados de capitales: primero, el banco central de China decide devaluar la moneda, medida sorpresiva ya que no es común un movimiento de -3% en dos días (el más alto desde 1994).

Segundo, el mercado de capitales chino vuelve a caer poco más de 3%, después de semanas de control gubernamental, lo que muestra temor sobre las expectativas de crecimiento del país.

Considerando que el yuan presenta una apreciación de 10-12% respecto del 2010, el cuestionamiento de fondo es si el gobierno estará dispuesto a seguir devaluando su moneda.

Con ello, se desprenden los siguientes escenarios:

1. Se mantiene una política de devaluación constante, que implicaría un impacto negativo para el precio de los commodities, incluyendo el petróleo, los mercados de capitales y el crecimiento económico global en lo general.

2. Mantiene el yuan su valor respecto del dólar. Reduciría la volatilidad a costa de los esfuerzos por mantener la paridad, lo que implica una mayor demanda de dólares y presiones a la alza de tasas de interés.

3. Modificar a un tipo de cambio flotante. Es poco probable, implicaría fuerte volatilidad.

4. El yuan cambia de una paridad respecto del dólar frente a una canasta de monedas. Incrementaría la volatilidad respecto del dólar pero con mayor estabilidad respecto del euro y mercados emergentes.

*Alberto Carrillo es analista bursátil Sr. en Signum Research.

alberto.carrillo@signumresearch.com

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