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Coronavirus: la economía en la era de las epidemias
En cada epidemia, la difusión de la enfermedad va en paralelo con la difusión de los prejuicios, recuerda el divulgador Ed Yong: el sida marcó a los homosexuales; el ébola, a los africanos, mientras que el SARS y el coronavirus sirven de pretexto para maltratar a los chinos.
El 20 de enero había 282 casos de coronavirus oficialmente reconocidos. Ayer 4 de febrero, la cifra había llegado a 24,324 casos, con 490 muertos. ¿Cuánto tiempo tardará en ser controlada la crisis? De la respuesta a esta pregunta depende el impacto económico y, quizá, el riesgo geopolítico. El escenario más optimista es que dure pocas semanas. Si así fuera, el estado de excepción económico será temporal y la baja en el PIB de China será de máximo 2 puntos porcentuales en el primer trimestre del 2020. En ese periodo, en vez de crecer 6%, crecería entre 4 y 5 por ciento. La mayor parte del impacto se atenuaría conforme pasen los meses y, al final del año, la caída sería de medio punto porcentual.
El costo de controlar la crisis sería un poco inferior a los 700 millones de dólares, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El problema no es económico, sino de gestión de un fenómeno desconocido. “Estamos en la fase del humo”, dice un epidemiólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, citado por The Economist. En esta fase, las autoridades de Salud deben tomar decisiones con información imprecisa. No se sabe, por ejemplo, qué tan transmisible es el virus.
Los mercados de materias primas han reaccionado con pánico porque están procesando el peor escenario: que la crisis se prolongue por algunos meses y se vuelva internacional, en el sentido de que afecte significativamente a varios países, antes de ser controlada. Hasta ahora, sólo van dos muertos fuera de China continental, uno en Hong Kong y otro en Filipinas. La Organización Mundial de la Salud ha declarado una emergencia de salud pública, una designación que sólo ha usado antes en cinco ocasiones, con el H1N1, la fiebre porcina, la polio, el ébola, el zika y el ébola, otra vez.
Desde el 20 de enero, el petróleo ha caído más de 20%, el mineral de hierro y el cobre registran pérdidas de 2 dígitos. Las materias primas caen porque China es el principal comprador mundial de insumos industriales. Hay una menor demanda desde que estalló la crisis, pero la caída en los precios refleja el temor de que la reducción de la demanda se prolongue en buena parte del 2020. Los expertos en petróleo calculan que la merma en la demanda sería de medio millón de barriles diarios. La mezcla mexicana ya está casi 5 dólares por debajo del precio estimado en el presupuesto. No sabemos cuánto perderemos con este precio, porque no es público el dato de cuántos barriles aseguran las coberturas petroleras.
Cinco de las seis emergencias han sido declaradas por la OMS en esta década, por lo que es válido decir que vivimos una era de epidemias, afirma Ed Yong en The Atlantic. Este divulgador explica cómo la nueva crisis refleja el mundo, tal y como es en el 2020: mentiras y medias verdades se transmiten con gran velocidad en redes sociales, opacando la difusión de información científica, que se produce y transmite con más lentitud para cumplir con protocolos científicos. Los servicios médicos se saturan de gente que no tiene el virus, pero acude a diagnosticarse por sugestión inducida por exceso de información. Los ciudadanos olvidan medidas sensatas como lavarse las manos y se vuelcan en masa a comprar tapabocas que no sirven para nada.
En cada epidemia, la difusión de la enfermedad va en paralelo con la difusión de los prejuicios, recuerda Yong: el sida marcó a los homosexuales; el ébola, a los africanos, mientras que el SARS y el coronavirus sirven de pretexto para maltratar a los chinos. A los mexicanos ya nos pasó en el 2009, con la fiebre porcina, ¿qué aprendimos de ello?