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Opinión

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El aporte de los medicamentos biosimilares en cáncer

José Luis Cárdenas T.

José Luis Cárdenas T. / @PepoCardenasT

Entre el 13 y 17 de noviembre se celebra la cuarta edición de la Semana Global de Biosimilares (#GlobalBiosimilarsWeek), cuyo foco este año es “facilitar el acceso de los pacientes y los sistemas de salud a la atención oncológica”.

Precisamente hace un año atrás escribí una columna sobre qué eran los medicamentos biosimilares; la función que tenían para lograr mayor acceso a terapias biológicos o biofármacos, dado su vínculo con el ciclo de vida de los medicamentos; cuáles eran los países que más han avanzado en la correcta adopción de biosimilares, así como las barreras que todavía existían (y existen) para que estos productos farmacéuticos puedan expresar todo su aporte a los sistemas de salud y los pacientes.

El uso de medicamentos biosimilares en el tratamiento delcáncer y cuidados de soporte ha introducido una importante oportunidad para ampliar el acceso a una atención costo-efectiva, pero su utilización sigue siendo inconsistente y está influenciada por una variedad de factores.

Afortunadamente, en varios países del mundo la aprobación de biosimilares para tratar cáncer ha ido en aumento.

En Estados Unidos, los 3 biosimilares de biológicos oncológicos lanzados en 2019 lograron una importante participación de mercado en su primer año, con bevacizumab (cáncer de cuello uterino, colorrectal, de pulmón, etc.) a la cabeza con un 42%, trastuzumab (cáncerestómago y esófago, etc.) con un 38% y rituximab (linfoma no hodgkin y artritis remautoide) con un 20%, y su uso siguió aumentando a tasas superiores a las observadas con biosimilares anteriores. Se observó una penetración de mercado similar con el biosimilar inicial de filgrastim, aprobado en 2015 y los biosimilares de pegfilgrastimaprobados en 2018 (ambas terapias de soporte para incrementar células de defensa como neutrófilos). Los primeros medicamentos oncológicos biosimilares lanzados el 2019, en solo un año, redujeron la tasa de crecimiento del gasto total en oncología a la mitad, del 18% al 9%. Esta reducción del crecimiento, además del uso continuado de medicamentos oncológicos biosimilares, contribuyó a un ahorro total de 18,000 millones de dólares en 2020.

Ahora bien, aunque los médicos en Estados Unidos manifiestan sistemáticamente altos niveles de confianza en la seguridad y eficacia de los medicamentos biosimilares utilizados en terapias oncológicas comparados con el producto innovador, estas creencias no son consistentes con las tendencias de uso observadas en la práctica clínica. En estos casos, los médicos han notificado el cambio (switch) del producto innovador al biosimilar en menos del 25% de los pacientes que han estado recibiendo tratamiento con el producto de referencia. Ello revela que todavía hay mucho que avanzar, con los profesionales de la salud, donde siguen imperando posturas no necesariamente alineadas.

Dentro de Europa, en términos generales y a 2022, la penetración de los biosimilares en oncología ha sido mayor que en Estados Unidos. Se destaca Dinamarca, donde los biosimilares logran participaciones de mercado sobre el 80%, pudiendo con ello doblar el número de dosis disponibles. Sobre el 70% de participación de mercado, se encuentran Austria, Países Bajos y Suecia; y sobre el 60%, Alemania, Francia, Italia, entre otros.

Por otro lado, los pacientes también pueden influir en la aceptación o no de los biosimilares para el tratamiento del cáncer. Ellos tienen derecho a estar informados sobre su tratamiento, incluida cualquier terapia alternativa viable, como los biosimilares. Si los pacientes no comprenden plenamente o reciben información inadecuada de los profesionales de la salud sobre la seguridad y eficacia de los biosimilares, es más probable que soliciten el producto innovador, incrementando con el costo del tratamiento y limitando el acceso. Las fuentes fiables de información sobre biosimilares se han vuelto fácilmente disponibles con el aumento de las aprobaciones y la disponibilidad en el mercado, pero los mensajes seguirán siendo incoherentes si los profesionales de la salud no las utilizan. Esto ofrece una oportunidad clave para la participación de los farmacéuticos  la educación de médicos y pacientes para ayudar a la comprensión y la adopción exitosa de los biosimilares oncológicos.

Una revisión sistemática acreditó que 22 de 31 estudios que investigaron la aceptación de los biosimilares por parte de los pacientes concluyeron que la mayoría de los participantes expresaron satisfacción con el tratamiento mediante biosimilares. Sin embargo, las dudas sobre los efectos clínicos y la vía de aprobación reglamentaria podrían influir negativamente en la actitud de los pacientes. La mayoría de los pacientes comprendieron las ventajas económicas de los biosimilares; sin embargo, algunos relacionaron incorrectamente los precios más bajos con una menor calidad.

Asimismo, los pagadores o aseguradores también juegan un rol fundamental en incentivar el uso de biosimilares en cáncer. Ellos han implementados diversas estrategias para generar una mayor utilización, y así aumentar el acceso.

La promoción de la adopción de los biosimilares en los sistemas sanitarios, especialmente en oncología, depende de la mejora de la percepción y la educación sobre los biosimilares, que implica a múltiples partes interesadas, como profesionales de la salud, agencias regulatorias, pagadores y pacientes. Si bien han existido importantes avances, todavía los medicamentos biosimilares, y oncología no es la excepción, no han podido expresar todo su aporte, que no sólo se reduce a optimizar el uso de los recursos, sino que también, y principalmente, a mejorar el acceso para los pacientes a estas vitales terapias. Es responsabilidad de todo el ecosistema de salud que ello ocurra.

*El autor es experto en políticas públicas en salud, Director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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El autor es abogado (Universidad de Chile) y Doctor en Derecho, Universidad de Friburgo, Alemania, experto en políticas públicas en salud, director de la Asociación Chilena de Derecho de la Salud, ha sido académico en diversas universidades chilenas sobre temas relacionados con sistemas de salud.

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