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El paso a paso para empezar a invertir (XVI)
(Parte 16)
A lo largo de esta serie hemos hablado de las tres maneras de invertir nuestro dinero (o las tres grandes clases de activos que existen):
Prestarle nuestro dinero a un gobierno, banco o empresa, quienes nos pagan intereses y nos prometen regresar nuestro capital en un plazo determinado (instrumentos de deuda).
Invertir en empresas, negocio propio o convertirnos en socios o accionistas de una empresa (instrumentos de capitales).
Comprar bienes que tienen un valor intrínseco y cuyo precio podría apreciarse en el futuro, como oro, obras de arte, entre otros commodities, (aunque hay una enorme variedad).
Cada clase de activo tiene un rendimiento potencial, pero también un riesgo (cuando se trata de inversiones financieras, el riesgo se suele medir como la volatilidad, qué tanto cambia su precio en el mercado). Muchas veces hay variaciones bruscas, pero en algunos casos más que en otros.
También hemos hablado mucho de la función que cada una de estas grandes clases de activos tienen en un portafolio de inversión. Los instrumentos de deuda dan más estabilidad, los de capitales brindan crecimiento. Todas las personas deberíamos incluir al menos estos dos, en una proporción que dependa de nuestra tolerancia al riesgo. Lo más importante es controlar el riesgo, no perseguir rendimientos. Eso nos tiene que quedar muy claro.
Una persona muy conservadora incluirá principalmente instrumentos de deuda y una pequeña proporción en instrumentos de capitales. Una persona con perfil agresivo hará lo opuesto. Los commodities pueden ser un elemento de diversificación y de protección para ciertos escenarios, como la inflación, pero no en todos los casos. Dependerá mucho de nuestros objetivos.
Ahora bien, dentro de cada gran clase de activo existen distintas subclases. Ya hemos hablado un poco de esto cuando mencionamos el portafolio de Warren Buffet, que es agresivo o el famoso portafolio 60/40 que se sigue usando mucho en Estados Unidos y que tienen un perfil moderado.
También ya hablamos de las ventajas de buscar una diversificación más global. Por ejemplo: en Europa o en Asia también hay empresas innovadoras y líderes de sus respectivos mercados. En los mercados emergentes las empresas suelen tener mucho más potencial de crecimiento que en los desarrollados.
Por eso, al construir portafolios vale la pena incluir las tres:
- Empresas Norteamericanas
- Mercados Desarrollados (excluyendo Estados Unidos)
Mercados Emergentes
No es la única subclasificación que podríamos hacer. También se podría hacer por sectores de la economía (por ejemplo acciones de energía o de empresas farmacéuticas) pero no será nuestro caso.
Curiosamente los instrumentos de deuda son más complejos en su subclasificación, porque como ya mencionamos el riesgo depende principalmente de dos factores: la capacidad de pago del emisor (calidad crediticia) y el plazo. Podemos incluir instrumentos emitidos por el gobierno de Estados Unidos (o de otros países como México), pero también por empresas de alta calidad crediticia (las más seguras). Podemos incluir gobiernos y empresas con calificación menor al grado de inversión, que suelen tener un riesgo mayor (pero a cambio pagan un mejor rendimiento). O una combinación.
En fin, trataremos de no complicarnos la vida. Al final los instrumentos de deuda, como tienen una volatilidad mucho menor que los de capitales, son para dar cierta estabilidad en nuestro portafolio. Presentaremos por ello portafolios modelos que incluyen en su mayoría instrumentos de deuda en dólares (emitidos por Estados Unidos) por dos razones: 1) Hay más herramientas para hacer un backtesting y 2) Porque en México mucha gente busca todavía cobertura cambiaria (estos instrumentos las incluyen de manera natural).