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El reto de la cobertura universal en salud
La salud constituye un elemento vital de sostén en cualquier economía y el impulso hacia la Cobertura Universal de Salud aumentará aún más la oferta y la demanda de servicios de calidad relacionados con la salud en los países.
Estos nuevos retos emergen en un entorno donde los flujos internacionales de personas, bienes y capitales han cambiado el mercado global.
En este escenario, ¿qué papel juega la nueva economía de la salud en el logro de la Cobertura Universal de Salud? ¿Qué elementos deben considerar los tomadores de decisión para tomar en cuenta el dinamismo, las oportunidades y los desafíos de esta nueva economía de la salud?
En enero está saliendo a la venta un libro titulado The Road to Universal Health Coverage Innovation Equity, and the New Health Economy -El camino a la Cobertura Universal de Salud, Equidad en la Innovación y la nueva Economía de la Salud- que desde antes de ver la luz públicamente ha dado mucho de qué hablar.
Se centra en el poder innovador de la participación del sector privado en la Cobertura Sanitaria Universal y en las distintas maneras en las que las alianzas entre sector público y privado pueden ayudar a los países a lograr la Cobertura Universal de Salud.
En México la participación del sector privado en la oferta de servicios médicos y de atención a la salud viene creciendo en forma desmesurada desde hace años. Y ello ha sido en forma desordenada ante la absoluta insuficiencia de servicios en el sistema público y enmedio de una ausente regulación de parte del sector gubernamental que no ha tenido claro cómo encausar, organizar y estructurar estratégicamente las crecientes inversiones privadas en la salud de los mexicanos.
El 10 de diciembre el centro de análisis Gestión Social y Cooperación A.C (GESOC) y el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), presentaron el estudio “Derecho Universal a la Salud en México: análisis de cobertura y costos 2018.” Ahí se identifican los grandes retos que deben enfrentar gobierno y sociedad para alcanzar el Derecho Universal de Salud: Reforzar la rectoría y liderazgo en las instituciones de salud; asignar recursos a programas a partir de resultados en diseño, fiscalización y transparencia.
Y algo fundamental que dicho reporte deja claro es que eficientar los recursos no es suficiente; el Derecho Universal a la Salud sólo es posible si México invierte más en salud. Se tienen que aumentar los recursos per cápita en salud, es decir lo que se asigna proporcionalmente para cada derechohabiente porque la realidad es que ha ido a la baja.
Por lo pronto, es claro que pese a las expresadas intenciones del nuevo gobierno de ir rumbo a la cobertura universal al menos en medicamentos, en los hechos los recursos destinados a la salud en el último Presupuesto de Egresos son totalmente insuficientes. Lo que se planea aumentar de recursos al IMSS y al ISSSTE, así como a la región sur sureste, son meras reasignaciones no aumento de presupuesto.
Y ello es evidente en el Presupuesto de Egresos recién aprobado. Con todo y que los legisladores al final le aumentaron un poco la proporción, finalmente los recursos públicos para este sector mantienen inconcebiblemente su tendencia decreciente desde hace más de 5 años.
En este marco es inevitable esperar que la inversión privada en el ámbito de la salud seguirá creciendo y teniendo un papel cada vez más importante, simplemente porque del lado público es insuficiente y si la población encuentra opciones privadas más eficientes la demanda se seguirá inclinando hacia allá. Lo natural es que tarde o temprano México tendrá que aceptar la participación público-privada como una óptima opción para cubrir las necesidades de salud.
maribel.coronel@eleconomista.mx
Twitter: @MaribelRCoronel