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¡Feliz cumpleaños al T-MEC!
El 1 de julio del 2021 se cumple un año de la entrada en vigor del Tratado México – Estados Unidos – Canadá (T-MEC). A un año de distancia, ¿cuál es el balance del acuerdo? Desde mi perspectiva, lo más importante del primer año del T-MEC es que, aunque en su momento parecía una decisión difícil, y no faltaba la nostalgia respecto del viejo TLCAN, los resultados han demostrado que el acuerdo se ha convertido en la tabla de salvación de la economía nacional.
A la vuelta de un año, podemos comprobar que la certidumbre para los negocios generada por la entrada en vigor del T-MEC liberó nuevas oportunidades de negocio e inversión que se habían detenido por las amenazas del presidente Trump: en lo que va de 2021, México se ha consolidado como el principal socio comercial de Estados Unidos. Este acceso certero, libre e irrestricto al mercado estadounidense convierte a México, además, en un destino privilegiado para invertir, por lo que la UNCTAD lo ubicó dentro del top ten de los países que más capitales atrajeron en 2020.
No obstante, estos éxitos iniciales no deben de distraernos de los compromisos que aún están pendientes de implementar dentro del propio T-MEC, de las condiciones tan retadoras que la región enfrenta por las lamentables consecuencias del Covid-19 y del liderazgo comercial que debemos.
Sobre el primer tema, debemos recordar que el T-MEC incorporó algunos compromisos para los que se pactó que México haría los cambios legislativos necesarios en un período de varios años. Esa es una tarea pendiente que la próxima legislatura deberá de abordar. De manera similar, hay obligaciones cuyo cumplimiento es creciente a lo largo del tiempo: el ejemplo más claro son las reglas de origen del sector automotriz, donde cada año se incrementa el porcentaje del valor de contenido regional que las armadoras deben de incorporar. Para todos esos casos, se requerirá un trabajo y coordinación estrecha entre gobierno, empresas, sindicatos y legisladores para garantizar el cumplimiento del Tratado y evitar disrupciones en el comercio.
Respecto del segundo tema, no cabe duda que el T-MEC es la pieza fundamental para la recuperación económica de la región. Estados Unidos está dedicando una enorme cantidad de recursos a la reactivación de su economía, los cuales –gracias a la integración que, primero el TLCAN y, ahora, el T-MEC, facilitaron– generarán demanda por productos mexicanos de manera natural, por lo que debemos desarrollar una política industrial que complemente los objetivos de Estados Unidos, en áreas como facilitación de comercio, energías limpias, el ámbito digital de la economía y la manufactura avanzada.
Dada la experiencia reciente de América del Norte, también es importante que los países del T-MEC pugnen para que, en la 12va Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se llegue a un compromiso para apoyar una nueva ronda de negociaciones multilaterales que incorpore reglas para algunos de los temas que, como comprobamos durante la negociación del T-MEC, son necesarios para conducir la nueva realidad del comercio. Ciertamente, sería imposible promover estándares laborales o ambientales equiparables a los del T-MEC en la OMC, pero creo que en áreas como empresas del estado, comercio digital y cooperación regulatoria existe una gran área de oportunidad para dicha organización.
Finalmente, es importante que en México entendamos que aunque el T-MEC beneficia a toda la región, nuestro país es por mucho el que obtiene mayores resultados positivos, medidos en materia de comercio, empleos e inversión. Desde esta realidad, debemos hacer que uno de los objetivos principales del país sea promover estrategias y políticas públicas que amplíen y multipliquen los efectos positivos del Tratado. De otro modo, si desde México se erosiona la integración regional, en realidad, estaríamos apuntando al corazón de nuestra economía, así como a la imagen y viabilidad de nuestro país en el largo plazo.
*Juan Carlos Baker es académico de la Universidad Panamericana; previo a eso, desarrolló una carrera de veinte años en el gobierno federal en temas de negociaciones comerciales internacionales.