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Gas, el destino nos alcanzó
La enorme y creciente dependencia de la importación de gas natural de Estados Unidos ya causó estragos en México.
A pesar del conocimiento de esa debilidad desde hace años, el destino nos alcanzó.
Una tragedia invernal sin precedentes en Texas, repercutió en la suspensión de las exportaciones de gas natural a México.
Esto provocó un apagón eléctrico en los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Sonora y Chihuahua y afectó a más de 4.6 millones de personas.Además, el gobierno mexicano, a través de la Comisión Federal de Electricidad quedó a expensas de la volatilidad circunstancial en el precio del energético.
La empresa estatal calculó que el golpe económico podría rondar los 20,000 millones de pesos, tan sólo en los próximos cuatro días.
Y es que el gas natural que se compraba hasta hace unos días en 3 o 4 dólares por millón de BTUs (British Term Units), se elevó a entre 180 y 200 dólares por millón de BTUs.
El director de CFE Energía, Miguel Reyes Hernández, informó que alrededor del 60% de todo el gas natural importado desde Estados Unidos es consumido por la empresa estatal.
En su cuenta de twitter acusó que: en los últimos 30 años se desmanteló la producción y reservas de gas natural de Pemex; la red de gasoductos hoy está atada a la de EU. Por eso -dijo- hace falta fortalecer a Pemex.
El experto en energía, Gonzalo Monroy, también vía twitter le respondió al funcionario que esta afirmación es totalmente falsa.Pemex -recordó el analista- abandonó el gas natural por enfocarse en producir petróleo y gasolina.
Lo cierto es que los gobiernos previos, tanto de Felipe Calderón, como de Enrique Peña Nieto, venían construyendo el camino para proveer de gas natural importado a todo el país y comenzar su explotación en territorio nacional.
El primero, decidió y llevó a cabo la construcción de gasoductos y el segundo emprendió la reforma energética, que además de un mercado abierto y competido, planeaba el desarrollo de la industria del gas natural a través de la técnica del fracking.
El actual gobierno, de López Obrador, decidió revertir la reforma energética --tarea en la que sigue empecinado-- y de plano rechazó el uso de la técnica del fracking.
También optó por enfrentar a las empresas constructoras de gasoductos por supuestos contratos leoninos.
Hace apenas unos cuantos días, recuerda otro experto en energía, Erick U. Sánchez, Cenagas decidió cancelar arbitrariamente la construcción de un proyecto de almacenamiento de gas natural en cavernas.
Lo que resulta evidente es que la circunstancia llevó a que se registrara lo que el ex presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Guillermo García Alcocer, denominó como “la tormenta perfecta”: helada en Texas, con exceso de demanda por gas y electricidad, junto con baja de producción de gas natural; y precios por los cielos.
Esto -dijo la noche del 14 de febrero pasado- va a afectar la disponibilidad de gas para México. Necesitamos -recordó- almacenamiento desde hace años.El destino nos alcanzó. Así las cosas.
Cofece, no a reforma eléctrica de AMLO
La Comisión Antimonopolios ya derrotó en la Corte al gobierno mexicano una vez. La pregunta es si lo derrotará nuevamente.
Por lo pronto, el órgano autónomo recomienda al Congreso de la Unión no aprobar la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
De aprobarse como la envía el Jefe del Ejecutivo, advierte la Comisión Federal de Competencia Económica, derivaría en tarifas más altas que pagarían los consumidores y/o el gobierno con subsidios.
Además afectaría los principios de competencia y libre concurrencia en la generación y suministro de electricidad; quebrantaría a la Constitución, y sobre todo, iría en perjuicio de los usuarios del servicio eléctrico.
El Presidente de México ha pedido al poder legislativo no cambiarle ni una coma.
Pero la Comisión Antimonopolios destaca que esta iniciativa va en contra del modelo de la industria eléctrica previsto en la Constitución Política.