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Gobiernos que no sirven para nada
Cuando el Estado no se hace presente, cuando no hay ley, cuando no hay justicia, cuando no hay servicios, el ser humano busca una forma de ley, de orden y de servicios.
Pocos son quienes tienen oportunidad de conocer las entrañas del narcotráfico y salir bien librados. David Beriain es uno de ellos. Corresponsal de guerra en Afganistán, Irak y Libia, testigo de crímenes en el Congo o Colombia, el periodista que ha narrado algunos de los peores conflictos recientes, confiesa que nunca había visto algo como lo que sucede en México.
Son muchos quienes por miedo, comodidad o simple ignorancia prefieren no saber, no conocer, no cuestionarse. Que alguien más se encargue de resolver o tapar tantos problemas que nos sobrepasan, piensa una gran mayoría. Ignorar la realidad no nos excluye ni exime de sus consecuencias, de ser salpicados por los efectos de aquellos males que, mientras no seamos lo suficientemente creativos y valientes para resolverlos desde la raíz, persistirán.
El egoísmo nos impide reconocer que todo está conectado y que todos estamos conectados, de ahí que la hipocresía sea tan común. El periodista que se infiltró en el cártel de Sinaloa para documentar desde la producción de heroína y metanfetaminas hasta el traspaso ilegal de drogas a Estados Unidos y la introducción de armas a México revela que, cada día, 2,000 armas ilegales entran desde Estados Unidos a México, 700,000 al año. Esto explica mucho.
Para entender buena parte de este fenómeno tan fuerte y complejo, es necesario reflexionar las preguntas que plantea Beriain sobre la función del gobierno ahí donde manda el narco: ¿qué es el gobierno ahí? Nada. ¿Qué da el gobierno ahí? Nada. ¿Qué le debo yo al gobierno? Nada.
Cuando el Estado no se hace presente en esas situaciones, cuando no hay ley, cuando no hay justicia, cuando no hay servicios, el hombre siempre busca una forma de ley, de orden y de servicios, aunque sea de una manera perversa para el resto de la humanidad , afirma el periodista.
Tanto daño ha hecho un Estado corrupto como un Estado ausente en muchas zonas del país en donde, lejos de resolver a tiempo y eficazmente problemas que han derivado en verdaderos infiernos (siendo la pobreza una de los más graves), muchos gobiernos locales han optado por perpetuarlos para mantener clientelas electorales, manipular a su antojo y seguir robando a manos llenas. Hace mucho perdieron el control y con él toda su legitimidad y autoridad.
Como ciudadanos nos toca recuperar lo público, ese espacio que, al dejar en manos de quienes no representan nada, ha sido entregado a un poder que, desde la sombra, amenaza con arrebatarnos la vida, la libertad y la paz.