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Opinión

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La Cultura de la Paz, Día del Padre

Un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre.

Mario Puzo 

La familia representa el núcleo de crecimiento de las personas en la sociedad y en los tejidos sociales, es donde se conocen y practican los primeros valores, así como las habilidades para relacionarse con los demás. El concepto familia ha evolucionado en el tiempo por las propias necesidades de sus miembros y por las de la sociedad. Formar parte de una familia proporciona una esperanza que se basa en la conexión y en la historia compartida de sus integrantes. El amor es uno de sus pilares, puede ser fuente de motivación y de confianza. Formar parte de una familia también conlleva obligaciones, estrés, distracción, dolor y vulnerabilidad.

Como se sabe, la familia es una de las instituciones más importantes de la sociedad, es universal y única. Debe tenerse en cuenta la existencia de diversos modelos de familia, los más conocidos son familias extensas, nucleares o monoparentales, matrimoniales, extramatrimoniales o adoptivas. 

En prácticamente todos los modelos el padre es uno de los pilares de la familia y normalmente está asociado a la figura de jefe a la que le corresponden los papeles de protector, proveedor y trabajador, principalmente. Sin embargo, no puede soslayarse que muchas madres, tías, tíos y abuelos desarrollan esos roles en las familias de nuestros tejidos sociales, por la ausencia del padre.

El domingo pasado se conmemoró el Día del Padre en nuestro país y en otros lares, ello ocurre desde los años cincuenta. Por razones culturales tiene menos impacto que los festejos del Día de la Madre.

No es posible ignorar que existen muchos casos en los que hombres abandonan a sus hijos, los dejan a su suerte, casi siempre de manera irresponsable. Esa situación es fuente de conflictos y de deterioro de la sociedad.

Conforme al Censo de Población y Vivienda 2020, levantado por el INEGI, se estima que en México existían entonces 21.2 millones de padres con una edad promedio de 45 años. De esta cifra, el 25% reportó tener entre 30 y 39 años, mientras que el 26% indicó tener entre 40 y 49 años. Desde otra perspectiva, el 35% contaba con más de 50 años, mientras que el 13 por ciento se encontraba en el sector de 20 a 29 años; por último, el 1% restante de los padres identificados tenía entre 15 y 19 años.

Por nivel de escolaridad, el 56% de los padres de familia contaba con estudios de educación básica; 21% con estudios de nivel medio superior; 19% con estudios superiores, y el 4% carecía de formación escolar.

Factores negativos, como el decrecimiento económico iniciado en 2019 que ha implicado el cierre de fuentes de empleo; la pandemia; la creciente inseguridad, y la incertidumbre han modificado esos datos, de tal suerte que hoy la situación es más precaria.

Es frecuente que el padre de familia se esfuerce por propiciar el bienestar de su familia, aspire a progresar y busque la excelencia para mejorar las condiciones de vida personales y de sus hijos.

Esa realidad puede observarse en todas las clases sociales, particularmente en la clase media, aunque para el primer Mandatario sus integrantes sean personas egoístas, clasistas, racistas, hipócritas, ladinas y con actitudes “aspiracionistas”, que quieren triunfar a toda costa. 

El día del Padre de este año hubo muy poco que celebrar, principalmente porque con una inflación del orden del 7.36% que no se padecía desde hace más de 20 años; por las pérdidas de empleos; con la tragedia de haber perdido seres queridos por la creciente violencia, por haber carecido de los medicamentos para superar alguna enfermedad o por el Covid 19, o habiendo dejado sus hogares al ser desplazados forzadamente por el crimen organizado, entre otras calamidades, además de revelar preocupantes resultados de esta administración, significan condiciones adversas para todos. Ello sin contar que cientos de miles de padres de familia han perdido la vida por la creciente violencia o por la falta de servicios de salud. 

Como vemos, las instituciones sociales como es la familia, sufre un constante deterioro por la situación de violencia que implica asesinatos, secuestros y desplazamientos, así como por la crisis económica y la sanitaria. 

La realidad nos alcanza y se observa que dista de coincidir con las declaraciones cotidianas del Presidente. Esa realidad que afecta a cada vez más mexicanos, detona conflictos en todos los ámbitos de interacción social y debilita más al tejido social. 

El paternalismo está muy arraigado en nuestra cultura, de tal suerte que hasta el partido oficialista difundió el domingo una felicitación a su líder al que consideran “padre de toda la oposición”, lo curioso es que se consideraría como “padre” de su movimiento. No cabe duda de que el Presidente aspira a que los mexicanos lo consideren como un “padre de la patria”, una muestra de ello es el uso partidista del dinero público que se distribuye por los programas de bienestar. Por lo que hace a la entrega de recursos a millones de mexicanos agentes del gobierno lo hacen parecer como si el Mandatario les mandara su “domingo” a sus “hijos”. Además, lo que es grave, es que a los beneficiarios de esos programas les hacen creer que es por cortesía del inquilino de Palacio Nacional y que en el caso de que no voten por su partido, perderían esa prerrogativa. 

Según datos de la Encuesta Demográfica Retrospectiva, a nivel familia, la organización de tan importante institución también tiende a modernizarse y a adecuarse a la equidad de género. Cada vez hay más participación de los hombres en tareas domésticas y en el cuidado de los hijos, tareas en las que sólo se veían involucradas las mujeres. Principalmente jóvenes padres de familia han ampliado su rol en beneficio de sus familias. 

La cultura de la paz permea poco en nuestro país, resultado de la polarización institucionalizada que ha roto familias y sembrado la enemistad.

Unidos habremos de encontrar, entre las sombras y las cenizas del presente, las luces del futuro y de la paz.

*El autor es abogado, negociador y mediador profesional.

#mediacionenmexico

phmergoldd@anmediacion.com.mx

Twitter: @Phmergoldd

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