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La llamada de AMLO y Biden se dará en el marco de una geopolítica tóxica
La próxima llamada que sostendrán AMLO y Biden el próximo viernes, se dará en el marco de una geopolítica tóxica que expande su veneno.
La globalización se ha vuelto el nuevo campo de batalla y en alta mar, la única tierra que se ve a la vista es la de la próxima década perdida.
De ahí el que el marco global haga de esta una llamada difícil. Porque a pesar de que nuestro mandatario ha declarado que desconoce el propósito, la Casa Blanca publicó en un comunicado que los temas centrales girarán en torno a la visión conjunta que debe tener América del Norte ante la próxima Cumbre de las Américas, cooperación en temas migratorios, esfuerzo conjuntos para promover el desarrollo en Centroamérica, competitividad, crecimiento económico, seguridad, energía, y cooperación económica.
Ahí es donde empiezan los problemas.
La geopolítica tóxica resultante de una pandemia larga, tasas de interés al alza, inflaciones por los cielos, una guerra absurda en Ucrania, y tiempos políticos con prisa, nos habla de un periodo complicado que estará marcado por un crecimiento económico lento, crisis financieras recurrentes, e inestabilidad social.
Con base en el último informe de “Perspectivas de la economía mundial”, el FMI proyecta que el crecimiento mundial se desacelere del 6.1% estimado para 2021 a 3.6% en 2022 y 2023. Más allá de 2023, el crecimiento mundial disminuiría a alrededor de 3.3% a mediano plazo. El encarecimiento de las materias primas provocado por la guerra y la ampliación de las presiones de precios se han traducido en una inflación proyectada para 2022 de 5.7% en las economías avanzadas y de 8.7% en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
Panorama que podría complicarse aun más con tensiones geopolíticas derivadas del auge de campañas nacionales de autosuficiencia y la desconfianza en cadenas de suministro, que podrían continuar reduciendo los flujos comerciales.
Traduciéndose esto último, en un mayor número de pobres que decidirán si concentran sus energías en derrocar a un gobierno, o migrar hacia el norte.
América Latina vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detectó a más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre.
En el 2022 esto no ha mejorado y más de 115,000 migrantes han sido interceptados en México en lo que va del año. A los que habrá que añadirle los 5,688 de 40 países que fueron detenidos en tres días, del 17 al 21 de abril, en donde Honduras, Cuba, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Colombia, aparecieron con la mayor cantidad de migrantes.
Mientras tanto, el número de solicitantes de refugio en México creció un 32% en el primer trimestre de este año. En un contexto en que la economía mexicana se reduce y ha pasado del lugar 15 al 17 a nivel mundial.
El FMI estima que la economía mexicana valdrá un billón 380 mil millones de dólares el año que viene, de acuerdo con las estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) que presentó la semana pasada. Realidad que en definitiva hará que mientras algunos luchen por quedarse aquí, otros decidan irse. Tal y como ha venido ocurriendo en el presente año fiscal, con los mexicanos que han sido detenidos intentando cruzar a Estados Unidos, llegando a representar un aumento del 268% en el presente año fiscal, con respecto al del 2019.
Y por si fuera poco, a esto último habrá que sumarle las ganas de Donald Trump de sentirse presidente, cuando aun ni siquiera es candidato.
Parece que el veneno sobra en términos geopolíticos y esto hace que Biden tenga razón. “Tienen que hablar.”
El último en salir, apague la luz.
Twitter: @HenaroStephanie