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Lo sentimos, el disco compacto no ha regresado
En 2021 las ventas de discos de vinilo superaron por primera vez en 30 años a los discos compactos. De acuerdo con el reporte anual de MRC Data sobre el estado de la industria musical, realizado en asociación con la revista Billboard, el año pasado se vendieron 41.7 millones de discos de vinilo y 40.6 millones de discos compactos en Estados Unidos.
La venta de discos de vinilo creció 51.4% en Estados Unidos entre el 2020 y el 2021. A medida que el formato ha crecido en la última década, la cadena de producción se ha topado con una serie de problemas que hemos abordado previamente en este espacio. Las pocas plantas para producir discos en el mundo se encuentran al límite por la demanda de discos de artistas de todo el espectro. A esto también se suma la escasez de materias primas para fabricarlos, lo que ha elevado los precios de los discos. Muchos lanzamientos de vinilos de parte de artistas independientes lanzados en el 2021 quedaron en el limbo por esta disrupción en la cadena de producción.
El formato físico en la industria musical parece una especie en peligro de extinción desde hace cuatro décadas. Así como los osos polares y los pingüinos del ártico, la extinción del formato físico se pensó que llegaría primero con el casete. Luego ocurriría con el disco compacto, el MP3, las tiendas digitales y subsecuentemente el streaming. Nada de eso ha pasado realmente.
“Home taping is killing the music industry” era el lema que usó la British Phonographic Industry en los años ochenta en su campaña para desprestigiar la popularización del casete. Un formato que representaba apocalípticamente el fin de la industria musical porque significaba que la gente dejaría de comprar discos de la noche a la mañana.
En los años noventa, el disco compacto llegó a desplazar por un tiempo a los casetes y los acetatos se habían convertido en un artefacto del pasado que estaban en una dimensión paralela llenos de polvo. En 1999, el punto más alto del disco compacto, NSYNC vendió en su primera semana 2.4 millones de discos compactos de su álbum No Strings Attached. El año pasado, la artista que más discos compactos vendió en su primera semana de lanzamiento fue Adele con 378,000 copias de su cuarto álbum 30. En segundo lugar, quedó Taylor Swift con 146,700 CD vendidos en la primera semana del Red (Taylor’s Version).
De acuerdo con el reporte de MRC Data, las ventas de discos compactos tuvieron su primer crecimiento en 17 años. En 2021 se vendieron 40.6 millones de discos compactos, sólo 400,000 discos más que en el 2020 (40.2 millones).
A principios del siglo aparecieron los formatos digitales en la escena y éstos destronaron a los discos compactos. Las megatiendas de música de las grandes ciudades desaparecieron y todo parecía irse hacia el futuro digital. Para algunos la música de la primera década de este nuevo siglo quedó almacenada en algún reproductor digital a la que ya no se puede acceder porque no hay un cable compatible o una computadora portátil que hoy ya resintió el paso de la obsolescencia programada. Las ventas digitales por un momento parecían el futuro. Fue el streaming quien llegó a reconfigurar el campo y consigo ayudó a empujar el renacimiento del vinilo entre los nostálgicos y románticos, de esos que aparecen en las novelas de Nick Hornby.
Aunque en el 2020 se registró un incremento en las ventas de los discos de vinilo y en los CD, las ventas de discos físicos representaron sólo el 9% y las ventas de álbumes digitales sólo representó un 3% del pastel. La reproducción de música a través de plataformas de streaming sigue acaparando el 81% de toda la industria musical y esa sigue siendo una realidad que no cambiará.
Los mismos nostálgicos que hace una década regresaron con mucho entusiasmo al vinil parece que hoy han buscado redescubrir la practicidad y encanto del disco compacto. Pero no existen más indicios de que finalmente estemos ante el renacimiento de los discos compactos, estos brillosos artefactos que por varias décadas han guardado nuestros recuerdos musicales.