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No les demos la victoria anticipada
Los mexicanos pagamos muy caro elegir mal. Cada decisión equivocada se convierte en años de pérdidas para México.
Los mexicanos pagamos muy caro elegir mal. Cada decisión equivocada se convierte en años de pérdidas para México.
Hoy arrastramos y pagamos las consecuencias de muchos años de indiferencia, omisión y complicidad. Les hemos permitido llegar demasiado lejos.
#LaEstafaMaestra es el último gran escándalo que nos recuerda una verdad ineludible: el gobierno federal es el maestro en desaparecer nuestro dinero; miles de millones de pesos que los mexicanos pagamos en impuestos sin recibir nada, o muy poco, a cambio.
Los resultados de esta investigación son contundentes: seguimos manteniendo un sistema político podrido que nos cuesta demasiado caro para los resultados que da; un sistema en agonía que sólo sirve para seguir enriqueciendo a los mismos y sus amigos; un sistema obsoleto cuya decadencia es imparable y cuyo colapso será inevitable.
El dinero que supuestamente tenía como propósito ayudar a los más pobres simplemente desapareció. Se estima que #LaEstafaMaestra podría sumar hasta 31,000 millones. Que ironía, la administración que presumió meter a la cárcel a la maestra estafadora Gordillo es la misma que utiliza a las universidades para hacer fraudes multimillonarios.
Expresiones ciudadanas de coraje, frustración y enojo inundan las redes sociales y cualquier espacio donde surgen conversaciones sobre el estado actual del país. El Quinto Informe de Gobierno generó mayor desprecio de millones que simplemente ya no creemos en frases vacías, promesas incumplidas y elogios falsos.
No obstante, cada día son más los pleitos entre políticos de todos los partidos, pues todos tienen la mirada puesta en el 2018 y en cómo quedarse con la rebanada más grande del pastel. Basta ver todo lo ocurrido en los últimos días. Políticos convenencieros que, cuando sus partidos ya no les dan lo que esperaban o ven más posibilidades en otros, simplemente se cambian o, según la moda, se declaran independientes.
Ni siquiera se preocupan por disimular su cinismo. A punta de billetazos cambian de opinión, atacan a su propio partido, difaman y votan a favor o en contra de lo que les ordene quien sea que les pague. Ni qué decir de la batalla que tenemos que ganar para impedir que nos impongan un fiscal igual o más corrupto que sus amigos a los que jamás tocaría.
¿Qué nos queda en este momento? Transformar nuestro coraje, enojo y frustración en una fuerza colectiva tan grande que nos permita redefinir el rumbo de este país, a pesar de los políticos y muy por encima de ellos. Todavía estamos a tiempo, no les demos la victoria anticipada.