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Opinión

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Optimismo oficial vs riesgos internos y externos

La segunda semana de este año 2024 cerró con grandes nubarrones externos e internos que hacen dudar sobre el cumplimiento de las optimistas perspectivas gubernamentales sobre el comportamiento económico para el último año del gobierno lopezobradorista.

El entusiasmo gubernamental que sin duda busca presentar la mejor fotografía económica, desde el inicio del año de la sucesión presidencial, contrasta con la intensa preocupación e incertidumbre que está generando en amplios sectores de la sociedad, el “combo” de reformas constitucionales que presentará, el jefe del Ejecutivo, el próximo 5 de febrero.

De ser aprobadas –escenario que hasta ahora parece poco probable– tendrían fuertes impactos en el diseño institucional de equilibrio de poderes y en las finanzas públicas del gobierno mexicano y, eventualmente en la calificación de riesgo soberano.

Todo ello, en el contexto de un nuevo conflicto internacional con el ataque de las fuerzas de EU y Reino Unido a los rebeldes hutíes en Yemen, en represalia por los constantes ataques que han sufrido barcos mercantes de Occidente que pasan por el Mar Rojo.

Este nuevo conflicto geopolítico ya está provocando fuertes impactos en el comercio internacional y podrían acendrar la disrupción de las cadenas productivas provocadas durante la pandemia del Covid-19, en el mundo. Aunque en el corto y mediano plazo, podría implicar una mayor oportunidad para México por la vía de la relocalización de empresas.

Sin embargo, México no sólo tiene asignaturas pendientes en materia de inversión en infraestructura y energía, para aprovechar al máximo ese fenómeno, también tiene notables contradicciones en sus políticas públicas que tienen sujeto al gobierno, a sendos conflictos comerciales en materia de energía y maíz transgénico.

Pero vamos por partes. El optimismo oficial transpira profusamente desde Palacio Nacional. El presidente de la República aseguró que este año la economía crecerá 3.5% y anticipó que su sexenio terminará con una tasa de incremento promedio de 1.3% anual. El pronóstico presidencial es superior a las proyecciones de Hacienda y Banxico, de 3 por ciento.

Y está muy por encima del pronóstico del promedio de los analistas de la última encuesta Citibanamex que subió de 2.3 a 2.4 por ciento. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. inició la semana pasada con un mensaje frente al cuerpo diplomático nacional en el que básicamente presumió la estabilidad y fortaleza macroeconómica.

El subsecretario Gabriel Yorio, en días previos, afirmó que la economía de México está fuerte y no registra signos de vulnerabilidad. Apenas iniciado el año, el funcionario informó sobre una transacción histórica por 7 mil 500 millones de dólares, con la que se logró reducir el costo del financiamiento con tasas favorables y se aseguró el 100% de los vencimientos de deuda externa de este año.

La operación –destacó Yorio– confirma que México sigue siendo un país atractivo para los inversionistas internacionales. Paradójicamente, el mismo viernes 12 de enero pasado, en el que el presidente de la República presumió sobre el crecimiento económico, en el ITAM, el hombre más rico de México, el ingeniero Carlos Slim criticó el bajo crecimiento económico que ha registrado el país en los últimos años.

Aunque la foto del comportamiento de la economía de fin de sexenio luzca positiva, lo cierto es que será uno de los de menor crecimiento. Por otra parte, las reformas constitucionales que anunció el presidente López Obrador, impactarían negativamente en el Poder Judicial, por una parte, y por la otra en las finanzas públicas, en caso de que proponga que el gobierno realice mayores aportaciones al sistema de pensiones para elevar al 100% la tasa de jubilación.

Todos los esfuerzos legislativos oficiales buscan concentrar y acendrar el poder presidencial. Van en contra del sistema democrático y el equilibrio de poderes. Por si fuera poco, todo ello, las tormentas invernales en EU están afectando severamente a Texas, entidad de la que México se abastece del gas natural que consume para producir energía.

El experto en energía Víctor Ramírez recuerda que poco más del 60% de la energía eléctrica que se consume en México se genera con gas y el 100% del gas que usa CFE, viene de Texas. El viernes por la tarde se publicó en la edición vespertina del Diario Oficial de la Federación un manual para suspender el mercado eléctrico de corto plazo.

Ramírez advierte que México podría no haber realizado contratos de cobertura y, en consecuencia, aunque es poco probable que México tenga desabasto de gas, es muy posible que tenga que pagar más caro por ese energético. Al tiempo.

marcomaresg@gmail.com

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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