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Pilares del crecimiento
El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), dio a conocer el documento “The future of growth” con la evaluación para diferentes países de lo que denominan como los “pilares de crecimiento futuro” y que se refiere a la fortaleza (o debilidad) de diferentes elementos que se traducen en un incremento sostenido del PIB por habitante. Según el WEF, son cuatro los grandes pilares: innovación, inclusión, sustentabilidad y resiliencia, con cinco ramas en cada uno de ellos: talento, recursos, sistema financiero, tecnología e instituciones.
En la evaluación para México, los resultados de estos cuatro pilares indican que nuestro país tiene una marcada debilidad estructural e institucional que se traduce en un proceso de crecimiento económico costoso y, por lo mismo, lento con lo que ello implica sobre el bienestar de la población. Los puntajes agregados (sobre 100) son innovación 37.9, inclusión 51.5, sustentabilidad 46.7 y resiliencia 46.0.
En el gran agregado “innovación”, en lo que se refiere al “talento”, la evaluación arroja una relativa debilidad en el capital humano de los trabajadores, lo cual no sorprende dada la baja calidad que ha caracterizado al sistema educativo nacional. Esto también tiene un impacto en la evaluación correspondiente a la tecnología, en donde resalta la enorme debilidad estructural que tiene México en innovación en ciencia y tecnología. Así, el puntaje asignado a estas áreas fueron patentes 1.1, inversión en ciencia y tecnología 5.9 y empleo en sectores de alta tecnología 26.2. Una de las lecciones más importantes de la historia económica mundial consistente con la teoría del crecimiento económico es que aquellos países que tienen un proceso continuo de innovación tecnológica experimentarán también un proceso sostenido de crecimiento dado que esta mejora tecnológica en los procesos de producción es lo que permite que aumente la productividad factorial total (PFT), siendo ésta la principal fuente de crecimiento. En los últimos treinta años, la PFT en México ha estado prácticamente estancada, lo que explica la muy baja tasa de crecimiento que hemos tenido.
En el segundo gran pilar, inclusión, la mayor debilidad se encuentra en la participación de las mujeres en el mercado laboral. El Inegi informó que en diciembre del año pasado mientras que la tasa de participación laboral de los hombres fue de 75%, la de las mujeres fue de únicamente 46%, lo que implica desaprovechar el potencial de generación de valor agregado y de crecimiento económico de una parte importante de la Población Económicamente Activa; esto se reflejó en el puntaje asignado de 44.7 en el renglón de inclusión por género. Además, dado que existe una significativa “penalización por maternidad” hay una marcada disparidad en equidad por género en el mercado laboral; el puntaje asignado fue de únicamente 45.4. Esto también se reflejó en los muy bajos puntos asignados en los renglones de paridad de género en empleos de alta tecnología (28.0) e inclusión femenina en puestos de dirección (42.8).
Respecto del tercer pilar, sustentabilidad, éste se refiere a la adopción de tecnologías de producción “amigables” con el medio ambiente, incluyendo la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables (solar y eólica), la inversión en energía renovable, los subsidios a los combustibles, la emisión de contaminantes atmosféricos y el daño ambiental en la producción agrícola, incluido el uso de agua y el agotamiento de los mantos acuíferos. En este gran pilar, resalta la notoriamente baja calificación asignada a lo que se refiere a la inversión (16.3) y consumo a partir de fuentes renovables en la generación de electricidad (12.3), puntajes que reflejan el sesgo que este gobierno ha introducido a favor de la utilización de fuentes fósiles y en contra de la utilización de energía solar y eólica a pesar de que es más barato generar electricidad con estas fuentes que con gas natural y sobre todo con combustóleo.
Finalmente, el cuarto pilar, resiliencia, el puntaje agregado de 46 se explica en gran medida por la debilidad del arreglo institucional en México, misma que se ha agravado durante este gobierno. Así, los puntajes por rubro fueron legitimidad del Estado 37.0, polarización social 18.8, estabilidad política 37.3, percepción de la corrupción 31.0 y Estado de derecho 34.0. La evidencia internacional al respecto es abrumadora: aquellos países que tienen un régimen político con una democracia sólida, con una baja tasa de incidencia delictiva, con una muy baja incidencia de corrupción gubernamental, todo ello englobado en un sólido Estado de derecho son, simultáneamente, los países que tienen un mayor nivel de desarrollo económico producto del relativamente alto y sostenido crecimiento que han experimentado.
El informe de la WEF permite identificar las grandes áreas en las cuales se requiere de una mejora significativa para aumentar el potencial de crecimiento de la economía mexicana. Primero, incrementar la calidad del sistema educativo nacional al retomar un sistema meritocrático de contratación y ascenso en la carrera magisterial, con evaluaciones continuas de desempeño y programas de capacitación. Segundo, destinar más recursos públicos y privados a la investigación en ciencia y tecnología.
Tercero, reducir la “penalización por maternidad” para incentivar una mayor participación laboral de las mujeres, para lo que se requiere abaratar el costo con guarderías y un sistema generalizado de escuelas de tiempo completo. Cuarto, acelerar la transición energética, aumentando rápidamente la adopción de fuentes renovables para la generación de electricidad. Y quinto, lo más importante, fortalecer el Estado de derecho, mismo que este gobierno se ha dedicado a debilitar con la destrucción institucional que ha hecho.
X: @econoclasta