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Opinión

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Reinventarnos, la exigencia

En la actual Administración, la agenda de la Cancillería ha dejado el business as usual, para involucrarse profundamente en los asuntos torales del país, con un impacto profundo en el presente y el futuro de los mexicanos. En la Secretaría de Relaciones Exteriores, y en particular desde la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, tenemos la encomienda de encabezar la promoción económica de México en el mundo, y uno de los proyectos más relevantes que impulsamos es el de la transición hacia la electromovilidad. 

Estamos en medio de una de las transformaciones más significativas de los últimos años: transitar del uso de combustible en automóviles al de electricidad. Este reto no es menor. La industria automotriz es primordial para México, ya que representa el segundo sector económico más importante del país, conformando el 3% del PIB y el 18% de la producción manufacturera. 

México es el sexto fabricante mundial de vehículos livianos y produce aproximadamente tres millones al año. El 89% de la producción en México se exporta y el 80% se destina a Estados Unidos, generando dos millones de empleos directos e indirectos, y sirviendo como plataforma para el desarrollo de otras industrias avanzadas, como la aeroespacial.

Para lograr la transición, la Cancillería presentó el Grupo de Trabajo de Electrificación, una iniciativa de alto nivel desarrollada en conjunto con la Alianza México de la Universidad de California (Alianza Mx). El proyecto cuenta con la participación de actores de primer orden en tres sectores: gubernamental, industrial y académico, tanto de México como de Estados Unidos. El objetivo de esta iniciativa es proporcionar soluciones para garantizar la transición coordinada hacia la electromovilidad desde una perspectiva estratégica, que incluye trabajo intersectorial y de triple hélice en cinco grandes ejes temáticos: 1. Innovación; 2. Capital humano; 3. Desarrollo de proveedores; 4. Desarrollo de infraestructura; y 5. Estructuras de gobernanza.

Tal vez se preguntarán, ¿por qué debemos hacer esta transición junto con Estados Unidos? La respuesta es simple: porque estamos más integrados de lo que muchos puedan imaginar. Por un lado, el 70% del comercio total entre México y la Unión Americana se realiza por vía terrestre, por lo que la transición hacia camiones de carga eléctricos en Estados Unidos deberá ir acompañada de la implementación de estrategias y políticas de infraestructura en México. Por otro lado, las cadenas productivas de automóviles entre ambos países están tan interconectadas que, si no vamos de la mano, el proceso sería prácticamente imposible.

Este proyecto tiene un componente muy importante de innovación, enfocado al desarrollo de tecnología y herramientas para la transferencia de conocimiento e investigación, muchas de ellas dirigidas al impacto medioambiental de la electromovilidad. Es así como esta iniciativa reafirma nuestro compromiso con la implementación y cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

A veces olvidamos que formamos parte del bloque económico más importante del mundo. Norteamérica tiene un presente y un futuro envidiable, y México debe ser parte fundamental del mismo. Aprovechar nuestras fortalezas y construir nuevas capacidades requiere ser parte del trabajo a efectuar en conjunto con la iniciativa privada, academia y sector público. Estos pasos que hoy observamos con el proceso de electrificación deben servirnos como ejemplo del tipo de planeación y coordinación que es preciso promover no solo para fortalecer el proceso de recuperación económica, sino para construir las bases de un mejor futuro para todos.  

* La autora es subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE.

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